Unitarios, federales, cielo e infierno

Siempre con el objetivo de que las reflexiones sean comprensibles por todas las franjas socio-culturales, como sucede cuando se aprende a leer y escribir y la palabra PATO debía coincidir con la imagen de un pato, en esta reflexión cabe apelar al popular crucigrama, entretenimiento que obliga a pensar como entrecruzar letras para formar palabras coherentes, situación difícil de encontrar en el discurso político. Desde lo moral se había mencionado al monje Savonarola, crítico de la corrupción en la Florencia de fines del siglo XV, como símil de Milei en cuanto a los adjetivos que se le adjudicaran: disruptivo, virulento, fanático, soberbio. Para lo político vale citar a Maquiavelo, que en la Florencia de entonces actuó como diplomático ante quienes gobernaban en la dividida Italia en permanentes conflictos, lo que le permitió adquirir un conocimiento del manejo del poder que lo llevó a transformar a la política en ciencia, y formular principios con plena vigencia en la actualidad. En este caso las palabras que aportan los gobernadores para armar el crucigrama son las de unitarios, federales, porteños, interior. El hecho de que para encontrar antecedentes de la personalidad de nuestro presidente hubo que remontarse a la Florencia renacentista, y para hallar similitudes con la terminología utilizada por los gobernadores en el presente debate Nación-provincias hay que retroceder hasta los sangrientos conflictos nacionales que atravesaron el siglo XIX, cabe preguntarse si estamos ante renovadas pujas entre príncipes, caudillos o castas, según se prefiera.

Sin embargo es de  desear que un Pacto nacional histórico, virtuoso y transformador sea posible, dado que la responsabilidad recae solo en las máximas autoridades institucionales elegidas para gobernar: el presidente, 23 gobernadores y Jefe de la Ciudad, sin desconocer que sin duda afrontarán la presión de intereses sectoriales y lobistas varios para mantener u obtener privilegios. Para evitar debates estériles respecto a sus antecedentes, y por ejemplo discutir si el gobernador formoseño Insfrán es unitario o federal, es recomendable que invocando a las “fuerzas del cielo”, se perdonen a los 25 funcionarios mencionados todos sus pecados políticos pasados. Perdón que no debiera extenderse, al menos hasta el momento, a los espacios políticos que representan, que sintéticamente llamaremos Unidad (Massa); Libertad (Milei) y Cambio (Bullrich, Rodríguez Larreta). En el caso Unidad, otrora oficialismo, el objetivo era mantener poder sin que nada cambie. Libertad por su parte, presentó a un candidato sin estructura partidaria que propugnaba cambios económicos de compleja implementación, pero que encarnó el hartazgo social. La evaluación de Juntos es más singular, no porque el candidato natural para acceder al gobierno ni siquiera alcanzara el balotaje, sino porque en su rol de oposición no explicitan cuáles son los cambios que proponían y que ahora avalarían, confusión a la que aportan dirigentes del PRO, UCR, Peronismo Federal y Coalición Cívica en sus declaraciones, muchas de las cuales parecieran reacias a todo cambio. Es oportuno entonces recordar indicios que permitan armar el crucigrama, en especial para aquéllos que cuando pierden plantean que el electorado fue engañado.

En La Nación del 16 de abril del 2023, página 2 de la sección Economía, se destacaron las declaraciones de dos precandidatos a la presidencia de la Nación, con foto incluida. Dijo Rodríguez Larreta: “Tenemos que volver al federalismo y dejar atrás al país unitario. Debemos saber cuáles son los recursos que van a Nación, provincias y municipios”. Dijo el precandidato Milei: ”Hay que pasar la motosierra por dónde roba la política; hay que reventar la obra pública y las transferencias discrecionales a las provincias” Resultado: ganó la presidencia Milei, nuestro redivivo Savonarola. Pero Rodríguez Larreta ayuda a comprender la confusión presente que ofrece su coalición para aportar cambios virtuosos. Su frase “debemos saber cuáles son los recursos que van a …” que puede adjudicarse a cualquier político tradicional al momento de formular declaraciones; cuando expresa “debemos saber…debemos conversar…debemos acordar…”, lo que genera una duda: ¿no cuentan con toda la información necesaria cuando se formulan opiniones tras muchos años de gestión? Las sociedad necesita hechos y datos, no pareceres.

Para no repetir errores vale recordar dos antecedentes conocidos. En la reforma constitucional de 1994, a fin de no afectar el objetivo de reelección de Menem, se prorrogó el mandato de elaborar un nuevo régimen de coparticipación hasta antes de la finalización del año 1996. No se cumplió. En noviembre de 2017 el ex presidente Macri suscribió con los gobernadores un convenio fiscal de 11 puntos, muchos de los cuales intentan reeditarse ahora, que en menos de un año fue incumplido. ¿Primará esta vez la racionalidad y veracidad en este nuevo capítulo de una añeja y aburrida historia?

Buenos Aires, 13 de marzo 2024