Cristina, Mauricio y Milei

Como sucediera en 1912 con el recordado naufragio del Titanic, en el que algunos privilegiados fueron rescatados por el Carpathia, los políticos que hoy se hunden en la nave 2019-2023 luchan desesperadamente por subirse a botes salvavidas, léase negociar listas electorales y cargos, para poder usufructuar la remozada nave 2023-2027.

Como en todo naufragio, existen logísticas de evacuación primero y de rescate luego. En esta última priman datos concretos, como situación climatológica, ubicación geográfica y recursos de sobrevivencia. Políticamente, este rol orientativo analítico para llegar a puerto (léase elecciones), y tratar que el trasatlántico 2023-2027 se diseñe con mayor seguridad para los ciudadanos comunes, usualmente ubicados en tercera clase y sin acceso a cubierta, son Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Javier Milei. La argumentación obviará situaciones judiciales, para no invalidarla desde el inicio. Cristina y Mauricio, encabezaron las llamadas coaliciones o “espacios” que desde el 2003 con Néstor Kirchner, reemplazaron a los otrora consolidados partidos, entre ellos el PJ y la UCR, mimetizados tras las “marcas” Todos, Juntos o similares, confirmando que como bien señalara Natalio Botana, la fusión de liderazgo democrático con partido político que lo sustente estaría agotada. Hoy un mismo bote salvavidas lo pueden compartir peronistas, radicales, derechas e izquierdas carentes de convicciones, por lo que conseguir consensos intersectoriales implica negociar cargos, prebendas y recursos públicos.

Tal hibridez explica la ausencia de líderes con capacidad de imponer políticas en un contexto de disensos, transformados en simples jefes con entornos adherentes beneficiarios llamados “núcleos duros”. En modos de conducción, Mauricio configuró estructuras con toma de decisiones más horizontales, mientras que Cristina, replicando la tradición peronista y el estilo unipersonal ejercido en Santa Cruz, hizo prevalecer la verticalidad absoluta. Por ello en la oposición sobran candidatos que pregonan autonomía, en algunos casos con una excesiva autoestima en cuanto a sus capacidades de conducir, mientras que en el oficialismo nadie se atreve a lanzarse (no confundir con amenazar), sin la bendición de la aún Jefa. Con vistas a futuro, se destacan dos frases de los ex presidentes renunciantes a ser candidatos. Mauricio expresando que “debemos tener claro para que queremos triunfar”, alertando que diseñar estrategias solo para ganar (caso del actual gobierno), augura graves problemas futuros para el país. Y Cristina anunciando que “es hora que alguien tome el bastón de mando. Yo ya di todo”, lo que produjo un estado de desamparo en sus feligreses en general intelectual y operativamente mediocres, como suele suceder con quienes aceptan someterse a conducciones férreas y unívocas. Rasgos que se extendieron a actores de la oposición, lo que se comprobará con el cierre de listas. Esta liquidez política promueve lo que Maquiavelo destacaba como vicios de los soldados mercenarios, al caracterizarlos como “ambiciosos, desleales, valientes entre los amigos, pero cobardes cuando se encuentran frente a los enemigos”.

Para desentrañar a Milei vale mantenerse en la república florentina de Maquiavelo, pues en el siglo XV existió un símil llamado Savonarola. Era un predicador dominico carismático y fundamentalista, que explotando el hartazgo de las masas urbanas lanzó públicas denuncias de corrupción contra el poder político y la Iglesia, en gran parte ciertas. Pero como sus discursos se agotaban en diatribas, sus seguidores lo fueron abandonando, y una vez excomulgado por la Iglesia terminó quemado en la hoguera en 1498. (Atención: es una referencia histórica que no pretende dar ideas a quienes están anunciando “sangre en las calles”). En cuanto a su poder político, Milei puede asimilarse a un catalizador, que es una sustancia capaz de acelerar o retardar una reacción química, pues logró acelerar mediocridades de muchos personajes políticos, más preocupados por lo que Milei representa en votos, que neutralizarlo con propuestas de gobierno modernizadoras y socialmente equitativas, pero más racionales y factibles. También afectó a opinólogos, analistas y encuestadores, que quizás en el afán de crear un suspenso en un contexto de declaraciones soporíferas, plantean que con solo Milei y su hermana, se pueda lograr una competencia electoral dividida en tercios.

Resumiendo, el verdadero mérito de Milei hasta el momento, es haber logrado asustar a rancios caudillismos y corporativismos conservadores, y haber permitido comprobar que en pleno siglo XXI abundan Savonarolas en el discurso político argentino.

Buenos Aires, 24 de mayo 2023