Corrupción didáctica

La acusación de los fiscales en la causa de obras viales en Santa Cruz, instaló un debate de cara a la sociedad, que en busca de adhesión popular reemplaza complejidades jurídicas con acciones y mensajes que siguen clásicas técnicas de la propaganda política moderna, nacida en las primeras décadas del siglo XX. Se apela a lo simbólico (Perón, 17 de octubre); a la repetición de un mismo eslogan por varios actores al mismo tiempo; a la escenificación de unanimidad mediante manifestaciones; a focalizarse en enemigos visibles (macrismo, medios de comunicación), y a la victimización, aduciendo persecuciones políticas en lugar de inocencia.  Esta popularización del debate no lo degrada sino lo enriquece, pues brinda la oportunidad de evaluar la matriz de corrupción estatal-privada de modo comprensible para todas las franjas sociales.

Cabe clarificar las diferencias entre delitos públicos y privados. Los públicos nacen en funcionarios estatales asociados a cómplices externos, en perjuicio de recursos del Estado. Los privados organizados a gran escala, inicialmente con negocios del juego, prostitución y contrabando, invierte el circuito: es el delincuente quien necesita de la complicidad de funcionarios públicos para desarrollarse. En todos los casos las partes se interconectan a través del dinero, privilegios, coimas, coacción, amenazas y miedo. Los históricos recursos sangrientos empleados por gángsters y mafias, se mantienen hoy solo en el narcotráfico. En cuanto a las adhesiones o rechazos populares hacia los líderes corruptos, responden a diversos orígenes: convicciones, beneficios personales o grupales, admiración, principios, odio, y en niveles extremos, irracionalidad y fanatismo. Políticamente, las reacciones sociales masivas, sean genuinas o manipuladas, son útiles para diluir responsabilidades y/o culpabilidades institucionales. Retomando nuestra actualidad, para evitar el ardid del caos discursivo la atención deberá concentrase en el accionar de solo 356 actores: el presidente, la vicepresidenta y Massa, en el ejecutivo; 24 gobernadores (incluye CABA); 257 diputados y 72 senadores. El resto conforman acompañamientos corales en muchos casos delirantes, más acordes al mundo del espectáculo político, que nada aportan para arribar a conclusiones útiles.  Sin embargo, cabe una excepción para recordar un hecho simbólico e ilustrativo. En 1991 Horacio Verbitsky publicó el exitoso trabajo de investigación “Robo para la corona”, título referenciado en una supuesta frase de José Luis Manzano en cuanto a uno de sus roles en casos de corrupción en el gobierno de Menem. Treinta y un años más tarde, Manzano hace negocios con el gobierno del cual Verbitsky es uno de sus portavoces periodísticos.

Esta continuidad temporal ayuda a comprender que en el juicio de Vialidad se juzga un hecho puntual de corrupción, pero inserto en una extensa cadena de hechos corruptos impunes, que demuestran que desde hace décadas el país está inmerso en lo que se denomina estado permanente de corrupción. Esta disquisición podría explicar la estrategia de la vicepresidenta de intentar involucrar a todo el peronismo en su defensa, dado que muchos funcionarios, gobernadores, intendentes, sindicalistas y empresarios, ante los avances judiciales, con visión de futuro están actuando en su autodefensa. Este punto abre un debate siempre soslayado, sobre si el recuerdo de Perón es utilizado solo como fetiche de urgencia para unificar  y/o encubrir.

En cuanto a la emocional e inconexa línea argumental de la vicepresidenta, quizás por sentirse injustamente juzgada ante la histórica cadena de impunidades la llevó a formular un planteo habitual en tramas con muchos partícipes, consistente en amenazar que podrían caer varios junto con ella. Estrategia que indirectamente sería un importante aporte para un comienzo de saneamiento institucional. Mencionó a su fallecido marido en la fusión de Multicanal con Cablevisión en el 2007; la existencia de integrantes de la justicia enriquecidos, obviando que el Consejo de la Magistratura cajoneó todas las denuncias por enriquecimientos ilícitos; citó a empresarios como Caputo y Chediak, que con muchos otros están incluidos en la causa Cuadernos, cuyo juicio oral y público políticos y empresarios intentan dilatar. Por ello en pos de lograr justicia y revertir la matriz de corrupción, se deberá evitar la banalización de “Cristina presa”, que solo servirá para que muchos corruptos continúen escondiéndose detrás de ella.

