Sexo explícito en campaña

Cuatro opiniones de personas con responsabilidades sociales que tuvieron repercusión mediática durante la campaña, merecen un análisis que exceda lo descriptivo o a calificaciones tales como vulgaridad, histeria y frivolidad, por presentar patrones que caracterizan al mensaje político.

La candidata a diputada Tolosa Paz expresó en un programa televisivo dirigido a un público joven, que en el peronismo “se garcha”. La Secretaria de Seguridad Frederik, en un reportaje en el que se comparó la inseguridad en nuestro país con la seguridad en Suiza, afirmó que este país es seguro pero aburrido. En una escuela técnica de La Matanza, una profesora es filmada en clase despotricando a los gritos contra Macri y contra un alumno que mencionó al kirchnerismo. El presidente Fernández valoró a la docente, por haber promovido “un formidable debate que invita a pensar, y abre la cabeza a los alumnos”.

Estos casos aislados se interconectan no solo por sus trasfondos políticos, sino por aspectos comunes: las opiniones no se avalaron con datos que permitan debatir, argumentar, convencer; por el contrario, se sustentan en comparaciones arbitrarias, prejuiciosas o falaces. Para Tolosa Paz la actividad sexual generalizada la asegura solo el peronismo (pese a los avances farmacológicos al respecto). Para Frederik, la ausencia de inseguridad provoca aburrimiento. Para la docente, “Macri robó”, pero cuando un alumno la interroga acerca de Cristina Kirchner, a los gritos afirma que “sus causas están armadas”. Para el presidente y profesor Fernández, opinar, prejuzgar o aleccionar sin presentar información de apoyo, “abre la cabeza”. Unidas las piezas de este rompecabezas (cabezas abiertas), se tiene una síntesis práctica de la insustancialidad del discurso político, que apela recurrentemente (en muchos casos de modo inconsciente), a dos principios básicos de la propaganda política, llamados de simplificación y vulgarización.

El de simplificación (mal llamado grieta), consiste en concentrar en una persona o sector culpas, odios y esperanzas (ejemplo: Cristina Kirchner y Mauricio Macri). El de vulgarización se basa en que toda propaganda debe ser popular, por lo que su nivel tiene que adaptarse al menos inteligente de los individuos. Este principio se observa en la subestimación que políticos maduros tienen del electorado joven, pretendiendo captarlo a través de actitudes grotescas y ajenas a sus necesidades y modos de pensar. O peor aún, a la ministra Teresa García recomendando a los jóvenes “que no miren televisión”. Aplicados a nuestra realidad vernácula, estos clásicos principios presentan disociaciones comunicacionales, debido a que las castas políticas (muchas de ellas groseramente enriquecidas), parecieran moverse dentro burbujas sanitarias que entrecruzan mensajes ajenos a las urgencias e intereses de los ciudadanos comunes. A los que se intenta convencer mediante opiniones sesgadas, en lugar de hacerlo con información y argumentación, y con promesas generalizadas que se agotan en diagnósticos, en lugar de formular compromisos explícitos que se plasmen en realidades.   

Durante 60 días, plazo que se extiende desde el 13 de septiembre, ya conocidos los candidatos definitivos tras las PASO, hasta el 12 de noviembre previo a la veda electoral, las castas políticas tendrán una oportunidad para corregir parcialmente estos engaños, ante la incontrastable realidad de que con o sin acuerdo con el FMI, tras la elección se adoptarán medidas que ya están predefinidas y serán de mayor dureza que las vigentes. Por lo que ingenuamente cabe preguntarse porque no se someten dichas medidas a consideración y debate durante la campaña, para que sean legitimadas por el voto mayoritario. Se las aceptará y afrontará si los sacrificios propuestos son equitativos, o se las rechazará si mantienen privilegios que son causales de los llamados “ajustes”, reflejados hoy en más de un 42% de pobreza.

De no seguirse este camino, se repetirán los acuerdos llamados “históricos y patrióticos”, suscritos y validados solo por las castas políticas y corporativas responsables del atraso, con los nefastos resultados ya conocidos.

Buenos Aires, 08 de septiembre 2021