Periodismo y política

El día del periodista celebrado el 07 de junio pasado conmemora la fundación de la “Gazeta de Buenos Aires” en 1810 por Mariano Moreno, a días de la revolución del 25 que inició la etapa independientista, lo que revela sus objetivos políticos. Esta relación entre política y periodismo, trasladada a nuestra actualidad, y  considerando que las únicas fuentes disponibles de información para el ciudadano común provienen de los medios de comunicación, es oportuna una reflexión.

En un contexto en el que uno de nuestros escasos logros institucionales es la libertad de prensa y opinión, coexisten medios con más de un siglo de existencia, los que están en manos de empresarios con actividades diversificadas, multimedios en poder de sindicalistas, los que se adquieren o sostienen con aportes estatales o evasiones fiscales, entre otras variantes. En cuanto a periodistas, los hay de investigación, información, opinión y quienes plantean el debate político como espectáculo, con predominio del escándalo. A lo que se suma la irrupción de nuevas tecnologías digitales, que convirtieron a la comunicación en una gran ágora en la que todos pueden participar, sin importar su nivel de formación y argumentación, y con una viralización que bien definió el conocido publicista Saravaglio: “Lo viral es un virus, y si no se sabe lo que es, estás desinformado”. Virus que afectó a tradicionales políticos que obligados a interactuar en redes para no perder presencia, revelaron que muchos razonan y opinan tan elementalmente como cualquier ciudadano sin pretensiones de representación. Como en esta coctelera informativa participan también mafias, corporaciones prebendarias y corruptos con complicidades estatales, el periodismo político no debiera exagerar su victimización ante los agravios, sino cumplir el rol de un corresponsal de guerra forzado a poner los pies en el barro y ser sometido a presiones. Defendiendo a rajatabla, eso sí, la valiosa libertad de prensa. Más aún ante prácticas políticas recurrentes en las que predomina el secretismo, factor imprescindible para que exista corrupción, estando generalmente a cargo del periodismo profesionalizado el descubrimiento de los casos de corrupción estatal-privada.

En este marco, para analizar el devenir político de modo comprensible para todos los sectores sociales por igual, retomando la estrategia educativa primigenia en la que la palabra “pato” coincidía con la imagen de un pato (no habitual en el discurso político), cabe explicitar algunos mojones analíticos.

1.- Para encuadrar al presidente Milei, vale recurrir a la invocación de las fuerzas del cielo con sus resonancias bíblicas, y recordar que los dioses solían castigar a las dirigencias corruptas a través de un enviado que utilizaba un lenguaje agresivo e insultante contra tales demonios, que en nuestro caso serían funcionarios y empresarios asociados para saquear recursos públicos, patotas sindicales millonarias, explotadores de pobres con una cruz en el pecho, golpistas y promotores de juicios populares contra adversarios tildándolos de “basura, sos la dictadura”. De todos modos, es importante que nuestro sorpresivo enviado bajo la imagen de un león (imagen sagrada para los faraones), tenga presente que también debe socorrer y proteger al tendal de víctimas que dejaron tales demonios, para lo cual urge que arme una estructura de gobierno consistente y eficaz, aunque se le filtren algunos integrantes del averno disfrazados de ángeles.

2.- Para no confundirse ante la hojarasca dialéctica plagada de abstracciones, los análisis se concentrarán en los 355 políticos elegidos por el voto popular que deciden a nivel nacional (presidente, vice, gobernadores y legisladores), que serán evaluados por sus opiniones y acciones certificadas en videos y reportajes públicos, eludiendo noticias falsas o rumores. En cuanto a los legisladores, lo decisivo será observar cómo votaron, abstuvieron o ausentaron cada uno de ellos en los distintos temas, para lo cual será importante la información de los medios de comunicación para dicha identificación.

3.- Considerando que los elementos señalados son aún insuficientes para que un ciudadano común pueda formular una argumentación fundada, las reflexiones tenderán a señalar omisiones o contradicciones discursivas a ser clarificadas, en lo posible con apoyo de las entrevistas periodísticas.

4.- Por último, como recomendación útil para participar con éxito en el próximo juego popular de mesa “Arme sus listas sábanas legislativas 2025”, recordar la descripción que Maquiavelo le hiciera al príncipe respecto de las tropas mercenarias: “viven desunidas, son ambiciosas, indisciplinadas, desleales, desean ser sus soldados mientras no haya guerra, pero en cuanto esta estalla, prefieren la deserción” (léase pasarse a otra lista). Hoy ya hay muchas tropas políticas que se están ofreciendo en alquiler para el 2025.

