Crucigrama: surrealismo

La palabra clave del presente crucigrama político, “surrealismo”, es adecuada para analizar hechos políticos encuadrados en un extravagante calendario electoral, iniciado en marzo en Neuquén, y finalizado el pasado domingo con la elección de un nuevo presidente. Hace 30 años en su libro “Un país de novela”, escribía Marcos Aguinis respecto a la Argentina: “Cambian los actores, se transforma el escenario, tenemos sensación de novedad, pero el libreto mantiene sus líneas cardinales”. Se equivocó; no solo se mantiene el libreto, sino también los actores y los escenarios. Explicar esta asombrosa continuidad de décadas sustentada en principios y adhesiones políticas intercambiables, necesita del surrealismo: los malos de ayer pasaron a ser los buenos de hoy; los enemigos se convirtieron en amigos; personalidades antagónicas mutaron en idénticas, y corruptos en perseguidos.   

Surgido en Francia como movimiento artístico y literario tras el impacto político y social destructivo que significó la Gran Guerra 1914-18, el surrealismo se inspiró en teorías psicoanalíticas, buscando que lo imaginario e irracional trascendiera a lo real. Incluso el uso de la imagen como instrumento para expresar emociones subconscientes, fue de gran utilidad en el desarrollo de la propaganda política. En nuestro continente puede asimilarse al “realismo mágico” que bien describiera García Márquez, consistente en explicar la realidad a través de lo mágico. De algún modo estos movimientos sirven para entender la inconsistencia de los mensajes políticos, que mezclan  diagnóstico con propuesta, patoterismo con fervor, delito con persecución, y utilizan eslógans apocalípticos: tierra arrasada, heladeras vacías.

Pero concluidas las campañas y los efectos narcolépticos de los discursos, se extinguen los desvaríos para dar lugar a una inmutable materialidad. Continuarán prestando patrióticos servicios legislativos Cristina Kirchner, Graciela Camaño, Elisa Carrió (renunciará?), Agustín Rossi, Moreau, Solanas, Donda. A ellos se sumarán ex gobernadores, reemplazados por quienes fueron legisladores. La corporación judicial mantendrá la mayoría automática de la Corte, y a jueces federales como Canicoba Corral, de Giorgi, María Servini, Luis Rodríguez y Rafecas, entre otros. Seguirán pujando por “negocios protegidos” Eskenazzi, Brito, Cristóbal López, Lascurain, Sigman y Mendiguren. Persistirán en sus luchas por la justicia social los Moyano, Barrionuevo, Biró, Palazzo, Santamaría. La educación estará defendida por Baradel y Yasky. Pese a sus poblaciones empobrecidas, mantienen sus feudos gobernadores como Insfrán, Kirchner y Zamora. En San Luis, para no aburrirse, se pelean el Alberto con el Adolfo. El rubro intendentes mantiene apellidos emblemáticos como Posse, Espinosa, Mussi, Ischi. En todos los casos, se suman familiares y amigos. Quienes hayan perdido sus cargos electivos no pasarán al democrático llano; se reubicarán “sin grietas” en intrascendentes cargos públicos como asesores, o en organismos de escasa trascendencia, incrementando el déficit fiscal. Este compacto y extendido grupo de funcionarios, sindicalistas y empresarios, comparten el privilegio de, con o sin crisis y con recursos estatales, autoadjudicarse privilegios. 

Esta descripción es real o producto de un delirio imaginativo? En este último caso, cual es el alucinógeno que lo produce? Desde lo político, de raigambre conservadora disimulada tras insulsas polémicas entre populismo y neoliberalismo, la clave está en un sistema electoral estructurado para favorecer continuidades y nepotismos, acotando el derecho ciudadano a elegir: listas sábana armadas en quinchos, candidaturas simultáneas a más de un cargo, reelecciones indefinidas, ley de lemas, campañas extensas en desmedro de las obligaciones de administrar y legislar. En esta etapa electoral se destacó el alucinógeno llamado PASO, formulado para las internas partidarias. Por tener que beberse aun cuando no haya internas, causó daños colaterales nefastos. El viernes previo a la toma del brebaje, el dólar estaba a $ 46, y el día posterior subió a $ 58, causando histerias generalizadas no solo en inocentes ciudadanos, sino en el sindicalista Palazzo y el economista Redrado, quienes acusaron al gobierno por los efectos no previstos. De igual modo, la imagen onírica “ancha avenida del medio”, pasado el efecto del alucinógeno discursivo inyectado durante seis años, mostró ser un estrecho desfiladero del 6%, mientras sus alquimistas principales negociaban conchabos públicos en las calles tradicionales. En realidad, el surrealismo de nuestros dirigentes consiste en proclamar su preocupación por los pobres, mientras crean y defienden privilegios que les permiten tener permanentemente la “heladera llena”.