Finalmente cabe destacar el planteo de Massa, que merecerá también un profundo debate, respecto a que un Jefe de Administración no puede responder por sus subordinados. Vale entonces recordar nuevamente al libro de Verbitsky, por postular que a medida que se asciende en la pirámide burocrática, las instancias superiores no sólo tienen la responsabilidad formal por los actos de sus subordinados, sino que los propios delitos serían imposibles sin su protección.

Buenos Aires, 31 de agosto 2022

PRÓXIMA NEWSLETTER EL MIËRCOLES 28 DE SEPTIEMBRE

Ocultismo político

Pese a la grave crisis económico social, y a poco más de un año de la elección nacional, comenzó la campaña política, de la que participan el oficialismo, la principal oposición, corporaciones empresarias, gremiales y aún eclesiásticas. Bajo el objetivo de que nada cambie, se intenta ir sorteando obstáculos hasta el acto electoral a través del ocultismo, consistente en hablar permanentemente sin definir y/o explicar. Para ello la dialéctica apela a los anuncios, augurios, clarividencias, percepciones, y en su forma menos sutil, a las mentiras. Como autodefensa, los ciudadanos con independencia de sus adhesiones partidarias, deberían igualmente iniciar su propia campaña basada en desarrollar un espíritu crítico y analítico para detectar falacias y ocultamientos. Recientes espectáculos multisectoriales brindan una excelente oportunidad. 

El 17 de agosto, fecha que rememora la muerte de San Martín, se produjeron manifestaciones sindicales en la plaza Congreso, y de los movimientos sociales en plaza de Mayo. Como curiosidad histórica, en lugar de ser unificados, los reclamos tuvieron una dispersión física y discursiva. El gremialismo apeló a las expresiones “formadores de precios” o “inflación”, para no hablar del Gobierno. Los movimientos sociales, cohesionados para reclamar más subsidios estatales, mostró a piqueteros funcionarios no integrados a piqueteros críticos. Un día más tarde se produjo el cierre de la cumbre del Consejo de las Américas en el Alvear Palace, con la presencia de importantes funcionarios, empresarios locales y representantes de empresas norteamericanas. Los diagnósticos y/o propuestas concretas fueron suplidas por obviedades ceremoniales centradas en un reclamo cuya repetición se asimila a un rezo laico: lograr consensos básicos. Lo mencionaron el embajador de Estados Unidos Marc Stanley (trabajar acuerdos desde ahora); la directora del Consejo Susan Segal (existe una gran oportunidad para construir un consenso); el opositor Rodríguez Larreta (será necesaria una gran coalición), y finalmente el ministro Massa (no tenemos que tener miedo de sentarnos en una mesa). Segal pronunció una plegaria recurrente: “la Argentina tiene en abundancia recursos que el mundo necesita en energía, minería y alimentos, y gran oportunidad en tecnología, servicios y biotecnología”.

Ante esta confluencia de excelentes intenciones, cabe preguntarse porque no se concretan en convocatorias explícitas que definan convocados, temario y objetivos, con cronogramas de implementación resultantes de lo acordado. Para develar este misterio, ayuda citar algunos de los nombres que participaron de los encuentros mencionadas. En la gremial y social, Daer, Acuña, Pablo Moyano, Santa María, Plaini, Emilio Pérsico, Chino Navarro, Menéndez. En la empresarial, Eurnekian, Bulgheroni, Midlin, Manzano, Funes de Rioja, Urtubey, Mendiguren, Massa, Rodríguez Larreta. El hecho que todos ellos y centenares de otros no mencionados están directa o indirectamente interconectados políticamente desde hace décadas, haría sospechar que en realidad sus subsistencias se han sostenido mediante permanentes consensos, pero basados en intereses individuales y sectoriales relacionados con recursos públicos y/o decisiones gubernamentales (no confundir con políticas virtuosas), en lugar del interés general y proyectos nacionales acordes. Ello también explicaría la manifiesta omisión de los distintos sectores respecto a la enorme corrupción estatal-privada, que hoy lucha con desesperación para mantener las impunidades y privilegios causantes de la pobreza y atraso social.

La problemática vigente permitirá verificar esta hipótesis, pues las decisiones públicas que se adopten involucran al oficialismo como gobierno, y a la principal oposición en carácter de tal, y como eventual destinataria de los efectos de la presente gestión. En lo inmediato se pueden destacar algunas referencias simbólicas; cuando la nave del poder naufraga, caen los ropajes de las volubles ideologías y armado de relatos. En el campo económico, el discurso intenta disimular los odiados términos déficit fiscal, control de emisión de dinero, pagar por lo que se consume, y la palabrota ajuste. En el caso de las impunidades, y ante el riesgo de perder patrimonios mal habidos y libertades, se apela a la desesperada etapa en la que los aprietes de funcionarios políticos a funcionarios judiciales se realizan de modo degradante y a cara descubierta. Hasta el momento, la gestión intenta taponar de urgencia fugas económicas en el casco de la nave Argentina con anuncios, reuniones y medidas coyunturales, en las que pujan gobierno, empresarios y sindicalistas. Pero al voraz elefante burocrático político se lo congela y alimenta, para intentar salvarlo una vez más.