Buenos Aires, 12 de junio 2024

Discursos y chupetes políticos

Finalizado el proceso electoral en el que la sociedad mostró en todo el ámbito nacional el hartazgo provocado por el accionar político practicado por quienes un exitoso eslogan de campaña calificó como “Castas”, de ahora en más esta reacción mayoritaria deberá enriquecerse pasando de lo emocional (hartazgo), a soportes analíticos más racionales. Más aún cuando las denostadas castas, mafias, familias o corporaciones, según se prefiera, están plenamente vigentes, pero en un contexto inédito desde 1983, en el que Milei es solo un instrumento.

Es útil recordar que los principios o técnicas de la propaganda política moderna fueron diseñados cronológicamente por los regímenes totalitarios encarnados por Lenin, Trotsky, Mussolini, Hitler y Goebbels para manejar grandes masas. Ello implicaba generar mensajes breves y simples dirigidos a lo emocional, para que todos, aún analfabetos, crean comprenderlos y los compartan. Esta brevedad que se plasma en el eslogan, es también aplicable al exceso de palabras que no informan verazmente sino entretienen o engañan, algo muy habitual en nuestros locuaces políticos y dirigentes. Pero todo tiene límites; estas técnicas propagandísticas universales de por sí no son suficientes, porque una cosa es persuadir y otra idiotizar. Para ser efectivas, las propagandas y discursos exigen una adecuada simbiosis entre contexto (como poblaciones empobrecidas tras la Primera Guerra Mundial), personificaciones que las sustenten (inicialmente esperanza en un nuevo líder), y concordancia entre el decir y el hacer, pues un mismo líder o grupo no puede engañar o someter al pueblo por décadas, salvo con el empleo de la fuerza. De este trípode, tras décadas de permanencia de dirigencias fracasadas, hecho inédito en un sistema democrático, se llegó a la instancia de que las mismas perdieron dos patas: credibilidad en sus actos y credibilidad en sus mensajes, pese a lo cual y para seguir vigentes, apelan a su recurso comunicacional más destacado: la impavidez, entendida como estrategia distractiva para afrontar situaciones adversas en lo delictivo, ideológico o partidario. Es así como sin rubor, el político fracasado acusa de fracasado a su opositor, el corrupto de corrupto a quien lo acusa, y el inútil resalte que su adversario también lo es. En este contexto se deberán analizar los próximos acontecimientos.

En esta tarea se deberá tener presente que en carácter de ciudadanos comunes, las fuentes informativas serán las que proveen los medios de comunicación, sean oficialistas, opositores o independientes, diferenciando entre información, opinión y espectáculo, variantes que suelen confundirse. Vale comenzar por el espectáculo a través de su variante  más “vendedora” para todos los sectores sociales: el “escándalo”, como se titulan hechos reales o supuestos teñidos de delictivos o inmorales, que saltan intempestivamente a la luz pública. Bajo esta categoría se informan los casos políticos de “ñoquis” en las legislaturas; negociados con seguros contratados con organismos públicos; defraudaciones en los subsidios sociales; estafas en compra de alimentos u otros insumos, entre una larga lista de alternativas. Pero en realidad no cumplen con el requisito de ser catalogados como “escándalos” por lo sorpresivo, dado que sus metodologías para facilitar las corrupciones son reiterativas, algunas con denuncias periodísticas previas, e involucran extensas cadenas administrativas prediseñadas, que por acción u omisión, se extienden a los poderes judicial y legislativo. Ello lleva a los siguientes supuestos: 1) Es tremendamente fácil robar recursos públicos, sin posterior recupero de fondos y con impunidad judicial; 2) El escándalo en el Estado no lo generan hechos puntuales, sino la persistencia de una matriz que para apropiarse de recursos públicos, cuenta con una amplia complicidad  o complacencia político-administrativa y gremial.

En cuanto al recurso de la “impavidez” defensiva, vale citar a tres personajes acusados de saquear recursos destinados a los más necesitados, que sin disimulos ideológicos, comparten el “yo no fui”: Grabois, quien a veces exhibe una visible cruz sobre su pecho; Belliboni como supuesto troskista y Pérsico, otrora montonero. El ejemplo de un “chupete” discursivo para distraer a la opinión pública lo provee el senador Lousteau, intérprete de la inolvidable escena en la que votó el aumento de dietas con su mano sobresaliendo apenas del escritorio, mientras conversaba con la senadora ubicada a su lado. Creativamente, en lugar de proponer que se retrotraiga el aumento masivamente acordado para definir otro más razonable acorde a las circunstancias, anunció que presentará un proyecto de ley para que los senadores cobren lo mismo que un director de escuela primaria, provocando las carcajadas de los integrantes de todos los bloques. Estos ejemplos brindados por viejos políticos en lo mental utilizando viejos recursos dialécticos, facilitarán pasar de las opiniones emocionales a las racionales.   

