Mujeres y niños últimos
La situación económico-social se asemeja a un naufragio en el que el capitán y los oficiales responsables del siniestro (políticos que conducen la nave), al depositar los botes salvavidas en el mar y organizar la evacuación, en lugar de ordenar “primero las mujeres y niños” (los ciudadanos comunes), se arrojan sobre los botes dejando un tendal de víctimas en el mar. Como ello sucedió en el naufragio 2001-2002, debiera preocupar que gran parte de la oficialidad de entonces conduzca la nave que hoy se encuentra en zozobra. Por ello es importante avizorar cómo se ocuparán los botes salvavidas cuando el próximo 10 de diciembre la actual nave desaparezca en el mar, para que los pasajeros (ciudadanos), organicen estrategias de autoprotección.
La reflexión considera que la conducción del barco incluye a oficialistas y opositores, pues como nunca antes, en esta campaña se verificó que dichos roles son fácilmente intercambiables en acuerdos políticos de coyuntura. Dado que el discurso político es el instrumento que interconecta a la conducción del barco con los pasajeros (léase ciudadanos), vale una frase de Maquiavelo en la dedicatoria de su obra “El príncipe” a Lorenzo de Médicis: “No he engalanado ni hinchado esta obra con cláusulas interminables, ni con palabras ampulosas y magníficas”. Pues bien, esta cualidad no la tienen las siempre exuberantes declaraciones políticas, que obligan a que sean los ciudadanos quienes desentrañen lo que ocultan. En cuanto a las relaciones personales entre la oficialidad que conduce la nave-país, que pueden pasar de insultos y agresiones a llamados a la unión nacional sin estaciones intermedias, y su facilidad para cambiar de criterios y alineaciones partidarias en el término de días, meses o pocos años, por ser conocidas e inevitables no serán factores a considerar en el presente análisis, pero por ser ilustrativo, se mantendrá el léxico empleado por la oficialidad política para identificar a los principales candidatos a presidente: el Fullero, el Loco y la Montonera.
Establecido el contexto, incursionemos en la campaña comenzando por el asumido capitán de facto de la nave. Al estar el presidente y su vice ocultos en camarotes, el candidato Massa se presenta ante la sociedad con un hablar pausado refiriéndose a un futuro idílico (desarrollo, equidad social, derechos, tecnología, energía, país federal), y algunos mimos a los radicales en forma genérica, pues la regla propagandística llamada “de unanimidad”, impide especificar “viejos dirigentes radicales”. Sus escenografías, con tonos celestes y blancos carentes de identificaciones o simbologías partidarias, deben catalogarse como una inteligente estrategia visual. Para evitar el caos entre los pasajeros (ciudadanos), su discurso omite que en las salas de máquinas el agua está entrando a raudales, a través de la inflación, pobreza, política cambiaria elitista, y deudas externas e internas impagables. Teniendo las mayores posibilidades de conducir la próxima nave-país, los esfuerzos se concentran en como manipular la próxima votación, incluyendo la práctica del robo de boletas y falseamiento de actas de mesas, lo que explica porque ni aún en gobiernos de unidad, nunca se aprueba la lista única de papel. Véase el caso actual de la elección de intendente en la ciudad de La Plata.
En cuanto a la oficialidad formada en la escuela del Cambio, tras la derrota ingresó en tal clima de exaltación que olvidó aplicar la falacia discursiva consistente en decir que “el voto es de la gente, no de los dirigentes”. La vicepresidenta de la convención radical, María Luisa Storani, declaró el lunes por radio que aconsejaría a los convencionales respaldar a Massa. La doctora Carrió, desde su residencia envió un tuit señalando que su espacio no apoyaría ni al Fullero ni al Loco. En la mañana del miércoles la Montonera anunció que ella, Petri y Macri (quien salió de su camarote), apoyarían al Loco. El circuito cerró con una confusa declaración de prensa de Morales y Lousteau, en la que tras agresivos comentarios contra la Montonera y Macri, señalándolos como únicos culpables de la derrota, dieron paso a dudosas definiciones, como anunciar que la UCR se mantendría neutral, término que significa imparcial, ecuánime, por lo que es muy híbrido para fijar una postura institucional clara. A lo sumo hubiera correspondido dejar a criterio de los votantes la decisión, lo que incluía a los propios dirigentes. Las sospechas aumentaron cuando ambos afirmaron con énfasis que nunca votarían a Milei, pero nada dijeron respecto a Massa. Y erróneamente expresaron que la gente les dio el rol de opositores, cuando en realidad los votó para encarar un verdadero cambio, y la elección aún está abierta. Por lo que se propone que Morales y Lousteau expliquen cómo, de triunfar el Fullero, los legisladores que accedieron al cargo en las listas del Loco y la Montonera, que sumaron el 53,90 % de los votos, defenderán “a la gente”.
Mientras lo analizan, los pasajeros de la nave-país en zozobra, preventivamente deberán comprar salvavidas individuales. La oficialidad responsable ya tiene asegurados los botes.
Buenos Aires, 30 de octubre 2023