Políticos entre sábanas

Esta etapa en la que la clase política,  caracterizada como divorciada de las necesidades de la gente, está sumergida en sus conflictos e intereses producto de un sistema político-electoral conservador de baja institucionalidad, debiera servir para que la sociedad visualice sus vicios, y poder juzgar con mayor precisión las propuestas concretas de gobierno que se presenten a partir del cierre de precandidaturas el 24 de junio, en las PASO del 13 de agosto, y la elección presidencial el 22 de octubre.

Las actuales pujas políticas son inevitables, producto de sistemas electorales restrictivos del poder del votante como las listas sábanas y ley de lemas, diseñados para permanecer en el poder. Muchos de los que se presentan como candidatos a presidente, lo hacen solo para negociar otros espacios de poder en el próximo gobierno, sea como oficialismo u oposiciones. Las inmutables listas sábana para los anhelados cargos legislativos, por ejemplo, aseguran una continuidad temporal política con extensa planta de asesores y otros beneficios anexos, aunque no legisle o no tenga capacidad para ello. De este modo muchos legisladores priorizan los intereses de quien negoció su incorporación en la lista, y no el de los ciudadanos que votaron la sábana. El sistema permite además que una vez asumido, el legislador pueda separarse de la papeleta partidaria por la que accedió al cargo para armar un bloque propio, o negociar su incorporación a un bloque opositor que indefectiblemente es el gobernante, transfuguismo que es cada vez más habitual entre los oportunistas de coyuntura. Pero como los cargos legislativos a cubrir cual botes del Titanic son limitados y no alcanzan para todos los postulantes, se negocian opciones como futuros ministerios, organismos y cargos varios, generando una estructura burocrática desmesurada e ineficaz, pues la ecuación negociadora es acuerdo igual a un cargo, muchas veces con familiares incluidos. El mayor riesgo en este proceso lo asume Juntos por el Cambio, que al tener mayores expectativas de triunfo electoral concentra el interés de los numerosos saltimbanquis políticos, que en muchos casos negocian sus sellos de goma partidarios. Por ello cuando el precandidato Rodríguez Larreta plantea la necesidad de alcanzar un consenso del 70%, debiera aclarar si dicho porcentaje incluye a conocidos políticos, sindicalistas y empresarios responsables de los fracasos, pues en ese caso, cualquier modificación de las estructuras conservadoras vigentes será imposible. No pueden ser confiables quienes con cargos y/o beneficios personales se pasan de un espacio político a otro, por lo que entre los desafíos para generar un gran cambio, está el de legislar profundas reformas en el sistema electoral.

En este contexto de sobrevivencias personales y armado de promesas electorales, los presentes actos de gobierno producen hechos reveladores de la liquidez política y la insustancialidad dialéctica. Para sostener la sobrevivencia de un ajado gobierno y/o sistema político, el ministro Massa con la conformidad del presidente y la vicepresidenta, impulsó un decreto de necesidad y urgencia que obliga a la Anses a canjear sus tenencias en bonos en  dólares u otra moneda extranjera por nuevos bonos en pesos. Como para generar consensos mayoritarios se debe partir de mensajes veraces y comprensibles para la gran mayoría de la población, y recién entonces incursionar en consideraciones institucionales, económicas y jurídicas más complejas y controversiales, vale formular interrogantes aptos para una mesa de café barrial: porqué los dólares van de los jubilados a los Bancos, y no de los Bancos a los jubilados? A los jubilados se les pesificaron recursos, como sucediera en la crisis del 2002 con otros ahorros personales? Si la Anses es un ente descentralizado, porqué un simple decreto puede obligarlo a disponer de sus inversiones? Cómo se instrumenta primero la decisión de canje, para luego promover una auditoría universitaria sobre resultados económicos futuros?

Las crisis políticas desordenan cursos analíticos basados en un orden racional de prioridades, pues priman frases políticas engañosas y rimbombantes, de las que participa en este caso el propio FMI. Dado que hasta el presente predominan viejos políticos, con viejos intereses, propagandas y discursos, un eslogan virtuoso debiera ser “piense, luche y no vuelven”.  

Buenos Aires, 29 de marzo 2023.