Buenos Aires, 05 de junio 2024

Savonarola, el poder y los 72

En una instancia en que la reciente conmoción electoral dificulta que muchos de los actores políticos puedan disimular vicios y contradicciones, es oportuno comenzar desde ahora a analizar el devenir de los hechos en base a nombres propios y no de abstracciones semánticas. Para visualizar un escenario posible, nuevamente puede recordarse como metáfora la situación política de la Italia de fines del siglo XIV y comienzo del XV, con centro en Florencia.

Italia se dividía en ciudades-estado rivales en la puja por recursos (asimilables a nuestras provincias), que eran gobernadas por príncipes hereditarios o prácticas de nepotismo (que repiten caudillos y funcionarios en nuestro sistema), y en los enfrentamientos militares (en nuestro caso electorales), se reforzaban con fuerzas mercenarias poco confiables (símil de nuestros políticos oportunistas). En Florencia gobernó por décadas la tradicional familia de banqueros Médicis (el círculo rojo de entonces), bajo un despotismo ilustrado que hacía innecesario recurrir a las reelecciones indefinidas y listas sábanas, y como mecenas produjeron un reverdecer artístico inédito (en nuestro caso el mayor éxito fue el lenguaje inclusivo). En 1493 irrumpió el carismático y fanático monje Savonarola predicando contra el lujo, depravación y vanidades de las élites gobernantes, con una enorme repercusión en el pueblo (imagen asimilable a Milei por su histrionismo, crítica al poder establecido y consenso en la población). Pero las recurrentes crisis económicas debilitaron su discurso, lo que fue aprovechado por la Iglesia para excomulgarlo y condenarlo a la hoguera en 1498. En esta metáfora se prestó atención a que la prédica del monje duró cinco años, contra cuatro del período presidencial de Milei, lo que supone que pese al accionar de muchos inquisidores (léase golpistas), el presidente no será quemado durante su gestión. En el mismo año en que Savonarola moría en la hoguera, Maquiavelo asumía sus primeros cargos diplomáticos. Su nombre es importante, pues el concepto de política se suele agrupar en dos categorías: la que la define como arte de negociación para obtener el bien común (nace con Aristóteles), y la que la define como lucha de poder alejada de consideraciones éticas (Maquiavelo). En nuestros análisis primará Maquiavelo vista nuestra situación socio-económica, corrupción y deformaciones institucionales, reservando las invocaciones éticas para los endulzantes discursos políticos. Otra similitud podría producirse a futuro: la crítica a la Iglesia católica que era un Estado más con sede en Roma conducida por príncipes-Papas, pareció concluir con la condena a Savonarola. Sin embargo, su prédica influyó en la cercana reforma religiosa de Lutero, y la Contrarreforma católica. ¿Logrará nuestro Savonarola criollo reducir al menos las inequidades, corrupción y privilegios?

Establecido el escenario, cabe concentrarse en el accionar de los 72 senadores que tratan la Ley Bases, quienes exponen el juego entre intereses corporativos privados, políticos partidarios e individuales. Estos últimos se manifestaron cuando unánimemente sin debate ni grietas, a mano alzada y en dos minutos, priorizaron la aprobación de un incremento desmesurado de sus dietas, mientras que la Ley Bases, clave para estructurar un despegue nacional si concretan cambios virtuosos, está sometida a un tratamiento interminable, sin saberse si será aprobada y en qué condiciones. En el seguimiento del desenlace del debate, cabe una prevención: la historia señala que suelen ser más peligrosos quienes fluctúan en sus decisiones, que los que aún equivocados las explicitan claramente, tal cual hicieran los supuestos 33 senadores kirchneristas que manifestaron públicamente su rechazo a la Ley Bases en su totalidad. Actitud que es congruente con los apoyos corporativos explícitos que recibiera el candidato Massa en su campaña, para mantener privilegios y que nada cambie.

Por el contrario, muchos senadores que ingresaron a través de Juntos por el Cambio o expresiones provinciales que promovían “el cambio”, que en campaña se reflejó en la frase pronunciada por Rodríguez Larreta como precandidato presidencial de Juntos por el Cambio, cuando dijo textualmente que “Necesitamos en 100 horas, tomar 1.000 medidas”, publicada en el reportaje que Clarín le hiciera el 26 de febrero del 2023, hoy confunden a la sociedad con actitudes dilatorias que ocultan sus reales objetivos. Seguir estos derroteros confrontando adecuadamente lo que los políticos dicen, hacen y ocultan, permitirá participar con éxito en el futuro juego de mesa “Listas legislativas sábanas 2025”, en el que cada ciudadano deberá presuponer la integración de listas de las dos principales coaliciones, tratando de lograr la mayor cantidad de aciertos en comparación con las que se oficialicen. Será un juego basado en antecedentes, dichos y hechos, no en el azar.

