Cuadro de familia

Propagandística y comunicacionalmente, en las grandes concentraciones las pujas políticas se apoyan en tres elementos básicos: imagen, espectáculo y discurso. La imagen contiene un escenario emisor, en el que los oradores a manera de escenografía coral, son rodeados por dirigentes afines. El espectáculo lo aporta una multitud anónima pero con un rol cuantitativo y simbólico sustancial: legitimar la protesta y el poder y/o representatividad de los dirigentes convocantes. El discurso apela a la emoción por sobre la razón, y al eslogan por sobre la información veraz. Finalizada la representación, se ingresa en una etapa supuestamente más enriquecedora, que reemplaza la directa intermediación entre orador y multitud, por el diversificado ámbito del análisis y debate.    

Análisis y opinión son en esencia subjetivos, pues contienen posturas ideológicas y habitualmente intereses sectoriales. Por ello aún en la comparación de opiniones, continuamos dependiendo de los datos que suministran sectores en pugna. Sin embargo, los cambios generados por la velocidad de digitalización de datos, transformó la clásica vía unidireccional del emisor unívoco al receptor masivo, en un ida y vuelta entre ambos. La posibilidad de acceder a otras fuentes informativas alejados de intermediaciones interesadas, nos posibilita formular nuestras propias interpretaciones de imágenes y discursos, detectar contradicciones no planteadas, y transformarnos a su vez en emisores de interrogantes no aclarados. Esta novedad ha sobrepasado a políticos y formadores de opinión que al sentirse forzados a participar del mundo digital, han expuesto mediocridades u omisiones. Sirva como ejemplo, comparar la calidad expositiva de muchos ciudadanos comunes en las cartas de lectores publicadas en medios gráficos, con las insustanciales y monocordes frases de políticos tuiteros o panelistas en debates televisivos. Los empresarios, sindicalistas y ámbito judicial, amigos del “secreto”, intentan eludir el desafío digital.

La protesta encabezada por la familia Moyano el pasado 21 de febrero, es adecuada para intentar un análisis sin intermediación, utilizando las tres herramientas comunicacionales: imagen, espectáculo y discurso. Considerando las circunstancias que rodearon la convocatoria, irónicamente llamaremos a la imagen “Cuadro de familia”. Moyano en el estrado acompañado por sus hijos y el abogado defensor de la familia, el ex juez Llermanos. Si bien el discurso no soslayó su situación judicial, cabe preguntarse si aportó un mensaje relevante. En principio no, pues lo judicial avanzará por otra vía. Pero en el campo de la imagen, surge la incógnita sobre si el acompañamiento coral de dirigentes en el escenario/palco, podría significar un nuevo polo de oposición. Dado que actualmente no solo existe oposición, sino el gobierno tiene minoría legislativa y en las gobernaciones provinciales, el concepto distintivo clave sería el de “polo” (confluencia de objetivos). Para vislumbrar su factibilidad, se pueden resaltar tres aspectos para ser debatidos. Ellos son:

1) En el palco se encontraban Juan Grabois y Gustavo Vera, enigmáticamente considerados “amigos del Papa” por quienes transformaron al Papa en un emoticón, según sonría o no sonría (imagen). Pero lo importante no reside en relaciones de amistad personales, sino en transparentar roles. Grabois, Menéndez y Navarro son “intermediadores” entre recursos del Estado y sectores sociales necesitados. Esta intermediación está claramente definida y controlada? Es necesario explicitarlo. 2) Compartían el escenario los gremialistas Piumatto (judiciales), y Palazzo (bancarios), que representan a sectores bien remunerados, lo que es meritorio, pero que avalan y protegen prebendas que deben solventar toda la sociedad, como regímenes jubilatorios de privilegio, y en el caso de judiciales, el no pago de ganancias. Pueden coexistir desamparo con privilegios? 3) El gremialista y diputado Hugo Yasky fue ejemplo de síntesis cuando bramó: “los ladrones están en la casa Rosada”. Al unísono aplaudieron sectores de derecha y de izquierda. En el palco no había corruptos; los ladrones son los otros.                 

En este contexto, qué unificaría al eventual polo opositor?

Buenos Aires, 07 de marzo 2018