Inútiles y sus chupetes

Si bien las continuidades políticas, liquideces ideológicas y mafias entroncadas en altos niveles institucionales no podrán corregirse durante el proceso electoral y en el mediano plazo, será imprescindible que las propuestas de gobierno planteen una reformulación de la sobredimensionada e ineficaz estructura administrativa, y se elimine la posibilidad de que inútiles ocupen cargos políticos. Si bien las estructuras burocráticas suponen mayor permanencia en el tiempo, al subordinarse su diseño a compromisos políticos y nepotismos familiares, se comenzará por analizar las consecuencias de la inserción de inútiles todoterreno en cargos políticos, porque al ser visibles y entendibles por gran parte de la sociedad los daños que provocan, facilitará comprender luego las distorsiones estructurales más complejas, comenzando por los ministerios.

El término inútil define a persona u objeto que no produce provecho, servicio o beneficio, y en sí mismo no es degradante. Todos somos inútiles para desempeñar tareas para la que no estamos formados o carecemos de aptitudes. No ser inútil en el desempeño de cargos políticos es esencial considerando que solo a nivel nacional se estiman en alrededor de 10.000, y que los políticos presuponen que son aptos para todo servicio. El planteo no parte de lo meramente económico como engañosamente se pregona para que nada cambie (costo organismo e inútil x cantidad de organismos e inútiles), sino de una racionalidad virtuosa que permita lograr un Estado moderno y eficaz que genere desarrollo y bienestar general, en lugar de beneficiar a inútiles. Si se analiza la organización institucional desde 1983 a la fecha, se constata que el crecimiento exponencial de organismos públicos y cargos políticos desde entonces tiene su correlato en peor funcionamiento estatal, creciente empobrecimiento social y corrupción. Llegando al absurdo que cuando beneficiarios de cargos políticos deben abandonarlos por inútiles u otras razones, de inmediato se los designan en otro cargo político, muchas veces creado para la ocasión, como en el reciente caso de Victoria Donda, que echada del intrascendente Inadi, recaló en la provincia de Buenos Aires en una creativa Subsecretaria de Análisis y Seguimiento Político Estratégico.

En cuanto a lo discursivo, y sabiendo que los políticos practican la locuacidad, la capacidad argumentativa de los inútiles es pobre, por lo que suelen aplicar en sus manifestaciones la técnica del chupete, cuya utilidad reside en que el bebé pueda satisfacer la necesidad de succionar más allá de la lactancia materna o toma de biberón. El chupete lo tranquiliza y adormece, situación que el político intenta replicar en los ciudadanos, hablando de corrido repitiendo obviedades usualmente exculpatorias, con datos inconexos cuando no falaces, sin informar y/o responder adecuadamente acerca del fondo de las cuestiones planteadas. Un ejemplo lamentable lo brindó el manejo de la problemática por los cortes de luz, principalmente por la empresa Edesur.

Ante los permanentes y prolongados cortes en diversas zonas de la ciudad y provincia, solo ante el hartazgo de los usuarios, acciones directas de protesta y coberturas periodísticas, tardíamente el gobierno y el Enre apelaron al chupete para tranquilizar a los quejosos, anunciando tres medidas: 1) denuncia penal contra Edesur; 2) presentación en 90 días una auditoría para evaluar la calidad de prestación de servicio; 3) evaluar la posible caducidad del servicio. Ninguna de ellas resuelve la problemática de los afectados, ni establece una metodología de reparación económica. Pero lo más grave es lo que no se explica. El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (Enre) es un organismo descentralizado en el ámbito del Ministerio de Economía, creado en el año 1992 con motivo de las privatizaciones, para regular las concesiones de transporte y distribución de energía eléctrica en el país. Posee un Directorio de cinco miembros, encabezado por Walter Martello como interventor, quien carece de formación en el rubro energético. Pero que el Enre necesite 90 días para presentar una auditoría de la empresa, revela que no realizó ningún seguimiento contractual en tiempo y forma, pese a que en diciembre del 2022 en Acta suscrita entre Energía, Cammesa y el Enre, se disminuyó en $ 47.000 millones la deuda de Edesur con el Estado. Surge entonces un interrogante nunca respondido: la tarifa que subsidia el Estado a Edesur y Edenor, incluye los costos de mantenimiento y de nuevas obras? Según la respuesta, se estaría configurando un engaño estatal o bien una estafa privada, por lo que el debate no debería ser “más o menos Estado”, sino “mejor o peor Estado”.