Buenos Aires, 29 de mayo 2024

Cerebros políticos y Manes

Mientras continúan los extensos debates legislativos para definir una Ley Bases y un eventual pacto de gobernadores para implementarla, es oportuno incursionar en las singularidades que presentan los conocidos cerebros políticos criollos, de las que el fallecido politólogo José Nun brindó en el 2019 un perfil preciso: “En las zonas cálidas abundan los peces voladores, que para huir de sus atacantes marinos saltan casi un metro fuera del agua y planean unos 200 metros antes de volver a sumergirse. Tienen un aire de familia con el planteo de muchos de nuestros políticos. Estos lanzan ideas voladoras, que tampoco llegan demasiado lejos, pero les sirven para salir a la superficie, esquivar a sus críticos y entretener a sus seguidores”.

Es de destacar que esta descripción fue hecha cuando aún no se había producido la experiencia del gobierno Fernández-Kirchner-Massa, y el posterior triunfo electoral de Milei. Sin embargo, la repetición por décadas de esta práctica provocó que gran parte de la sociedad sea reacia a permanecer engañada  por mensajes sin contenido, porque para ser creíbles necesitan que quienes los emiten sean creíbles. Pero conscientes de que quienes gozaron y gozan de privilegios intentarán mantener las estructuras administrativas, legales y electorales que posibilitaron sus permanencias y enriquecimientos, para concretar cambios estructurales virtuosos la sociedad deberá pasar del hartazgo emocional a ser capaz de detectar falacias, hipocresías y engaños discursivos. De allí la importancia de entender ciertas características de los cerebros políticos, ayudados por el surgimiento de dos actores ideales: el prestigioso neurólogo y diputado radical Facundo Manes, especialista en el estudio de cerebros, y del imprevisible presidente Javier Milei, cuya genética cerebral no pareciera seguir los cánones políticos habituales. Inicialmente cabe señalar sus semejanzas, que hacen más razonable la comparación: generacional (53 años Milei y 55 Manes); buena formación académica (economista uno y neurólogo el otro), y sin actividad político-partidaria previa al año 2021, en que ambos accedieron al rol de diputados nacionales.  Pero erróneamente a ambos se les adjudica la condición de “outsiders”, como se denominan a quienes sin antecedentes en la actividad política. acceden a altos niveles de representación pública por fuera de las estructuras político-partidarias tradicionales. Las listas sábanas legislativas abundan en nombres públicamente desconocidos que incluyen a familiares inútiles y portadores de apellidos, que ingresan producto de acuerdos entre cúpulas dirigenciales, en los que predominan nepotismos, amistades, figuras mediáticas y compromisos diversos, por lo que no se los puede denominar “outsider”. Tampoco lo fue Macri, a quien le llevó años consolidar su nuevo partido. Por ello el único fenómeno inédito desde 1983 lo representa Milei, no por ser “outsider”, sino por haber accedido a la presidencia sin una estructura partidaria nacional mínimamente consolidada. Ante lo cual, el cerebro de Milei con sus complejidades y verborragias incluidas merecerá un estudio más detenido, adjudicándole momentáneamente la condición de “disruptivo”, vale decir, que rompe con brusquedad un esquema político.

Distinto es el caso del cerebro de Manes, que como autor del libro “Usar el cerebro”, lo presupone capaz de formular argumentaciones entendibles y consistentes, pues en caso contrario solo aportan a la confusión general, que es un defecto habitual del discurso político. Por el contrario, y pese a ingresar como legislador a través de la estructura tradicional UCR, integrante de la coalición Juntos por el Cambio, afirmó que “Macri y Cristina no nos permiten pensar un país”, obviando de que en dichosgobiernos que cubrieron los últimos veinte años, participaron todos los políticos que hoy lo acompañan. Y sin rubor expresó su intención de querer ser candidato a presidente, haciendo sospechar que podría estar afectado de “hibris”” (soberbia), condición que también se le adjudica a Milei, Cristina Kirchner y Carrió. Sus discursos son del tipo motivador usuales en ámbitos académicos y empresariales, pero como legislador no solo no presenta proyectos de ley concretos, sino por el contrario, en el debate por la Ley Bases votó por su rechazo total en febrero pasado, y se abstuvo en la votación que aprobó la ley en general en abril. Por lo que la duda se asimila a la que provoca Milei: ¿qué encierra el cerebro de Facundo Manes?

