Políticas fulleras

El tránsito hasta la elección que definirá quien gobernará en el período 2023-2027, ofrece elementos analíticos claves cuyos efectos nocivos, de no detectarse los engaños y falacias de campaña, no tendrán retorno. Esta instancia la explicitó Maquiavelo hace más de 500 años al señalar: “En las cosas del Estado los males que nacen de él cuando se los descubre a tiempo se los cura pronto; pero ya no tienen remedio cuando, por no haberlos advertido, se los deja crecer hasta el punto de que todo el mundo los ve”. El mayor mérito de este gobierno, dicho sin ironía, es haber transparentado los males de nuestro Estado, en la continuidad de sus malas praxis estratégicas, ideológicas y de gestión durante su mandato, lo que explica la desesperanza, hartazgo y desinterés electoral de la ciudadanía. Comenzaron con la inédita designación de Alberto Fernández como candidato único a presidente por parte de la autodesignada vicepresidente Cristina Kirchner, con posterior acople de Sergio Massa, y se cierra con la señora Kirchner ausente, Fernández resignando su investidura y obligaciones, y Massa desempeñando en simultáneo los roles de ministro de Economía y candidato presidencial.

La dualidad de Massa planteaba un interrogante: ¿priorizaría políticas que faciliten una transición viable a partir de diciembre, o empeoraría todos los indicadores económicos-sociales con el solo objetivo de alcanzar como sea el poder, sostenido por dirigencias corporativas que lucran con los recursos estatales? Las acciones adoptadas dan una respuesta. Sin embargo, eslógans como “casta política” o “terminar con el kirchnerismo” son engañosos, pues ocultan que las degradaciones estructurales e institucionales se produjeron y producen con la complicidad, inacción o incapacidad de vastos sectores políticos, gremiales y empresarios, por lo que la problemática no excluye a la novel Libertad Avanza (Milei), y a Juntos por el Cambio (Bullrich).

Si bien en los diagnósticos es usual referirse a lo sectorial en modo genérico, para esclarecer responsabilidades se debe apelar a identidades concretas. De igual modo no cabe distraerse con los cruces políticos farandulescos que revolean prontuarios y familiares, sino en exigir propuestas concretas en cuanto a medidas contra la inflación, estructura de ministerios y empresas públicas, cantidad de cargos políticos, reglas laborales que favorezcan salarios y no enriquezcan a sindicalistas, entre otros aspectos. Dejando en claro que las transformaciones no dejarán desguarnecidos a los más necesitados, menos aún en este contexto socio- económico, sino afectarán a los privilegios que disfrazados de derechos, usufructúan funcionarios, gremialistas y empresarios.

Dos hechos recientes exponen las dificultades que existirán para lograrlo, y desterrar las matrices del atraso: 1) A menos de tres meses de finalizar el mandato, el candidato/ministro Massa presentó un proyecto de reducción del impuesto a las Ganancias. Para lograr el quórum necesario en diputados, el oficialismo contó con el aporte de Milei, “federales” de Schiaretti, la izquierda, y cuatro diputados radicales “que responden” a Jacobitti y Lousteau. Con su estilo vociferante contra la “casta”, Milei justificó su apoyo en el compromiso de bajar impuestos; sin embargo ninguno de los bienintencionados explicó que medidas se adoptaban en paralelo para recortar los gastos públicos y políticos ociosos que eviten incrementar el déficit fiscal y en consecuencia mayor inflación que en pocos meses diluirá el beneficio de la medida, dado que se aprueban montos fijos y no un régimen de actualización permanente. 2) Esta omisión la explicaría el segundo suceso, también en un ámbito legislativo. Un empleado electricista de la legislatura de la provincia de Buenos Aires, apodado “Chocolate”, retenía las tarjetas de débito de decenas de “ñoquis” o personas que ignoraban que eran empleados públicos, para recaudar sus haberes. Detenido “in fraganti”, los jueces “legítimos” Benavídez y Villordo, como se autodenominan quienes protegen la impunidad en casos de corrupción, tras su detención ordenaron su liberación, invocando errores de procedimiento para hacer caer la causa. Dado que el hecho se produjo en el ámbito institucional en donde convergen todas las expresiones políticas, y ante el silencio de funcionarios y opositores, cabría sospechar que para fines lesivos a los recursos estatales los acuerdos y complicidades multipartidarias son posibles. Quizás el radicalismo tenga a “Frutilla”; el PRO a “Salmón”; los federales a “Yerba”, la izquierda a “Polenta”, y Milei esté buscando un producto comercial acorde para la tarea.

El eslogan “La Patria sos vos” en este caso sería adecuado, porque pareciera no incluir a quienes ejercen responsabilidades de representación pública.

Buenos Aires, 27 de septiembre 2023