Milei, Savonarola e indulgencias

Las metáforas facilitan que los análisis subjetivos y opinables se apoyen en hechos preexistentes históricos, y que sean masivamente comprensibles desde lo racional. A fin de reflexionar sobre nuestra coyuntura política, se recuerda a la Florencia de fines del siglo XV y comienzos del XVI para confrontar similitudes y diferencias, que además dispone de un apoyo visual aceptable en la serie “Los Médici” disponible en Flow, que respeta hechos y sitios históricos,

La Italia de entonces se dividía políticamente en ciudades-estado rivales entre sí, como Florencia, Milán, Venecia, Génova, Siena, Nápoles y Roma, asimilables a nuestras provincias, y gobernadas como principados con prácticas de nepotismo, semejantes a nuestra Formosa y hasta hace poco San Luis y Santa Cruz. En la Iglesia Católica asentada en Roma, los Papas pertenecían a familias poderosas como los Médicis y los Borgia, que por tener el monopolio religioso, en esta metáfora podría cumplir el rol del Gobierno Nacional. Quienes conducían las ciudades-estado adquirían el poder por herencia (Rodríguez Saa, los Kirchner), o por las armas, que en nuestra actualidad son electorales, como ley de lemas o listas sábanas, entre otras. En la necesidad de incrementar poder y recursos ajenos (en nuestro caso recursos públicos), los déspotas vivían en permanentes intrigas, enfrentamientos políticos, traiciones y reconciliaciones, por lo que su poder militar era esencial (en nuestro caso clientelismo), y según los conflictos debían reforzarse con fuerzas mercenarias nada confiables, que en nuestra realidad más civilizada son asimilables a políticos y legisladores que permanentemente fluctúan entre distintas coaliciones. En Florencia se destacó el despotismo ilustrado de la familia Médicis, que amasara su fortuna como comerciantes y banqueros, y en carácter de mecenas produjeran un reverdecer arquitectónico, cultural y artístico histórico, que alcanzó su clímax con Lorenzo el Magnífico, generando artistas de la envergadura de Da Vinci, Miguel Ángel y Botticelli entre otros. En este punto la comparación nos es muy desventajosa, dado que el mayor logro de nuestros mecenas fue el lenguaje inclusivo, en el que por ejemplo, a las palabras “todos y todas” había que agregarle “todes”. 

En esa época abundaba la corrupción política y los excesos mundanos en los entornos del poder. La Iglesia, para incrementar sus recursos instaló las llamadas indulgencias, que no perdonaban el pecado en sí mismo, sino que mediante aportes dinerarios eximía a los fieles culpables de las penas que de otro modo deberían purgar, sea en vida o luego de muerto. Indulgencias que en nuestro caso aún se practican en ciertos ámbitos judiciales para mantener impunidades, o  transformarlas en “retornos” que privados enriquecidos por actos de gobierno que los favorecían, aportaban a los funcionarios que otorgaron la gracia. En este contexto irrumpió el carismático y vehemente fraile dominico Savonarola, un Milei de época, que en sermones y actos públicos se sublevó contra la autoridad política y religiosa, predicando violentamente contra el lujo, depravación y vanidades de las élites gobernantes. Su prédica alcanzó una enorme repercusión en el pueblo, al punto que asumió de hecho el poder (no había elecciones populares), cuando en 1494 una revuelta provocó la expulsión de los Médicis. Pero, aun cuando su prédica modificó costumbres y excesos, ante las recurrentes crisis económicas el pueblo comenzó a cansarse de Savonarola, la Iglesia aprovechó para excomulgarlo, y en 1498 terminó quemado en la hoguera. En ese mismo año Maquiavelo ocupa sus primeros cargos diplomáticos en Florencia, adquiriendo una vasta experiencia en complejas negociaciones internas y con Francia, que le permitieron transformar a la política en una ciencia, sin los resabios teológicos de la Edad Media.

Este especial período histórico nos sirve como metáfora y referencia, pues transita del oscurantismo de la Edad Media a la modernidad; del fanatismo y la Inquisición al Renacimiento cultural, y los excesos de la Iglesia derivaron en la Reforma de Lutero y la Contrarreforma católica. ¿Logrará nuestro moderno predicador Milei en contra de lo viejo y corrupto actuar como catalizador de un cambio? Pese a que la hoguera no parece viable, ¿logrará eludir los más civilizados “golpes blandos” que ejecutan sin apoyo militar civiles en defensa de sus privilegios, con el helicóptero como simbología? La palabra la tienen hoy 25 políticos: el propio Milei, 23 gobernadores y el Jefe de la Ciudad.

Nadie más adecuado que Maquiavelo para relacionar el ayer florentino con el hoy en nuestro país, y acudiendo a su promocionado perfil de león aconsejarle a Milei: “conviene que el príncipe se transforme en zorro y en león, porque el león no sabe protegerse de las trampas ni el zorro protegerse de los lobos”.

Buenos Aires, 06 de marzo 2024