Buenos Aires, 22 de mayo 2023

72 políticos en acción

En una instancia en la que políticamente pujan genuinas intenciones de cambiar la degradación económico-social del país desde hace décadas con las que pretenden mantener privilegios e impunidades, es adecuado continuar reflexionando manteniendo el principio básico de la propaganda política, consistente en emitir mensajes masivos breves, simples, y en general de veracidad incomprobable dirigidos a todos los sectores sociales por igual. La excepción en este caso será la de plantear datos, hechos veraces y dudas de ser necesario, que configuren hipótesis factibles, no verdades excluyentes. Esta simplicidad de origen lejos de ser banal, remite al esencial aprendizaje igualitario para saber leer y escribir, en el que la palabra se asocia a la imagen (por ejemplo, OSO junto a la imagen de un oso), que hace mucho más comprensibles las argumentaciones, que el empleo de insulsas abstracciones discursivas basadas en lo simbólico, ideológico y partidario. No es lo mismo expresar que “la CGT declara un paro general”, a que lo anuncien conocidos sindicalistas perdurables por décadas, como Daer, Moyano, Acuña, Piumatto, Palazzo y Andrés Rodríguez, entre otros.

Ello justifica centrarse en los 355 nombres propios de los políticos institucionalmente responsables de los fracasos pasados, con la oportunidad de redimirse si promueven cambios estructurales virtuosos, y establecer un orden analítico que interrelacione adecuadamente en el mediano plazo los hechos políticos, porque como diría Cristina Kirchner “todo tiene que ver con todo”, válido siempre y cuando se expliciten los elementos que componen “el todo”. A tal efecto, ordenados cronológicamente se proponen los siguientes: 1) triunfo electoral de Milei; 2) tratamiento de la Ley Bases en diputados; 3) tratamiento de la Ley Bases en el Senado; 4) de aprobarse la ley, mención de los principales artículos aprobados y rechazados; 5) análisis de los votos; 6) elección legislativa 2025. Dado por cerrados los puntos 1) y 2), es momento de detenerse en el tratamiento de la ley en el Senado, etapa en la que juegan 72 fichas (léase senadores), con perfiles distintos al de los diputados. En el Senado se igualan todas las provincias en cuanto a peso decisorio, cada una de las cuales aporta tres representantes, que idílicamente suponen dos del oficialismo y uno de la oposición. Sería lógico pensar que los senadores priorizarán los intereses de sus provincias por sobre los personales (evitar las carcajadas ante este supuesto), y que en el debate se compatibilizarán posturas para arribar a una propuesta factible y consistente. Especial interés reviste la actitud de quienes  ingresaron al senado como recientes ex gobernadores, que aún derrotados debieran actuar conjuntamente con los actuales (Manzur con Jaldo en Tucumán; Alicia Kirchner con Vidal en Santa Cruz; Corpacci con Jalil en Catamarca; Ledesma con su esposo Zamora en Santiago del Estero; Suárez con Cornejo en Mendoza y Uñac con Poggi en San Luis). Igual incógnita revisten los de adhesiones fluctuantes. Comprobar por ejemplo, si Lousteau actuará como presidente de la UCR en acuerdo con los gobernadores de dicho partido, o como Lousteau. La realidad es que todo lo que rodea a Milei hasta el momento es inédito y conmocionante: con poco más de cinco meses de gobierno no tiene leyes aprobadas, la ciudadanía sufrió dos paros generales de la CGT, y en abril hubo un ejemplar pacto masivo entre todos los senadores para aprobar en dos minutos un fuerte incremento de sus dietas, situación que no se repite para debatir temas trascendentes de interés general, y no particular. Las fuerzas del infierno no se amilanan ante las fuerzas del cielo.

Con respecto al soporte analítico del punto 6) referido a la elección legislativa 2025, que renovará 24 senadores y 127 diputados, su tratamiento a lo largo de meses comenzará una vez definido el destino de la Ley Bases, pues las votaciones serán importantes indicadores para incursionar en un tema clave que ya preocupa a muchos políticos. Cabe sin embargo adelantar una propuesta que apela a lo lúdico basado en un juego de mesa aún no patentado, tendiente a ejercitar reflexiones políticas individuales fundadas , que no estén condicionadas por las habituales técnicas de persuasión discursiva y propagandística. Así como existen los que permiten jugar a ser hombre o mujer de campo (Estanciero), inversor millonario (Monopolio) o estratega bélico (TEG), el juego “Listas sábanas legislativas 2025” tiene el objetivo de transformarnos en sagaces analistas políticos, para suponer cómo se configurarán dichas listas. Para jugar con éxito, desde ahora se debe prestar atención a como los políticos, que en el juego serán fichas con nombres propios, votan, actúan y declaran, para ir imaginando sus próximos reagrupamientos electorales para sobrevivir, y una vez oficializadas las listas, verificar el nivel de coincidencias. Próximamente se detallarán las reglas y diseño del tablero.