Buenos Aires, 30 de octubre 2019

Puntos 2019, a votar

Ante una circunstancia democrática trascendental como es la de elegir el próximo domingo presidente y otras autoridades, se optó por sustituir la metáfora de los crucigramas para interpretar hechos políticos, por la película “El tercer hombre”. Es un clásico policial del año 1949 desarrollado en la Viena de posguerra, con guion del escritor  Graham Green. Harry Lime, interpretado por Orson Wells, ofrece a su amigo de la infancia Martins (Joseph Cotten), desocupado en Estados Unidos, que trabaje con él en Viena. A su arribo, Martins es informado que Lime acababa de morir atropellado por un auto, por lo que asiste presuroso a su entierro. Policías presentes en la ceremonia, lo interrogan respecto a su relación con Lime, para finalmente notificarlo que su amigo traficaba penicilina en el mercado negro, causando centenares de muertes, en especial niños, al adulterarla para maximizar ganancias. Tras descubrirse que Lime había simulado su muerte, Martins consiguió contactarlo para reunirse en el Prater, el parque de atracciones más antiguo del mundo. Para conversar a solas suben a una cabina de la famosa Noria Grande (rueda giratoria), y Martins le reprocha las víctimas inocentes de su negocio. Lime, observando a 70 metros de altura a quienes circulaban por el parque, le responde: Víctimas? Mira ahí abajo; de verdad sentirías pena si un punto de esos dejara de moverse para siempre?

Esta escena semeja la relación de las dirigencias políticas con las muchedumbres anónimas (los “puntos”). Las primeras poseen imagen identificable. Maquiavelo en sus consejos al príncipe ya destacaba la apariencia como instrumento político, al señalar: “Todos pueden ver, pero pocos tocar…muy pocos saben lo que realmente eres”. La modernidad y sus avances tecnológicos, si bien acortaron distancias comunicacionales entre dirigentes y dirigidos, no modificaron este concepto; solo variaron las estrategias discursivas y escenográficas. El príncipe pasó a llamarse líder (que eventualmente se puede tocar), que en busca de un efecto de cercanía anhelan reconocerse por sus nombres: Mauricio, Cristina, y en ciernes, Alberto. En realidad, también sucedía en las monarquías sucesorias: Carlos I, Carlos II, etc. Pero el “muy pocos saben quién realmente eres” permanece inmutable: es ladrón o perseguido político?  Es coherente u oportunista?

En cuanto a los “puntos” anónimos de Orson Wells, la propaganda política modificó esta caracterización cruda y aséptica por una más amigable: gente. Utilizado para hacer creer que el sufrimiento de muchos es el sufrimiento de todos. Mientras que en la película se explicitaba la separación física y conceptual entre el poderoso (Wells) y los “puntos” ubicados bajo sus pies, potenciales víctimas de su accionar delictivo, el vocablo “gente” pretende mimetizar a dirigentes y dirigidos, a ricos y pobres, a victimarios y víctimas. Es un clásico y sofisticado recurso de manejo de masas, que se inició con el bolcheviquismo, y se consolidó con el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Genera una misma pregunta: quiénes manejan las masas y para qué? Previo a incursionar en nuestra actualidad política a partir de estas referencias, se debe tener presente una realidad cronológica. Mientras todos los personajes de la película “El tercer hombre” han muerto, los dirigentes responsables de las crisis argentinas se mantienen vigentes desde hace 25 años, período que equivale a una generación de ciudadanos. De ahí la necesidad de evitar la reiterada trampa del uso del vocablo “gente”, que podemos ejemplificar en una frase del candidato Alberto (se lo menciona solo por su nombre para jerarquizarlo), con motivo de la marcha del oficialismo el pasado sábado: “La gente ve una plaza llena, pero llega a su casa y tiene la heladera vacía”.

Ante esta afirmación, cabe preguntarse cualquiera fuera el resultado electoral: los políticos, legisladores, asesores, gobernadores, intendentes, concejales, integrantes del poder judicial, cúpulas empresariales contratistas del Estado, empresas estatales y organismos autárquicos, sindicalistas en sus versiones políticas y empresariales, y familiares directos en general, que en mayor o menor grado asumen responsabilidades políticas de Estado, y tienen gran incidencia en el déficit fiscal, tienen la “heladera vacía”? Tienen “hambre”? Están desocupados? A los mencionados, deberán agregarse sectores externos asociados que vía corrupción, también incrementan déficit y pobreza: fuerzas de seguridad infiltradas, narcotraficantes, barras bravas, testaferros de funcionarios, financistas lavadores de coimas, operadores encubridores.