Buenos Aires, 24 de agosto 2022

Entre delitos y necedades

Recientes manifestaciones formuladas por Cristina Kirchner y Elisa Carrió, muestran que la crisis económico social no posterga ombliguismos y egocentrismos políticos. Ambas protagonistas comparten perfiles: abogadas con buena formación intelectual, prolongada continuidad en el ejercicio de cargos relevantes (la vicepresidenta desde 1989 como diputada provincial en Santa Cruz, y la doctora Carrió desde 1995 como diputada nacional del Chaco), una desarrollada autoestima lindante con la soberbia, y grandilocuencias discursivas que provocan en los políticos revulsivos mentales con cruces de acusaciones. A favor de Carrió, una honestidad no puesta en discusión. Ambos planteos se relacionaron con la corrupción, sea en busca de impunidad, o ejercer la necedad invocando transparencia.  

En cuanto a la vicepresidenta, intenta afectar o invalidar causas judiciales que la involucran, en esta ocasión impugnando al fiscal y miembros del Tribunal que intervienen en el juicio oral de la causa conocida como obras de Vialidad en Santa Cruz, utilizando fotos que los muestran integrando equipos de fútbol, que desde hace años participan en torneos realizados en canchas ubicadas en terrenos de la residencia del ex presidente Macri. Lo relevante no es la validez de la impugnación a resolverse judicialmente, sino destacar dos aspectos que marcan la matriz de corrupción: 1) el uso de la hipocresía, considerando que al frente de organismos de control del Estado como la Oficina Anticorrupción (OA) y la Unidad de Información Financiera (UIF), entre otros, se designaron a quienes prestaron servicios legales a la familia Kirchner, y ya en funciones, retiraron a dichos organismos como querellantes en la causa. 2) por primera vez la sociedad puede observar cómo se realizan los aprietes judiciales en causas en las que el Estado debe juzgar a funcionarios del Estado, ya no a través de oscuros operadores o servicios de espionaje, sino a cara descubierta a través del presidente, vice, ministros y funcionarios, con ataques personalizados hacia quienes fallaron o se supone podrían fallar en contra de mantener impunidades.   

La doctora Carrió por su parte, recuerda en versión femenina al personaje del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de la novela de Stevenson, en la que una misma persona puede construir o destruir con la misma facilidad. Así es como quien ha sabido ser una eficaz investigadora en casos de corrupción, se embarcó en confusas y veladas acusaciones también personalizadas, mezclando conceptos de significados disímiles, como decencia, intereses, vínculos políticos, amistades personales, connivencias y negocios espúreos, que en lugar de clarificar crean un manto generalizado de sospechas, que paradójicamente es una táctica que usan los corruptos para coaccionar. Acorde con su personalidad, concluyó amenazando que “a partir de ahora no voy a mentir; prefiero morir”.

Ambos hechos convergen en confirmar que tanto las corrupciones económicas e institucionales, si bien difieren en sus significados, se retroalimentan. En el campo judicial, se está librando una batalla decisiva cuyo resultado definirá si se desactivan las impunidades políticas y corporativas vigentes desde hace décadas, lo cual permitiría lograr un desarrollo económico social sostenido. En el campo político, en el que las adhesiones partidarias e ideológicas nunca son definitivas, como muestran los reposicionamientos electorales cada dos años, los mensajes pocos claros mezclan decencia con las habituales pujas por el armado de las inmodificables listas sábana legislativas a las que todos quieren treparse, o a los canjes de cargos políticos como base de acuerdos, instancia que genera más pasión y enojos personales que la elaboración de programas de gobierno sólidos y compartidos.

Por ello, vista la presente crisis y las nefastas consecuencias que en el actual gobierno produjeron los oportunismos, incapacidades y loteo de áreas burocráticas, para las próximas ofertas electorales se deberá prestar especial atención a que quienes las integran reúnan los requisitos de honestidad y capacidad necesarios, y presenten programas de gobiernos racionales, detallados y cumplibles. Y en lo inmediato, exigir que los discursos que continúen invocando las palabras acuerdos o consensos, expliquen sobre qué, entre quiénes y cómo implementarlos. De este modo se evitará confundir disensos con acusaciones y probidad con necedad.