Buenos Aires, 15 de mayo 2024

Estado y castas presentes

Cerrada la etapa electoral con el triunfo de Javier Milei por sobre desprestigiados actores y aparatos partidarios, para canalizar el hartazgo social de modo positivo hacia el futuro, los hechos políticos deben analizarse de modo comprensible para todos los niveles sociales. Para ello es útil partir de una regla básica de la propaganda política llamada de Simplificación, cuyo instrumento más usado es el eslogan. Es diseñado con frases breves y rítmicas con términos fácilmente recordables por todos los niveles socio-culturales, que para ser efectivo debe ser compatible con la realidad, o hacer creer que lo es. Vale ejemplificar este concepto con los conocidos  “El Estado presente” acuñado por el gobierno anterior, y “Castas corruptas” como caballito de batalla electoral de Milei. El primero recurre a la abstracción Estado complementado con el término “presente”, pretendiendo convencer que actúa para el bien común y no en defensa de intereses sectarios. Milei por su parte utilizó el término Castas como forma de organización política, adjetivándolas como “corruptas”. El resultado electoral mostró cuál de los dos eslogans resultó más creíble para impactar en la sociedad. Sin olvidar que lo hizo en un contexto en el cual fueron derrotados regímenes caudillescos con décadas ejerciendo el poder, como se manifestara en las provincias de San Luis, Chaco, Neuquén y Santa Cruz. Sin embargo el sistema electoral diseñado permite que gran gran parte de las dirigencias asociadas o facilitadoras del saqueo de recursos públicos y avaladores de impunidades, aún desprestigiadas y conmocionadas estén activas, por lo que puede afirmarse que continúa “presente” la relación entre Estado y Castas. 

Esta realidad exige actualizar los parámetros analíticos, partiendo de la inédita debilidad legislativa de Milei y sus arrebatos impredecibles, que hacen públicamente partícipes de concretar cambios transformadores a los 355 políticos que a nivel nacional deciden (presidente, vice, gobernadores y legisladores), que según sus roles, deberán ser juzgados por como conducen, ejecutan y legislan (léase votan), y no porque se autoproclamen peronistas, radicales u otras variantes, y menos aún, por sus desgastados ropajes discursivos, ideológicos, partidarios o simbólicos, como Patria, Pueblo y Solidaridad, entre otros. Las actuales liquideces políticas son producto de la desaparición de las identidades nacionales unívocas de la UCR y el PJ, que hicieron colapsar los principios de Perón respecto a que “los únicos privilegiados son los niños” y “somos el partido de los trabajadores”, cuando hoy más del 50% de niños viven en estado de pobreza, y añejos sindicalistas enriquecidos se asocian a piqueteros y desocupados para mantener privilegios. También colapsó el principio de Alem respecto a que “el radicalismo se rompe pero no se dobla”, cuando desde hace décadas dirigentes radicales con cargos en mano se doblan y arrodillan, como ejemplifican los ex candidatos presidenciales Leopoldo Moreau y Ricardo Alfonsín, mutados en fervorosos kirchneristas. También es importante desactivar la trampa discursiva empobrecedora de si “más o menos Estado”, como si su eficacia se evaluara por tamaño o kilaje. El perfil de una Nación, sea cual fuere su régimen político, lo define el Estado, que en nuestro país republicano lo encarnan los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, responsables de que haya subdesarrollo, corrupción y altos índices de pobreza. El ciudadano deberá estar atento al desarrollo de los acontecimientos, recordando que en la crisis 2001-2002 ante el clamor de que “se vayan todos”, se quedaron casi todos, y se encuentran hoy en funciones.

Las autoconvocatorias ciudadanas masivas e inevitablemente pacíficas, que se caracterizan por expresar reclamos comunes trascendentes que no admiten grietas ni logísticas organizativas políticas, suelen derivar en esclarecedoras enseñanzas. Se destacan el caso Blumberg en abril del 2004 en reclamo de seguridad, que produjo reformas legislativas inmediatas, algunas de las cuales pícaramente fueron posteriormente desactivadas; el conflicto del campo entre marzo y julio del 2008, que el gobierno calificara de “piquetes de la abundancia”, y transparentara que la temática del campo había pasado de la “oligarquía vacuna” a la industrialización con una cadena productiva integrada por diversos sectores sociales; y la realizada recientemente en defensa de las universidades públicas, que excediendo el justificado reclamo por la emergencia presupuestaria, hizo ver que el Consejo Universitario desde hace décadas no solo no es auditado, sino ni siquiera presenta Memoria y Balance de sus gestiones anuales ante los estudiantes y la sociedad aportante, ni ofrece propuestas para optimizar o modernizar su funcionamiento. Pese a lo cual hay políticos que en cabeza del senador Lousteau y el vicerrector Jacobitti, proponen crear cinco nuevas universidades, que conducirán políticos en lugar de académicos. En este ejemplo, ¿sería aplicable el eslogan “la Patria está en peligro?”