Las crisis pasadas nunca las afrontaron sectores privilegiados y prebendarios,  ni se aplicaron principios de equidad. De no hacerlo en esta oportunidad, seguiremos teniendo muchos pobres “con la heladera vacía”. Y no es casual que esta reflexión carezca de “grietas”. Es tan abarcativa como “gente”.

Buenos Aires, 23 de octubre 2019

Crucigrama: pobreza

Para resolver con éxito el presente crucigrama político, cuya palabra clave es “pobreza”, se deberá prestar atención al uso de las paradojas, como se denominan a las  expresiones en apariencia verdaderas que encierran contradicciones o colisionan con el sentido común, que pueden llegar a la hipocresía, que caracteriza a la inconsistencia entre lo que se piensa y se hace o se dice. Formulada esta prevención, pobreza se deberá interconectar con las palabras discurso, campaña, dinero, déficit, deuda, reclamos y propuestas.

Pobreza, en su significado más elemental, es la que sufren quienes carecen de los recursos para afrontar necesidades básicas, como alimentación, educación, salud, vivienda y servicios básicos. A nivel ingresos, para no ser pobre una familia tipo necesita un monto mínimo de $ 31.934. Si no se cubre el valor de la canasta básica de alimentos, se ingresa en la indigencia. Al omitirse en los discursos de campaña la existencia y/o calidad de servicios básicos, resumiendo la condición de pobreza a la cuantificación de los ingresos, surge la primera paradoja. En los reclamos al Estado, el factor común que interrelaciona pobreza con sectores privilegiados, es el dinero. Los privilegios pueden ser “legales” (plantas estatales saturadas con élites políticas y nepotismo, subsidios que igualan necesidades básicas con ganancias, prebendas diversas), o “corruptas” (créditos estatales irrecuperables, sobreprecios, coimas, apoyos delictivos paraestatales). Cuando el debate ingresa en aspectos más sofisticados, como déficit fiscal y deuda pública, cabe preguntarse: son generados por los pobres o los no pobres?  Las incumplen y/o incrementan los pobres o los no pobres? Quienes afrontarán los costos? Las respuestas concretas son las que se omiten en campaña.

Para comenzar a llenar casilleros se deberá pasar de las paradojas a la hipocresía. En campaña, la puja se centra entre quienes tras 14 años de gobierno (incluye dos de Duhalde) dejaron 29,2% de pobreza oculta, y quienes tras cuatro años de gobierno la incrementó en 6,2%. El espectáculo tiene un acompañamiento coral compuesto por otros candidatos, asesores, dirigentes políticos, legisladores, empresarios, sindicalistas, testaferros y hasta revolucionarios de izquierda, entre los que no hay pobres, pero muchos responsables por la pobreza y privilegios. Es importante entonces rescatar entre los discursos superficiales, frases que permiten avizorar el futuro próximo. Dijo Alberto Fernández: “Las deudas se pagan, pero no con el sufrimiento de la gente”. Hace sospechar el uso de una palabra abstracta y genérica: “gente”, que supuestamente, incluye a pobres y ricos. Distinto habría sido decir “que no se pagará con el sufrimiento de los pobres”, como es habitual desde hace décadas, sino por quienes la usufructuaron (prebendas empresarias, privilegios públicos, corrupción estatal-privada, subsidios descontrolados, y por fuerza mayor, emergencias sociales. Con lo que el equilibrio de cuentas públicas permanente en el tiempo, se lograría sin costos sociales irreparables, pero con sacrificios proporcionales a cada sector. Dos ejemplos básicos: bajar en un 20% el costo legislativo (asesores, viajes, ausentismo), y anular la injusta exención impositiva del Poder Judicial que supera los $ 8.000 millones de pesos anuales. Medidas aplicables sin pérdida de puestos laborales legítimos, y manteniendo un buen poder adquisitivo de dietas y salarios. Otra frase engañosa le emitió el candidato Kicillof, con fuente clerical: “Hay quienes venden droga porque no tienen que comer”. Cuando debería decirse: “hay poderosos narcotraficantes asociados con políticos, empresarios, poder judicial, fuerzas de seguridad y criminales, en un negocio multimillonario”. El uso de “soldaditos” pobres para el menudeo es una obviedad en los países donde actúan. Pero parece que políticamente rinde y oculta más poner a los pobres como fachada del negocio.