Buenos Aires, 17 de agosto 2022

Segundo plan aguantar

El escenario que ofreció la asunción de Sergio Massa como Ministro de Economía el pasado miércoles 03 de agosto, con la presencia de 500 invitados especiales, es de enorme utilidad para reflexionar sobre el contexto político de las últimas décadas, y aventurar el futuro inmediato. El término “aguantar” refiere a la frase del economista Redrado (cercano a Massa), que tras los primeros meses del gobierno, manifestó que la gestión consistía en aguantar económicamente sin transformar estructuralmente, estrategia que parecería repetir Massa, dado que sus anuncios se centraron, sin mayores datos adicionales, en lo económico. Considerando que un gobierno se conforma con tres patas identificadas como estructura burocrática institucional, calidad de los representantes públicos y políticas que armonicen intereses públicos y corporativos, al omitir los anuncios  todo atisbo de reforma estructural, supone que se quisiera evitar el naufragio del Titanic soldando las entradas de agua en el casco para llegar a puerto, ignorando que las causas de la catástrofe fueron constructivas y humanas.

Sin embargo el acto de jura de Massa, cuyas palabras fueron breves y formales, arroja valiosa información visual para centrar el interés en el componente humano; en este caso en los 500 invitados. El salón albergaba a familias políticas plagadas de nepotismo, funcionarios militantes, poderosos empresarios, eternos gremialistas e intermediadores piqueteros, todos ellos vinculados directa o indirectamente a recursos y/o privilegios públicos, y cuyas ideologías quedaban condicionadas a sus esferas de interés. La comentada algarabía expresada en sonrisas, guiños, abrazos, e inclusive con un griterío partidario encabezado por la esposa de Massa, quedó circunscripta al sector político. Los rostros de empresarios, gremialistas y funcionarios piqueteros solo mostraban expectación, sea para sostener prebendas, concretar nuevos negocios o mantener los existentes. De este modo los concurrentes transparentaron carnalmente lo que se entiende por perdurabilidad de un sistema político agotado, lo cual explica la resistencia a reformular una estructura burocrática con dirigencias privilegiadas, que graciosamente distribuyen subsidios y bonos en las bases sociales, a las que llaman “primero la gente”, en lugar de proveer progreso, educación, salud y seguridad pública.

Yendo a lo particular, cabe destacar a un político histórico y emblemático: José Luis Manzano. Inició su carrera política en 1983 como diputado justicialista, cargo que mantuvo hasta asumir como Ministro del Interior en el gobierno de Menem. Diversos escándalos de corrupción llevaron al hoy vigente periodista Horacio Verbitsky a publicar el recordado libro “Robo para la corona”,  cuyo título hacía referencia a una supuesta frase de Manzano para explicar su rol en el gobierno menemista. En 1993 Manzano emigró del país para encarar estudios formativos y desafíos empresariales, retornando en 1996 para desarrollar un grupo de medios asociado a Vila y De Narváez entre otros, y encarar una amplia gama de negocios que se extiende a variados sectores de la economía. En cuanto a la corrupción de la época, con el aporte de recordados jueces y fiscales, las causas eran objetos de múltiples investigaciones periodísticas pero mínimos avances judiciales, por lo que no fue necesario instalar el irrelevante concepto de “lawfare” para lograr impunidad. Si se presta atención a la totalidad de los presentes, y no solo a los destacados en las primeras filas, se observan apellidos provinciales y nacionales que nacen políticamente en 1983, y constituyen hoy por sí o por sus descendientes, familias políticas todo terreno acomodadas en diversos cargos estatales de privilegio. Lo expresado no es una anécdota, sino explica la profunda resistencia política a transformar una estructura burocrática ineficaz asociada externamente a dirigencias corporativas y/o testaferros, motivo de la degradación económico social del país. Como cierre vale reproducir un párrafo del periodista Carlos Pagni en un reciente artículo: “”Cuando en medio de las llamas de 1989, Juan Carlos Pugliese abandonó la presidencia de la Cámara de Diputados, lo reemplazó Leopoldo Moreau. Massa dejó esa misma posición, y lo sustituyó Cecilia Moreau. La hija de Leopoldo. Ojalá, por bien de Massa y del país, que la analogía no se cumpla””

Estos antecedentes deben mantener alerta a la sociedad, pues los ajustes son y serán inevitables, pero parecería ser que una vez más recaerán solo en quienes se esfuerzan y trabajan, y no en quienes políticamente lucran con un elefante burocrático que ampara corrupción, no provee seguridad, transforma la educación en sumisión e inhibe progresos sociales, entre muchos vicios.