Buenos Aires, 08 de mayo 2024

Políticos desnudos

Para lograr cambios estructurales que afecten privilegios, inequidades y corrupciones consolidadas, los hechos políticos deberán analizarse como partes de una trama. Lo facilita el hecho de que las longevas dirigencias o castas a modo de eslogan, recuerdan a una famosa fábula en la que un rey preocupado por su vestimenta (léase imagen/discurso), fue convencido por dos sastres pícaros de haber confeccionado un traje que solo no podían verlo los estúpidos o funcionarios incapaces, condición que inhibió al rey y a sus cortesanos de admitir que no podían verlo. Al exhibirlo en un desfile, los pobladores, conocedores del hechizo, lo alabaron entusiastamente hasta que un niño gritó: ¡¡el rey está desnudo!!

Transportada esta fábula a nuestra realidad, la desnudez de los políticos ante la sociedad deriva de sus ruinosas actuaciones en las últimas décadas, que en el 2024 quedaron expuestas también en un desfile, pero electoral. El triunfo de Milei le sumó a lo mágico de las fábulas un componente místico con su invocación a las fuerzas del cielo, que irónicamente clarifica el debate, porque en lugar de plantear grietas basadas en líquidos partidismos o ideologías que fluctúan electoralmente cada dos años, nos presenta una grieta universal histórica, como es la lucha entre el bien y el mal. Estas referencias místicas parecieran justificarse con la llegada al poder de un personaje carente de aparato partidario nacional, que es descripto como afectado de hibris (soberbia), trastornos emergentes del poder (Calígula); fundamentalista, rudimentario, y con un peinado que lo relaciona con otros líderes populistas (Johnson, Trump), entre otras consideraciones psicofísicas, lo que haría suponer que el cielo envió a un ángel castigador de las viejas castas. Pero ya en el campo de lo racional y terrenal, es más razonable pensar que Milei triunfó con el enorme aparato electoral virtual que le aportaron las dirigencias oportunistas y responsables de la decadencia del país, citando entre otros a Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Sergio Massa, Kicillof, Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Carrió, Pichetto, Lousteau, Jacobitti, Bregman, Del Caño, Espinosa, los Moyano, Daer, Palazzo, Baradel, Yasky, los gerenciadores de pobres y los empresarios prebendarios, quienes conscientes de su desnudez política ante la sociedad, mantienen sus discursos engañosos en reportajes y redes sociales, pero se mimetizan con las multitudes asistentes a las convocatorias masivas que tienen objetivos loables compartidos, como sucediera entre muchos otros, con el vicerrector de la UBA Jacobbitti y el gremialista Baradel en defensa de las universidades públicas.

Pero ya producido el “milagro” Milei, las fuerzas del cielo son válidas solo como apoyo espiritual individual. Su obvia y proclamada debilidad legislativa (¿otra imagen mística?) puede convertirla en una oportunidad al involucrar a 355 políticos con roles y atribuciones para generar cambios virtuosos y transformadores (presidente, vice, gobernadores y legisladores), quienes deberán ser juzgados por cómo ejecutan y votan para legislar. El presidente, otrora ángel castigador, asume en exclusividad la responsabilidad de armar equipos de gobierno consistentes, con funcionarios no solo honestos y formados, sino que sepan afrontar las presiones de quienes pretenden mantener privilegios, complicidades e impunidades. Para la tarea no hacen falta enigmáticos asesores vernáculos o extranjeros, perdidosos en la última elección, sino funcionarios que apliquen lo que se enseñaba hace décadas en la materia del secundario llamada Lógica.

Respecto a las convocatorias masivas, en este caso en apoyo de las universidades públicas, escenográficamente cuentan con un palco en donde se ubican los organizadores, con los asistentes, cuya cantidad determina el éxito del acto (en este caso alrededor de 400.000), ubicados en el llano. En el palco había dirigencias poco conocidas, con algún rector funcionario en el gobierno anterior, gremialistas, dos figuras setentistas que expresaron “haber pedido juicio político para Milei”, y “perdimos las elecciones, pero lucharemos”. No debiera sorprender que el discurso más pertinente, conciso y firme provino de una estudiante presidente de la Federación Universitaria, directamente involucrada en la problemática. Por el contrario, decenas de conocidos políticos disimularon su desnudez mimetizados entre la multitud, temerosos de que un niño los individualizara a los gritos como privilegiados y empobrecedores.

El gobierno por su parte, tentado por las fuerzas del infierno, cometió dos serios errores. Subestimó el reclamo social masivo y justificado, intentando mezclarlo con supuestas y obvias manipulaciones políticas de quienes están desnudos ante la sociedad. Y de igual modo, trató en simultáneo la histórica falta de rendición anual de cuentas por parte del Consejo Superior Universitario, con una readecuación presupuestaria razonable de corto plazo, acorde al ajuste económico que afronta la sociedad en su conjunto.