Las propuestas concretas no provienen de los candidatos. El Partido Justicialista presentó un compendio de más de 600 páginas con anquilosadas ideas (más impuestos, más controles públicos, más burocracia). Los empresarios por su parte, entregaron a los candidatos 300 páginas con el plan “Agenda productiva 20/23”, que tampoco difiere de planteos recurrentes. En sus “costos de producción” mencionan reintegros, tipo de cambio alto, créditos subsidiados, tasas de interés preferenciales, y ….tarifas de servicios públicos. Esto último transparenta que los añorados subsidios de tarifas y el consecuente déficit energético no fue culpa de los pobres. Estos datos pueden ser insuficientes para completar el crucigrama, pero al menos servirán para recordar quienes pagaron los costos de los anteriores acuerdos  históricos y “patrióticos”, que siempre excluyen toda mención a la corrupción.

Buenos Aires, 16 de octubre de 2019

Crucigramas: federalismo

La utilización de crucigramas como metáfora para formular análisis u opiniones políticas, responde a que resolverlos con éxito exige un ejercicio mental para entrecruzar palabras de significado diverso y mediana complejidad. De ahí su condición de popular: entretiene obligando a pensar. Gimnasia poco ejercida por políticos y opinólogos que exhiben enormes dificultades para combinar coherentemente al menos cuatro o cinco palabras / conceptos. El presente crucigrama tiene como palabra clave “federalismo”, que deberá interrelacionarse con jueces, constitución, antecedentes, gobernadores, campaña y acuerdos. No interesan sus definiciones abstractas, sino los personajes y/o hechos concretos que cada una contiene. Por ello no se dice “provincias”, sino “gobernadores”.

El llenado de casilleros comenzará por la palabra jueces, en base al reciente fallo de la Corte Suprema, que tras mes y medio de estudio y mayoría de tres votos, resolvió a favor del reclamo de 15 provincias que por afectar su coparticipación, rechazó la decisión del gobierno nacional de sacar hasta el 31 de diciembre el IVA a los alimentos de la canasta básica, y aumentar el mínimo no imponible de Ganancias. Votó en disidencia el juez Rosenkrantz, sosteniendo que la relación jurídica entre Nación y provincias no otorga a éstas el derecho de exigir un determinado nivel de recaudación por parte del Estado Nacional. En caso contrario, serían inválidas todas aquellas leyes presentes y futuras que dispusieron exenciones sobre impuestos coparticipables, y no hayan tenido la aceptación de cada una de las provincias. Como la Corte se asocia a constitucionalidad, deberemos interconectar el fallo con las palabras constitución y antecedentes, y preguntarnos: en qué marco se desenvuelve la relación Nación-Provincias?

En cuanto a antecedentes, cabe remontarse a la reforma constitucional de 1994. Por sobre las grandilocuencias dialécticas de entonces y creación de innumerables organismos, un tema esencial que no logró consensos patrióticos fue el “fortalecimiento del régimen federal”. Ante la urgencia de aprobar la reelección de Menem, se apeló al artilugio de la cláusula transitoria sexta, que imponía que antes de finalizar el año 1996, debía sancionarse una ley-convenio que definiera los porcentajes de coparticipación correspondiente a cada provincia, Ciudad de Buenos Aires y Nación. No se cumplió entonces, ni al día de hoy. Entre los 305 constituyentes, se encontraban los hoy ministros de la Corte Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, quienes sumados al ministro Lorenzetti recuerdan la “mayoría automática” de la Corte menemista, por sus votaciones invariablemente unificadas.

Combinadas las palabras jueces, constitución y antecedentes, resta llenar casilleros con las palabras más políticas e institucionales: gobernadores, campaña y acuerdos.  En un país sin partidos pero con clases dirigentes estables que fracasaron, la campaña no se aparta de eslógans vacíos, realineamientos impúdicos, insultos para simular carácter, y propuestas basadas en rumores sobre rumores desmentidos por otros rumores, que incluyen ideas marketineras delirantes, como conformar mesas de diálogo integradas por Manes, Carr y Tinelli, entre otros.

Entre tanta frivolidad nadie especifica lo fundamental: cómo se distribuirán los costos de los nuevos sacrificios que se avecinan? Los antecedentes no ayudan: la actitud de muchos gobernadores por la coparticipación federal, el fallo de la Corte, los movimientos de cámaras empresariales como la UIA, las acciones gremiales coercitivas como las de Aerolíneas, entre otras, configuran el verdadero espejo que refleja nuestro futuro inmediato. Las dirigencias responsables por su parte, prometen acuerdos económico-sociales que no se cumplirán, porque los políticos, empresarios y sindicalistas implicados jamás resignarán privilegios prebendarios a costa del Estado. Con estos datos, ya se puede completar el crucigrama.