Buenos Aires, 10 de agosto 2022

Espiritismo y realidad

Para disimular culpas propias y mantenerse en el poder, las dirigencias corporativas en cabeza de la política apelan a prácticas espiritistas que invocan a muertos ilustres (Perón sería hoy kirchnerista), simulan acuerdos solo mostrando fotos grupales, transforman a las intangibles expectativas en adhesiones explícitas, convierten a los corruptos en perseguidos, y justifican ineptitudes apelando a exorcismos tales como “multicausal”, “volumen político”, “gobierno anterior” y “primero la Patria”. Para conectar a los malévolos espíritus con el común de los mortales, políticos, analistas y periodistas actúan como médiums, intentando desentrañar mensajes, intenciones y conversaciones privadas, tarea que incluye desafíos como el de interpretar los silencios de la vicepresidenta, y predecir hechos de corto plazo, como sucediera con la entonces ministra de Economía Batakis, que luego de comprometer en Washington racionalidad fiscal y afirmar contar con un total apoyo político ante el FMI, Tesoro norteamericano e inversores, fue eyectada del cargo durante su vuelo de regreso al país. Tras este fracaso, los médiums anunciaron un nuevo sortilegio llamado Massa, presentado, para superar escepticismos, como apoyado por poderosos dioses carnales identificados como “círculo rojo”.

Para evitar que estos juegos místicos intenten mantener a la sociedad en un clima de atontamiento para que nada cambie, es oportuno identificar aspectos tangibles de la realidad.  

1.- Coyuntura política. La describió Maquiavelo hace más de 500 años, cuando señaló: “A un principado civil se llega o por el favor del pueblo, o con ayuda de los poderosos, porque en todo Estado se dan estas dos tendencias, según halle ocasión favorable uno de los dos bandos. Si los poderosos ven que es imposible resistir al pueblo, empiezan por apoyar a uno de ellos y lo hacen príncipe por propia decisión, a fin de satisfacer sus apetitos a la sombre del elegido”. (Capítulo IX – El principado civil).

Dado que nuestro “principado”, pese a ser democrático, presenta desde hace casi 40 años una dirigencia sorprendentemente perdurable, cabe preguntarse quiénes representarían a los enigmáticos “poderosos”: El fenómeno de perdurabilidad hace pensar que lo integran sin “grietas” insalvables, el conjunto de dirigencias corporativas aunadas en obtener beneficios y privilegios públicos a través de lobbistas, gestores y corrupción, sea por parte de un sofisticado banquero o un gritón piquetero intermediador de pobres. Las estupidizantes grietas Ideológicas se reservan para inocularse en las masas. Dicho lo cual, a 32 meses de ejercer el poder, el desafío continúa siendo definir qué plan de gobierno pueden presentar la supuesta izquierda de Cristina Kirchner, el centro de Fernández y la derecha de Massa.

2.- Credibilidad. Considerando que 25 años definen una generación, y que dicho período fue superado por las principales dirigencias o sus descendientes (la tríada que encabeza el gobierno coexistió hace 14 años en roles claves de gobierno), se genera un serio problema político de credibilidad. El psicólogo británico Bartlett afirmaba que el propagandista debe mentir, pero cuando se descubre la mentira, el emisor desacredita su futura propaganda. Reconocida esta debilidad generalizada desde lo político, la crisis impone no menospreciar los futuros mensajes sin analizarlos previamente, con sustento en lo que se concreta y ejecuta, y no en lo que se anuncia y se promete.

3.- Gobernabilidad. La responsabilidad institucional, una vez concluida la epifanía Massa, continúa recayendo en el gobierno de Cristina Kirchner, Massa y Fernández (el ordenamiento es arbitrario), al menos hasta diciembre del 2023. En lo inmediato se asistirá a una ceremonia casi religiosa: los anuncios. En cuanto a sus efectos, cabe invocar a la providencia para que impida que una vez más, los mortales políticos recurran a los medievales ritos que les permitan socializar costos y sacrificios entre los muchos propagandísticamente etiquetados como “primero la gente”, para mantener privilegios e impunidades de quienes en sus discursos claman por “primero la Patria”.

En cuanto a los opositores, si pretenden gobernar a partir del 2023, es momento que abandonen actuar como médiums de augurios y predicciones, y comiencen a concretar acciones y planes de corto, mediano y largo plazo, pues si alcanzan el gobierno, la furia de las fuerzas del mal serán incontenibles.

Buenos Aires, 03 de agosto 2022