Buenos Aires, 30 de abril 2024

Exitoso pacto de abril

La sesión del Senado del jueves 18 de abril ofrece múltiples aristas analíticas. Un senador propuso tratar sobre tablas (léase intempestivamente), un proyecto de resolución (cuyo objeto no se reveló)), para ser votado a mano alzada, lo que se aprobó sin constar si se cumplió con los 2/3 de votos afirmativos necesarios. Seguidamente, y tras un conteo visual a velocidad sorprendente, el proyecto fue aprobado en medio de un silencio parlamentario inédito, carente de arrebatados discursos. Concluido el trámite, que según determinaron medios de comunicación duró 1 minuto 52 segundos, se hizo público que los senadores se habían aprobado un aumento en sus ingresos de más del 130%.

Previo a destacar algunas de las valiosas enseñanzas que a futuro deja la sesión, cabe desear entre la esperanza y la ironía, que el exitoso “Pacto de Abril” multipartidario se replique con la aprobación de leyes transformadoras virtuosas en el anunciado “Pacto de Mayo”, por haber quedado en claro que cuando convergen intereses personales, las dirigencias no tienen grietas ideológicas o principistas insalvables. También surgieron aspectos del marketing político, referidos al discurso y a la imagen. Al momento de la votación de la resolución, el secretismo eliminó los discursos. En cuanto a las imágenes, se pueden observar rostros serios, algunos brazos caídos, manos alzadas, y en primera fila de las bancas una “manito” sobresaliendo tímidamente del escritorio, perteneciente al locuaz senador Lousteau, presidente de la UCR, intentado disimular su voto desde lo gestual, así como otros senadores una vez recuperadas sus voces tras la votación, lo hicieron desde lo discursivo, mediante excusas entre banales, infantiles y falaces. La escenografía mostró que quienes tienen la responsabilidad de elaborar y aprobar leyes, también pueden apelar a una práctica que todos hemos utilizado en alguna etapa de nuestra vida, definida con una frase nada académica: “hacerse las o los bolu….”

Pero sería un grave error agotar el análisis en este suceso puntual, pues promover cambios estructurales, más aún con los mismos actores, exige que los eventos políticos no se analicen en forma aislada o encapsulados bajo el mote de “escándalo”, sino que se interrelacionen racionalmente, para identificar la matriz de la decadencia nacional. Esta metodología se puede ejemplificar con dos hechos recientes y casi simultáneos de gran repercusión social: el mencionado aumento de las dietas de los senadores, y el aumento de las cuotas de la medicina prepaga, que en principio parecerían no ofrecer puntos de contacto, pues uno refiere al campo privado y otro al estatal; uno es de pequeña escala (72 senadores) con impacto moral, y el otro afecta a millones de afiliados con impacto económico. Pero si se los compara a través de los términos mercado, regulación, cartelización y porcentaje de los aumentos, las similitudes son sorprendentes y didácticas.

El origen de las reacciones sociales no las causaron los aumentos, sino la desproporción de los mismos (160% las prepagas y 130 % los senadores), en relación al marco social y la inflación. También se asimilaron senadores y empresarios en sus explicaciones parcializadas y engañosas. El término “mercado”, que a nivel elemental refiere al intercambio de bienes y servicios en una economía, implica para el Estado la responsabilidad de fijar marcos regulatorios racionales que aseguren competencia, en lugar de que dicha regulación la realice una “mano invisible” que obligue a que las gallinas (consumidores) estén en el mismo corral que los zorros (proveedores). Pero este principio le es aplicable a los organismos y empresas estatales, que brindan importantes bienes y servicios, pero dejan desde hace décadas en un mismo corral a usuarios y consumidores con los funcionarios políticos y empresarios asociados en la corrupción. También los interrelacionó el concepto de “cartelización”, sea entre los distintos bloques legislativos, unidos para incrementar desmedidamente sus ingresos con un “acting” sobre tablas incluido, y las grandes empresas de medicina prepaga que apelaron a la “mano invisible de mercado” para incrementar sus ingresos a los sopapos, aprovechando el cambio de gobierno, y la mala praxis (la ingenuidad en política no existe), de algunos de sus funcionarios.

No menos grave es que quedó expuesta una práctica creciente desde hace décadas, consistente en un desaforado “libre mercado” salarial y de prebendas políticas en los organismos públicos, injustificados moral y constitucionalmente (artículo 14 bis), en la que en cualquier repartición de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, organismos descentralizados y empresas estatales, sus funcionarios políticos se otorgan los montos salariales y beneficios que se les ocurra, como si el Estado estuviera conformado por áreas de negocios independientes, sean legalizadas o mafiosas. Estos privilegios e inequidades se reflejaron en el contrapunto que el aumento que se otorgaron los senadores provocó entre distintos políticos respecto a quién ganaba más o ganaba menos. En estos cruces no se salvó ni el vocero presidencial Adorni.

Buenos Aires, 24 de abril 2024