Cómo funciona la AFI?

La Agencia Federal de Inteligencia (AFI), años atrás llamada SIDE, conforma con otros organismos militares, de seguridad y policiales el Sistema de Inteligencia de la Nación (ley 25.520), cuya misión es la de proteger la seguridad exterior e interior del país. Sin embargo, la SIDE/AFI se destaca desde hace más de tres décadas por ser parte en todos los escándalos políticos (sobresueldos a funcionarios; sobornos a senadores; maniobras ilegales). Pese a lo cual se mantiene inalterable. Será porque en contextos de alta corrupción estatal, en lugar de ser un organismo profesional de inteligencia, es un útil instrumento para operaciones políticas?.

Lograr una respuesta implica alejarse de lo escenográfico para detenernos en aspectos claves que emergen de las causas judiciales, que en simultáneo tramitan los jueces federales Ramos Padilla, Augé y de Giorgi, y generan interrogantes que no son planteados en los debates. Si tomamos como punto de partida el conflicto entre el poderoso agente Stiuso y el entonces ministro Béliz en el año 2004, se conocieron públicamente a la fecha como integrantes del organismo, sean secretarios, directores, personal de planta o contratados, veintitrés nombres con cierto orden cronológico: Stiuso, Vila, Larcher, Mena, Taihade, Pocino, Parrilli, Arribas, Magdalani, Caamaño, López, Bogoliuk, Degastaldi, Barreiro, Miragaya, Alan Ruiz, Dalmau Pereyra, Martín Coste, Araque, Melo, Sáez, Matta y Funes Silva. Tal movilidad laboral jerárquica en los integrantes de planta en un período de tan solo 16 años, demuestra que tanto la profesionalidad a través de funcionarios de carrera, como el cumplimiento del requisito de reserva, no son virtudes del organismo. Muchos de los nombres señalados transparentan las fuertes conexiones existentes en el seno de la AFI, entre los poderes ejecutivo (conducción); legislativo (control), judicial (jueces y fiscales) y Consejo de Magistratura, que aglutina a diez representantes de los tres poderes del Estado, y tres de entes privados. No es un detalle menor. El “oscuro mundo de los servicios de inteligencia”, es un cabal reflejo del “oscuro mundo de la política”.

A partir de esta realidad se abre un sinnúmero de interrogantes. Uno de ellos referido a la forma de seleccionar a los agentes de inteligencia, dado que dentro de la AFI funciona la Escuela Nacional de Inteligencia, encargada de formar, capacitar y perfeccionar a todo el personal perteneciente al sistema de inteligencia nacional. Cuál es el plan de estudios y duración de la carrera para ingresar a la AFI? Es condición necesaria cursarla y aprobarla para actuar como agente en planta permanente? Existe un escalafón que determine ascensos según méritos y posgrados de perfeccionamiento, o en la práctica los niveles de conducción son políticos? Estas dudas nacen en que muchos de los involucrados en las causas se presentan como “ex agentes”. Se retiraron por jubilación, voluntad propia o fueron echados? Sean activos o retirados, cumplen con el requisito de guardar secreto establecido en el artículo 12° del decreto reglamentario?

Nuevos interrogantes surgen cuando las crónicas periodísticas presentan a espías como “inorgánicos” y contratados. Inorgánico define químicamente a sustancias que no forman parte de seres vivos; en este caso, a quienes no pertenecen a la AFI. En esta condición, tienen acceso a instalaciones y al personal? Policialmente hay un término menos sofisticado pero más explícito: soplones, que se mueven en un ámbito delictivo y brindan información a contactos policiales. Es esta la función de los “inorgánicos”? Por la asociación de nombres que surgen públicamente no lo pareciera. En cuanto al personal contratado, debe prestar servicios transitorios por tiempo determinado. Se cumple este requisito, o como en la administración pública, este personal sin formación específica es contratado por tiempo indefinido, con acceso a áreas de inteligencia? Estos interrogantes deberán ser respondidos por el presidente Fernández, quien debe fijar anualmente los lineamientos estratégicos y objetivos de la Inteligencia Nacional, la fiscal Caamaño, interventora de la AFI, y quienes integran la Bicameral legislativa de Seguimiento, en especial de la oposición (hay que ganarse la dieta de cada día).

Retornando al campo judicial, y entendidas las fuertes interrelaciones políticas que confluyen en la AFI y las dudas en cuanto a su estructura, las causas en curso cobran mayor relevancia. Todos los servicios cuentan con direcciones de Inteligencia y Contrainteligencia, esta última para detectar y desarmar operaciones de inteligencia. El desafío de los jueces será diferenciar entre unas y otras. Y eventualmente, constatar un uso externo de información confidencial destinada a amenazar y coaccionar, como sucediera en el caso DAlessio, que lamentablemente el juez Ramos Padilla demora en elevar a juicio oral y público. Que como dato de color, muestra un aparente paradigma del espía argentino: DAlessio se presentaba como tal en programas televisivos, sin que se detectara su engaño.

Buenos Aires, 22 de julio 2020