354 políticos y Lousteau

En una sociedad hiperconectada bajo la dinámica de Internet y redes sociales, es necesario rescatar de la hojarasca informativa soportes analíticos simples y fehacientes, que permitan formular argumentaciones entendibles por todos los estratos socio-culturales como si se tratara de un eslogan, pero apelando a lo racional y no a lo emocional. El primer paso es identificar a los máximos responsables para concretar un pacto integral con leyes transformadoras y sustentables, que encaminen favorablemente los destinos del país. Solo 355 políticos tienen el poder de decisión institucional para ello, quienes deberán ser evaluados según conduzcan los poderes ejecutivos y como voten legislativamente, no por sus declaraciones. En torno a ellos, inevitablemente, merodearán presiones, lobbistas, opiniones bien o mal intencionadas, supuestos, rumores, noticias falsas, amenazas y trolls navegando en redes sociales, pero lo socialmente relevante son las políticas que se adopten.

En busca de una simplicidad analítica inicial vale apelar a un recurso lúdico, consistente en que cada uno de los 355 políticos sean fichas que se mueven en un tablero de gestión política con diversas vías para la toma de decisiones institucionales. Cada ficha tiene en el tablero una opción estática para cuando se analiza un discurso individual, y otra dinámica cuando se deba reagrupar a varias fichas según se vote legislativamente, sea para promover cambios o para impedirlos. El juego, para no distorsionar los análisis con polémicas faranduleras que intentan entretener para ocultar las verdades de fondo, no podrá adjudicar a ninguno de los 355 políticos adjetivos peyorativos tales como traidor, panqueque, corrupto o similar, pues el único objetivo es detectar las incongruencias resultantes de la interacción entre discurso, acciones y votaciones, que promuevan interrogantes que deberán clarificar los propios políticos o analistas. Este juego deberá contar, como sucediera hasta ahora con algunos medios escritos de comunicación con los tratamientos de la Ley Ómnibus en diputados y el DNU en el Senado, con la publicación visualmente clara del detalle de cómo votó cada legislador, indicando provincia que representa y espacio político o bloque al que pertenece, poniendo “Otros” en el caso de legisladores fluctuantes. Se describen ejemplos de la opción estática (discurso), y de la dinámica (reagrupamientos políticos según se vote).

En lo discursivo se analizan tres declaraciones del ya avezado Martín Lousteau, presidente de la UCR. 1) Tras no alcanzar el balotaje Juntos por el Cambio, para la segunda vuelta Bullrich y Macri se acercaron a Milei, lo que  generó la inmediata reacción de los radicales Morales y Lousteau, quienes manifestaron en conferencia de prensa su enojo ante esa decisión inconsulta, y declararon la neutralidad electoral de JxC. Pero avanzada la campaña, Morales se acopló al discurso de gobernadores de Unión por la Patria al decir que si ganaba Milei las provincias no podrían pagar los sueldos, y Lousteau señaló que no votaría a Milei, en manifiesta contradicción con la neutralidad que proclamaran. 2) Cuando ya presidente Milei envió al Congreso la llamada Ley Ómnibus, Lousteau declaró que “estaba de acuerdo con el fondo, pero no con la forma”. Sin embargo al momento de votar artículo por artículo e inciso por inciso, quedó en claro que el conflicto de muchos radicales (y otros), estaba en el fondo y no en la forma. 3) En el tratamiento del DNU en el Senado, pese a que casi la totalidad de los radicales votaron a favor de su vigencia, el presidente de la UCR Lousteau, tras  abundar en críticas, votó en contra. Intentó justificarse diciendo que “en privado muchos legisladores que votaron a favor del DNU lo criticaron”. Más allá de la incomprobable veracidad de su afirmación, Lousteau debe aprender que lo importante no es lo que se declara públicamente o en “off”, sino como se vota y se decide.   

Para el ejemplo de fichas dinámicas se considera el rechazo del DNU en el Senado, en el que cabe recordar, cada provincia tiene tres senadores, lo que presupone similar preponderancia entre distritos para definir políticas nacionales consensuadas. Los cinco ex gobernadores que son hoy senadores, de los cuales Uñac y Alicia Kirchner perdieron la elección en sus provincias en el 2024, votaron en rechazo del DNU. De igual modo lo rechazaron los senadores Parrilli, Silvia Sapag y la fluctuante Lucía Crexell, representantes de Neuquén, en la que el gobernador triunfante desalojó del poder tras 40 años al sapagismo. Ante estos reagrupamientos cabe preguntarse, ¿los mencionados actuaron en consenso con los gobernadores electos y priorizando los intereses provinciales?

Como se observará, este juego didáctico no consiste en afirmar o prejuzgar sin datos ciertos, sino en detectar contradicciones o formular interrogantes que deberán ser paulatinamente esclarecidos en el marco de los 355 políticos.

Buenos Aires, 20 de marzo 2024