Halcones, palomas e híbridos

La definición tras las PASO de candidaturas para la elección legislativa del 14 de noviembre, merece algunas reflexiones con vistas al futuro político inmediato. Existe consenso respecto a la pobreza comunicacional de la campaña, que salvo excepciones semejaron a espectáculos tipo “stand up”, con candidatos gesticulando, gritando, formando coreografías, acusando, promoviendo sexo, astrología y hablando con las mamás. Esta mediocridad publicitaria y discursiva transparenta peligrosamente la mediocridad intelectual de las dirigencias responsables de conducir, legislar e impartir justicia. No en vano los publicistas sostienen que es imposible realizar una buena campaña con un mal producto, o que el engaño se mantenga en el tiempo. Asimismo, dado que las propagandas políticas se diseñan para llegar a todos los públicos, los resultados indicarían que no impactaron en los sectores sociales angustiados por la pobreza y falta de trabajo, sirviendo solo para el entretenimiento y/o crítica de sectores sociales sin necesidades básicas insatisfechas. Clarificarlo sería un buen aporte de encuestadores y sociólogos.

Tal mediocridad deja en claro que los cambios estructurales deberán consensuarlos y promoverlos una ciudadanía movilizada y propositiva, dentro de marcos democráticos. Ello implica clarificar y reformular el concepto “grieta”, inoculado en la sociedad por las castas políticas para mantener poder. La versión moderna de dividir binariamente a una sociedad surge con la doctrina del filósofo jurídico alemán nacionalsocialista Carl Schmitt. Crítico de la democracia liberal y parlamentaria, propugnó una autocracia con partido único, para lo cual estableció la distinción entre amigo-enemigo, porque “el enemigo es simplemente el otro que está en contra de mi posición”. No en vano este planteo hoy vigente, se desarrolló en el período en el que predominaron Mussolini, Hitler y Stalin. Este principio se trasladó a la propaganda política a través de la técnica llamada “del enemigo único”, el que preferentemente no debía ser un partido sino en el jefe de ese partido, pues es más fácil para las sociedades individualizar a un adversario que a una institución. Por ello se busca fanatizar a través de personalismos (Cristina Kirchner/Mauricio Macri), o generalizaciones supuestamente ideológicas (liberalismo/populismo; derecha/izquierda), en lugar de formular opciones que definan perfiles políticos, como capaz/incapaz; honesto/deshonesto; principista/oportunista.

Sin embargo esta estrategia discursiva y manipuladora ofrece en nuestro país una paradoja peculiar. Las fluctuantes configuraciones electorales producidas desde la crisis 2001/02 a la fecha, muestran que la “grieta” no rige para las castas que la promueven, dado que en cada turno electoral se presentan realineamientos oportunistas basados en el intercambio de cargos y privilegios. Vale citar como ejemplos paradigmáticos los casos de Cristina Kirchner-Cobos y Lavagna-Gerardo Morales (2007); Ricardo Alfonsín-González Fraga-Francisco De Narváez (2011); Massa-Stolbizer (2017); Kirchner-Fernández-Massa y Macri-Pichetto (2019); Manes-Stolbizer (2021). Si extendemos los ejemplos a segundas líneas, cabe recordar que la tercera vía electoral de Lavagna en el 2019, terminó incorporando a varios de sus integrantes al actual gobierno, o que Ricardo Alfonsín fuera premiado con la embajada en España por criticar al gobierno de Cambiemos.

Abandonada la simplicidad binaria de la “grieta”, los análisis y evaluaciones del ciudadano común serán más profundos y exigentes para interpelar a las castas dirigentes, en lugar de someterse a reacciones emocionales o desgastarse en acaloradas discusiones improductivas. Por ejemplo, el simplista planteo binario basado en la caracterización zoológica de “halcones o palomas”, usado en los análisis periodísticos  para señalar actitudes políticas, hace suponer que los primeros son malos, y las segundas buenas. Pero en los hechos puede llamarse “halcón” a quien se niegue suscribir acuerdos nocivos al interés general, y “paloma” a quienes los apoyen negociando favores personales. Además, esta división binaria zoológica omite la existencia de los híbridos, como se denominan en el mundo animal o vegetal a quienes tienen progenitores de distintas especies. En política serían quienes se presentan ante la sociedad con una identidad para ser elegidos, y una vez asumidos como legisladores adoptan otra para votar, afectando seriamente a la democracia, porque burlan la voluntad popular y facilitan la sobrevivencia de las castas políticas al intercambiar prebendas.

Esta amplitud mental deberá ejercitarse para lo que viene, en momentos en que todos invocan sin más detalles la necesidad de un gran acuerdo político, sin explicitar ante la sociedad las acciones concretas que lo integrarán, quiénes lo suscribirán, y qué cláusulas penalizarán eventuales incumplimientos

Buenos Aires, 15 de septiembre 2021