Maquiavelo, cartas y decretos
“El príncipe”, texto del florentino Maquiavelo, considerado creador de la ciencia política, no es un manual de la maldad sino una precisa descripción del accionar político necesario para conseguir el poder y mantenerlo según observara en su breve carrera diplomática, desarrollada en un contexto de permanentes conflictos entre ciudades-estado de Italia (el Vaticano una de ellas); amenazas externas (Francia), predominio del individualismo, batallas, acuerdos volátiles, intereses financieros, y un desarrollo cultural y artístico excepcional. Las órdenes y normas emitidas en ese entonces por la autoridad política real, que debían ser cumplidas y no interpretadas, se transmitían a la población a través de pregoneros o carteles llamados bandos. En cuanto a contextos históricos, si se sustituye el concepto de monarquías por las variantes autocracia, feudalismo, conservadurismo y castas hereditarias, nos encontramos en nuestra actualidad política.
Por ello, la implosión que provocó en la coalición gobernante la crudeza del bando/carta emitido por la vicepresidenta Cristina Kirchner, a cuatro días de elecciones internas negativas para su gobierno que ni siquiera consagraron candidatos, podría analizarse a la luz del pensamiento de Maquiavelo. Su repercusión se potenció ante la mediocridad de los entornos políticos, cuyas credibilidades se diluyen en declaraciones superfluas, engaños, falacias y frivolidades, más cercanas al mundo del espectáculo que al de la política. Una referencia sexual en la campaña, por ejemplo, logró tal cobertura gratuita en medios de comunicación, que no sorprendería que surja algún candidato/a que diga que le gusta hacer tríos. El análisis debe comenzar por definir el perfil del personaje emisor del bando/carta, evitando subjetividades (no es fácil), especulaciones basadas en rumores, y fútiles evaluaciones psicológicas. Cristina Kirchner no es una brillante estadista u oradora; sus contradicciones en cuanto a opiniones o acciones a lo largo del tiempo no difieren de las de Fernández, Massa, y muchos otros políticos. Con independencia de sus resultados, conoce el poder, le gusta ejercerlo y concentra decisiones. Algunos de los que integran la escudería “Frente de Todos”, murmuran que tiene un núcleo duro de solo 25/30% de votantes; que su poder se concentra en el conurbano, y que su vigencia está agotada. Ante la disonancia entre sus supuestas debilidades, el poder que ejerce entre los propios y el impacto de su bando/carta, Maquiavelo formularía una observación al respecto: “El príncipe que descansa en soldados mercenarios, no estará nunca seguro y tranquilo, porque están desunidos, porque son ambiciosos, desleales, valientes entre amigos, pero cobardes cuando se encuentran frente a los enemigos”. (Capítulo XII)
Transitados los primeros días de la crisis, que incluyeron frases altisonantes, como la diputada Vallejos actuando como acompañamiento coral del bando/carta para degradar al presidente, renuncias masivas presentadas a través de medios de comunicación y reuniones varias, al momento de toma de decisiones se aplicó el consejo de Maquiavelo: ”Los hombres se ganan mucho mejor con las cosas presentes que con las pasadas, y cuando en las presentes hallan provecho, las gozan sin inquirir nada”(Capítulo XXIV).
Sobre la base de acordar “cosas presentes”, se produjo un reacomodamiento, en el que los funcionarios no perdieron privilegios o cargos, revivieron viejos personajes, otrora enemigos recompusieran vínculos, comparten gobierno rancias derechas con rentadas izquierdas, y el ícono de funcionario que no funciona terminó como canciller. El presidente por su parte, permanece alerta por si debe firmar algún decreto. Se ratifica así que en las castas políticas la desocupación es nula, pues los cargos no se pierden; solo se transforman o intercambian. Es injusto entonces relacionar la “compra de votos” vía “platita en el bolsillo” solo con los más pobres, cuando esta práctica es aplicable a castas políticas mediocres, oportunistas y mercenarias.
En cuanto al intento de revertir en dos meses la situación electoral, Maquiavelo es escéptico, al señalar que “en las cosas del Estado, los males que nacen en él, cuando se los descubre a tiempo se los cura pronto; pero ya no tienen remedio cuando, por no haberlos advertido, se los deja crecer hasta el punto de que todo el mundo los ve”. (Capítulo III). Más preocupante es lo que avizora Maquiavelo tras la elección, respecto a los entornos del poder: “Los príncipes irresolutos, para evitar los peligros presentes, siguen la mayoría de las veces el camino de la neutralidad, y la mayoría de las veces fracasan”. (Capítulo XXI).
Retomando nuestra condición de ciudadanos comunes, es conveniente verificar una vez más el estado de los salvavidas a usar a partir del 15 de noviembre.
Buenos Aires, 29 de septiembre de 2021