Buenos Aires, 22 de marzo 2023

Pegoteos políticos conceptuales

El paso del tiempo, aún en las peores circunstancias, jamás debiera ser en vano. La última dictadura implicó un punto de inflexión que terminó con los recurrentes golpes militares, posibilitando que a partir de diciembre de 1983 las responsabilidades institucionales recayeran en la capacidad política democrática. Pero tras cuatro décadas, anomalías institucionales y expresiones conservadoras nepotistas sumergieron a muchos ciudadanos en la pobreza y decadencia. Al exponer el actual gobierno en tan solo cuatro años todos los vicios acumulados, que por acción u omisión alcanzan a las expresiones políticas en general, se abre la expectativa de lograr un nuevo punto de inflexión, en este caso de saneamiento político-institucional. Para facilitarlo es necesario identificar adecuadamente muchos de dichos vicios, como las mencionadas mafias entroncadas en altos niveles políticos, y la ausencia de grietas insalvables en las cúpulas dirigenciales.

Las mafias políticas explican el ataque a jueces y fiscales que juzgan y condenan a funcionarios por corrupción, en la desactivación de inteligencia criminal carcelaria, la instalación de “home offices” en las celdas de narcos, y que en el epicentro de la violencia narco los legisladores santafesinos aprueben leyes que los eximen ser investigados por corrupción, y se adjudiquen partidas presupuestarias políticas que superan largamente a las destinadas a los fiscales que investigan el narcotráfico. El fenómeno de la plasticidad de las grietas existentes en las cúpulas de poder, queda reflejado en la sorprendente coincidencia entre oficialismo, oposición y FMI, de concentrarse en discutir metas económico-financieras en base a valores absolutos o porcentuales fluctuantes habitualmente incumplidos, evitando modificar una estructura burocrática sobredimensionada, elitista y fuertemente deficitaria, plagada de privilegios, incapacidad de gestión, y altos niveles de corrupción. Omisión que provoca que una vez más los necesarios ajustes no los afronten quienes provocan las crisis, sino quienes las sufren.

Otro factor crítico a considerar es el de los falseamientos ideológicos, que inicialmente excluye el peligro de la presencia de una izquierda revolucionaria marxista con sus variantes, reemplazada por una izquierda declamatoria burocrática deseosa de acceder a “vicios capitalistas” usufructuando prebendas estatales, sea como funcionarios o intermediadores de pobres. Es por ello que la negociación de Massa con los bancos nacionales, que no financian desarrollos privados sino déficits públicos a tasas onerosas, en la que se acordó trasladar vencimientos de deuda a los años 2024/25 otorgándoles como contrapartida bonos que cuentan con un seguro de cambio que actualiza los montos por inflación o valor dólar, según sea el índice mayor, entre otros beneficios, no motivó que los actuales revolucionarios de izquierda hablen de “patria financiera” como los de otrora. Tampoco se catalogó de defensa a la “patria contratista”, las presiones que el gobierno ejerce sobre la justicia para conseguir impunidad en causas de corrupción, como por ejemplo, demorar y/o anular la llamada Causa Cuadernos de obras públicas, que registran sobreprecios y pago de coimas que en efectivo y en dólares billete, empresarios privados entregaron a funcionarios patriotas autoproclamados de izquierda popular. 

Las liquideces ideológicas y disonancias entre discurso, escenografía y acción es tan evidente, que quienes dicen adherir a países/sistemas de ideologías marxistas consolidadas como en China, Rusia y Cuba, localmente promuevan políticas impensables en dichos países: fuerzas de seguridad debilitadas, laxitud en el combate contra el delito, impunidad en las corrupciones estatales, cortes de calles y rutas, promoción de organismos de utilidad nula creados para pagar militancia con recursos públicos,  como los dedicados a la defensa de la mujer desde oficinas, a la igualdad de género, a los no binarios o al lenguaje inclusivo, entre otras acciones.  

Comprendido este contexto, no sorprenderán determinados armados electorales que se diseñarán hasta el cierre de listas, en donde las fluctuaciones de ocasión se darán tanto en lo partidario como en lo ideológico. Un excelente ejemplo de tamaña liquidez lo brindó la asociación entre Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa en el 2019. Los resultados están a la vista.

Buenos Aires, 15 de marzo 2023

Bullrich, Larreta y la grieta

Con el objetivo de ir detectando incongruencias de los mensajes políticos hasta el cierre de listas de precandidatos el 24 de junio, es el turno de analizar la polémica nacida dentro de un mismo espacio político. Tras el spot propagandístico de Rodríguez Larreta desde los confines patagónicos, llamando a luchar contra la “estafa de la grieta”, respondió vía tuit Patricia Bullrich, señalando que no se puede negociar con personajes como Cristina Kirchner, Zaffaroni, Moyano y Baradel, entre otros. Dichas expresiones provocaron debates acotados a lo discursivo, cuando pueden ser de gran utilidad para situar a la “grieta” en el contexto de la política argentina.

