Peronismo sin Perón

De los hechos políticos que se produzcan hasta el cierre de listas de candidatos el 24 de junio, deben rescatarse los que marquen hitos analíticos esclarecedores para afrontar el tránsito hasta las elecciones que definan el nuevo gobierno a partir del 10 de diciembre. El acto del oficialismo en Plaza de Mayo, día en que se conmemoraba un nuevo aniversario en el que nuestra colonia se declaró autónoma del gobierno español ante el derrocamiento de su monarca, exhibió curiosidades: no se recordó la efemérides, sino los 20 años de que Néstor Kirchner asumiera la presidencia; no lo encabezó el presidente, sino la vicepresidenta como única oradora, y una vez más, la memoria de Perón fue utilizada como complemento escenográfico de quienes buscan encubrir malas praxis invocando al “peronismo”. Cabe reflexionar sobre este último aspecto.

Como el término “batalla cultural” es demasiado sofisticado para describir técnicas tradicionales de propaganda política destinadas a manipular la opinión pública, vale citar algunos datos concretos que le otorgue cierta encarnadura humana a la memoria de Perón. De la Italia de preguerra, rescató su organización corporativa. Asumió su primera presidencia en 1946, y en ese año fundó el Partido Justicialista, del que fue presidente hasta su muerte; fue derrocado en 1955; durante su exilio surgieron intentos gremiales de un peronismo sin Perón; a su regreso al país, asumió su tercera presidencia en 1973, y sectores juveniles en armas intentaron utilizar “al viejo”, que reafirmó su liderazgo echándolos de Plaza de Mayo durante su último discurso; orgulloso de su condición militar, asumió sus presidencias de uniforme. Su buena formación geopolítica se plasmó en su “tercera posición” entre “yankees y marxistas”, para usar el eslogan de entonces. En cuanto a profundizar los éxitos, fracasos y desencuentros que marcaron el extenso período de su vigencia en vida, existe una amplia bibliografía con múltiples y variados posicionamientos.  

Transportados a la actualidad, a partir de la crisis 2001-2002, la memoria de Perón se diluye con el inicio de la liquidez ideológica, en la que peronistas, radicales y otras vertientes fueron oscilando entre distintos acuerdos electorales de cúpulas. Es así como el gobierno de Menem, siempre considerado peronista, una vez asumida la presidencia por Néstor Kirchner, incluso quienes lo integraron y alabaron descubrieron que era un “menemismo neoliberal” que nada tenía que ver con Perón. Desde entonces comenzó a mimetizarse el significado de peronista y kirchnerista. Los grandes acuerdos que todos invocan y siempre existieron para participar del poder, se plasmaron en la propuesta electoral “Cristina, Cobos y vos”. El fenómeno alcanzó al radicalismo, en el que el célebre apotegma de Alem “que se rompa pero que no se doble”, fue dejado de lado por Leopoldo Moreau y Ricardo Alfonsín, otrora candidatos presidenciales por la UCR, hoy férreos kirchneristas. No sorprende que los hoy tres potenciales candidatos kirchneristas, De Pedro, Kicillof y Massa, no sean peronistas, al menos en sus orígenes. La memoria de Perón y su simbología quedó como recuerdo a ser utilizado “cuando las papas queman”, frase que utilizara la vicepresidenta y repitiera Massa para describir la actualidad. Massa es un caso a seguir, pues representa al arquetipo de una de las alertas de Maquiavelo al príncipe: “Quien cambia de bandos, queda en ninguno”.   

Será importante evitar que una vez más la campaña electoral utilice a Perón, Irigoyen, próceres y símbolos patrios, para encubrir malas praxis, corrupciones y mediocridades de las actuales dirigencias responsables de la grave crisis socio-económica. La realidad indica que ninguna encuesta informa a quienes votaron o votarían los ciudadanos asesinados a mansalva, los trabajadores impedidos de circular, o a los pequeños y medianos empresarios sometidos a chantajes gremiales. Tampoco aclaran si los afectados son peronistas, radicales, socialistas, de derecha o de izquierda. Pero como hasta el cierre de listas será inevitable que predominen las habituales escenografías de campaña, que incluyen los transfuguismos de rigor, es de esperar que en paralelo estén trabajando equipos técnicos solventes para elaborar planes de gobierno integrales a ser presentados a la ciudadanía a partir de la oficialización de candidaturas. Hasta entonces el devenir político en los próximos veinticuatro días pueden observarse a modo de crónica social. Tal los casos de Elisa Carrió, que tras haber anunciado que no ocuparía más cargos políticos se presentará como precandidata a presidenta, y del presidente Fernández, que no dudó en bastardear la memoria del cardiólogo René Favaloro para degradar a opositores.

Buenos Aires, 31 de mayo 2023