Del miedo virtual al real

El hecho de que el miedo haya sido inoculado a la sociedad por políticos contra políticos, indica que tras definirse la presidencia el próximo 19 de noviembre, el miedo imaginario (campaña electoral), continuará en su versión real (acciones de gobierno). Así triunfen Massa o Milei, los argentinos despertarán el lunes intentando seguir sobreviviendo en el mar, mientras los botes salvavidas estarán ocupados por oficialistas y opositores en busca de seguir manteniendo privilegios, lo que augura que por voluntad propia no harán las reformas institucionales y operativas virtuosas necesarias. Promoverlas será el desafío de organizaciones y ciudadanos alejados de los círculos de poder responsables del atraso y la pobreza. En tal sentido, el gobierno integrado por la tríada Fernández-Kirchner-Massa brinda valiosas enseñanzas.

Nuestra relación gobierno-círculos de poder la explicita Maquiavelo, cuando al referirse a los principados civiles, señala que “un príncipe hábil debe hallar una manera por la cual sus ciudadanos siempre tengan necesidad del Estado y de él. Y así le serán siempre fieles”. En cuanto a los ámbitos de poder, expresa que “el príncipe cuyo gobierno descansa en soldados mercenarios no estará nunca seguro ni tranquilo, porque están desunidos, son ambiciosos y desleales”. Vale aclarar que esta precisión refería a la política florentina del siglo XVI.

Partiendo de que el voto y el nivel de representación de los elegidos para cumplir con sus votantes marca la esencia de una democracia, el actual proceso electoral brindó un muestrario de tergiversaciones. En las internas de las PASO, con posibilidades de triunfar en la elección presidencial quedaron Massa por el oficialismo, con Bullrich y Milei como opositores. El primer análisis numérico de las PASO, según discurso opositor, indicaba que el 65% de la ciudadanía reclamaba un cambio, y terminar con doce años de kirchnerismo. Pero tras la primera vuelta electoral, que dejó a la candidata Bullrich fuera del balotaje, las dirigencias de Juntos por el Cambio mutaron de diagnóstico e ingresaron en un marco de inconsistencias e hipocresías. Mientras Bullrich y Macri acordaron el apoyo a Milei para el balotaje, los radicales Morales y Lousteau anunciaron en conferencia de prensa una curiosa neutralidad, pues de inmediato aclararon que no querían el triunfo de Milei, postura a la que se acopló Larreta. Y en cuestión de horas, Morales terminó militando por Massa. Posteriormente otros sectores políticos fueron más claros en favor de Massa, al plantear que no querían dar “un salto al vacío”, frase que hace suponer que para mantener sus consolidados privilegios conviene continuar con los pies sobre la tierra, y apoyar al Fullero entes que al Loco, según los apodos cruzados entre políticos, aunque ello implicara prolongar el gobierno de los hasta pocos días antes denostados dieciséis años de kirchnerismo (Cristina, perdona a los conversos) Moraleja, quienes darán el temido “salto al vacío”, triunfe quien triunfe el próximo domingo, serán nuevamente la postergada sociedad argentina. Estas ambigüedades y oportunismos arrojan enseñanzas e interrogantes: 1) el problema no es como votan los humildes o sojuzgados, sino como votan las clases dirigentes beneficiarias que nunca pierden elecciones, solo se reubican. Por ejemplo, cuatro gobernadores que perdieron en sus provincias, ingresaron en el Senado. 2) en una campaña en la que abundaron grandilocuencias y espiritismos para suponer que pasaría si ganara “el otro”, cabe un ejercicio místico: ¿qué cambios hubieran hecho realmente la voluble fórmula Larreta-Morales en caso de haber alcanzado la presidencia?

A partir del lunes se ingresará en los conocidos “sacrificios patrióticos”, para que nada cambie respecto a quienes legal o ilegalmente usufructúan y/o saquean recursos del Estado. Para detectar los nuevos engaños, los hechos políticos y judiciales resonantes no deberán analizarse en forma aislada, sino insertos en una trama delictiva consolidada, que permitirá observar por ejemplo, que los casos Nisman, política exterior, Insaurralde, estafas en la legislatura bonaerense, juicio político a la Corte, espionajes de la AFI, un sistema electoral amañado, entre otros asuntos, son secuencias de una trama que repite personajes, estrategias operativas, recursos propagandísticos e impunidades. Para el ejercicio de entender las tramas, y aprovechando que las dirigencias estarán abocadas a la estresante tarea de distribuir y crear cargos públicos, es importante clarificar conceptualmente los términos mafia, fascista, espionaje y corrupción, que suelen presentarse más como insultos aislados o recurso discursivo de ocasión, que como crudas realidades existentes.

Buenos Aires, 13 de noviembre 2023