Los diccionarios definen a la grieta como una abertura alargada que se produce en tierras o cuerpos sólidos, con muy poca separación entre los bordes. Aplicado este fenómeno físico a los actos humanos, los términos adecuados serían antagonismo, enemistad, desacuerdo, antinomia. Por lo que usar “grieta” como recurso metafórico para explicar divisiones tajantes en la ciudadanía, en realidad intenta ocultar la práctica de una estrategia histórica: “dividir para reinar”, cuyo símil moderno es la teoría más sofisticada de “amigo-enemigo”. No casualmente, el virus “grieta” es necesariamente inoculado desde el poder político a la sociedad a través de mensajes conceptualmente simples disfrazados de principistas o ideológicos, con estrategias de propaganda llamadas de “orquestación”, por la cual un mismo mensaje debe ser repetido incansablemente, para lo cual se busca como voceros a diversos personajes públicos conocidos, como artistas, periodistas, intelectuales y organizaciones intermedias, siendo sus servicios retribuidos con cargos, contratos, subsidios, sostenimientos financieros, entre otras prebendas. Trasladado este proceso a nuestra realidad política, comienzan a surgir curiosidades esclarecedoras.

La crisis del 2001, que provocó que justicialismo y radicalismo dejaran de ser opciones partidarias identificables y tradicionales que sumaban más del 80% de los votos, licuó las grietas insalvables entre las dirigencias políticas, y generó un marco de liquidez ideológica en las que los dirigentes pueden adoptar una postura hoy y la contraria mañana, pues el verdadero objetivo es permanecer, lo que explica la habitual crítica respecto a que nuestras dirigencias cometen los mismos errores, aplican las mismas estrategias fracasadas y pronuncian anquilosados discursos, pues no son de izquierda o derecha sino simplemente conservadoras, pretendiendo: que nada cambie. Es por este pegoteo de ocasión entre viejas dirigencias que la reflexión hace referencia a “poder y sistema político estable”, y no a peronismo, radicalismo, kirchnerismo, macrismo, u otras etiquetas vacías de contenido.

Un ejemplo excelente para refrendar lo expresado lo brindó el escenario del discurso de apertura de sesiones legislativas pronunciado el primero de marzo por el presidente Fernández en el Congreso Nacional. Sentados en sus bancas o ubicados en palcos, estaban quienes ejercen representaciones políticas, empresariales y sindicales ininterrumpidamente desde hace al menos dos décadas. Las eventuales caras nuevas ingresaron avaladas por viejos políticos a través de listas sábana. El cerrado andamiaje electoral permitirá que tras las próximas elecciones, casi todos, incluyendo procesados y condenados, continúen ocupando cargos en Nación, provincias y municipios, a costa del crecimiento desmesurado de una estructura estatal socialmente ineficaz.

En cuanto al cinismo discursivo, fue ejemplificado por el presidente en poco más de dos horas: se declaró orgulloso porteño pero criticó la opulencia y egoísmo porteño; se presentó como moderado y dialoguista para terminar exaltado atacando a la oposición; pidió que la justicia actúe con premura en casos de empresarios poderosos imputados, y subterráneamente se intenta demorar y/o anular la Causa Cuadernos por coimas y sobreprecios en obras públicas;  se autoproclamó honesto, pero afirmó que la vicepresidenta, sentada a su lado, fue condenada por corrupción en un juicio “simulado”, y arremetió contra los integrantes de la Corte Suprema.

Si se reconoce que la “grieta” no es aplicable a las perennes y privilegiadas dirigencias, vista la facilidad con que la van sorteando para mantener cuotas-parte de poder y/o prebendas, podría pensarse que a esto se refirió Larreta cuando mencionó la “estafa de la grieta”, pero no fue suficientemente claro. Por ello tanto Bullrich mencionando nombres, como Larreta apelando a conceptos, tienen el mismo desafío a partir del 25 de junio: presentar propuestas de gobierno concretas (no diagnósticos, propuestas), y explicitar con quienes integrarán equipos y suscribirán acuerdos virtuosos. Teniendo presente el consejo de Maquiavelo al príncipe: para llegar y ejercer el poder con éxito, los mercenarios son los más peligrosos.

Buenos Aires, 08 de marzo 2023