Buenos Aires, 09 de octubre 2019

Crucigramas: peronismo

La palabra clave del presente crucigrama es “ajuste”, que si bien tiene diversas acepciones no específicamente económicas (arreglar, acomodar, acoplar), debido a reiteradas experiencias pasadas, en términos políticos posee un significado social excluyente: anuncia crisis, sacrificios, y en situaciones límites, hambre. No para todos; solo para quienes los políticos llaman “la gente”. Para resolver el crucigrama, se deberá intentar evitar que los mismos políticos propongan los mismos ajustes, que concluyan en los mismos fracasos.

Para ello es necesario identificar a quienes con responsabilidades directas en las crisis a nivel estatal, no han sufrido ni sufrirán los temidos “ajustes”. No es difícil: funcionarios jerárquicos de la administración central, poder legislativo, poder judicial, ejecutivos provinciales, intendentes, concejales. Ámbitos que además, están sembrados de familiares directos del poder. De esta estructura administrativa pública nacional, derivan los nexos institucionales con el gremialismo, organizaciones empresariales y financieras. En muchos casos, los nexos se prolongan a estamentos no institucionales más oscuros: gestores empresarios y judiciales, testaferros, barras bravas, narcotraficantes. Muchos de sus integrantes, que jamás sufrieron los “ajustes” por las crisis que causaron, tienen presencia permanente en diversos medios de comunicación, para manifestar su preocupación “por los que tienen hambre”, mientras se adjudican prebendas, jubilaciones de privilegio,  ejercen el nepotismo, y finalmente, por acción o complicidad pasiva, permiten o defienden una corrupción desaforada a costa de los recursos públicos

En este contexto, las medidas aplicadas en los “ajustes” presentadas como innovadoras, no lo son: incautación de ahorros de ciudadanos de niveles medios; entregas compulsivas de bonos; el no pago de deudas; congelar precios y salarios “por un tiempo”; vender empresas estatales para obtener dinero; reestatizarlas para obtener dinero, y con o sin crisis, promover y proteger la corrupción. Por el contrario, jamás se eliminan prebendas en los tres poderes del Estado disfrazadas de derechos adquiridos; no se desactivan las enormes inequidades salariales y jubilatorias basadas en autarquías financieras estatales inexistentes, pues solo recauda el Estado; no se permite acceder democráticamente a cargos estatales y privados a través de concursos públicos, manteniendo nepotismos que concentran trabajo en grupos familiares. Y no casualmente, jamás existieron reclamos gremiales al respecto.

Para pasar de un diagnóstico preliminar abstracto al llenado de casilleros con nombres concretos, se tomará como ejemplo el desempeño de nuestro equipo de básquet en el reciente mundial de Tokio. Si bien fue un finalista sorpresivo, se apoyó en sólidos fundamentos: proyecto estructural a partir de 1984, planificación, esfuerzo, trabajo en equipo. Y un detalle significativo relevante: cuando en el 2014 la conducción de la Confederación Argentina de Básquetbol tuvo hechos de corrupción, Ginóbili, Scola y todos sus compañeros pidieron públicamente una limpieza dirigencial. Trasladado el ejemplo al campo político, se propone armar una delegación conformada por doce jugadores como en el básquetbol, para participar en el torneo nacional “ajuste económico”. Los jugadores preseleccionados se caracterizan por actuar políticamente; haber participado en su mayoría en gobiernos de distinto signo; ser habituales conferencistas y autores de libros que explican cómo resolver los problemas de Argentina, y autocalificar a sus gestiones o ideas como exitosas. La delegación estará formada por Cavallo, López Murphy, Redrado, González Fraga, Lavagna, Nielsen, Prat-Gay, Loustau, Kicillof, Melconian, Dujovne y Stuzenegger. Director técnico: Remes Lenicov. Nutricionista: Marcó del Pont. Utilería: Felisa Micelli. Boudou no fue habilitado para integrar el equipo. Y Moreno tiene derecho de admisión.

Para alcanzar el título deberán presentar una propuesta unificada con los siguientes puntos: 1) vías de desdolarización de la economía, indicando etapas y plazos; 2) compatibilización de los índices de inflación con el de nuestros países limítrofes, indicando etapas y plazos; 3) proponer un “ajuste” cuyos esfuerzos recaigan en las ineficientes y costosas estructuras estatales; relacione lo laboral y salarial con principios de equidad, y desactive prebendas empresarias. Jugadores: empezar a practicar lanzamientos al aro.

Buenos Aires, 25 de septiembre de 2019.