Brevedades engañosas

La formulación de mensajes simples y breves, para que sean masivamente entendibles apelan a palabras que presuponen maldad (mafioso, fascista), virtud (igualdad, soberanía), o combinan opuestos, poniéndose el emisor del lado positivo (democracia o mafia). Esta regla llamada “de simplificación” se potenció con la brevedad que exigen las redes sociales, donde se opina sin profundizar. Por ello cuatro palabras de uso habitual en los debates políticos merecen una definición inicial que supere la brevedad del eslogan, porque identifican a sectores que intentarán mantener privilegios e impedir los cambios virtuosos que demanda la sociedad: mafia, fascismo, espionaje y corrupción.

Mafia.- Originada en Sicilia, el sociólogo italiano Gaetano Mosca la definía como una estructura de poder paralela, surgida por incapacidad o complicidad del Estado. Sus negocios privados (prostitución, juego, contrabando), requerían de coberturas estatales (funcionarios, policías, jueces), logradas mediante sobornos o amenazas. Tras la Segunda Guerra surgieron mafias en cabeza del Estado para saquear dineros públicos, que son los más desprotegidos y fácilmente obtenibles. En este caso los privados (contratistas, proveedores, concesionarios), pasaban a ser cómplices externos de funcionarios públicos. Para poder decir ante un escándalo de corrupción“el presidente, el vice o el ministro no podían saberlo”, se diseñan confusos circuitos burocráticos. Sean los corruptos privados o estatales, utilizan información privilegiada, sobornos, tráfico de influencias, evasión fiscal, lavado de dinero, extorsiones, fraudes, malversaciones y prevaricación. Los empleados o funcionarios honestos que se rebelen, carecerán de toda apoyatura gremial en su defensa.

Fascismo.- “Fascio” es un término italiano que describe a un conjunto de varillas consideradas frágiles individualmente, pero fuertes si se unían, principio simbólico aplicado a organizaciones políticas. En 1919 Mussolini fundó los “fascios” de combate, que eran “escuadras” de acción directa (camisas negras), que derivaron en un partido político que intentaba organizar la economía y las relaciones entre clases en nombre de “los intereses superiores” de la nación. En febrero de 1934 se crearon las corporaciones, que inspiradas en la idea de “representación de intereses”, reunían por cada sector productivo a sus empresarios y trabajadores, De sentido nacionalista, ideológicamente promovía la uniformidad cultural, autarquía económica y autocracia política. Tras la derrota militar en 1945, el fascismo dio lugar al populismo, que puede ser de derecha o izquierda. Por lo que el término “casta” empleado exitosamente por Milei en su campaña, de ahora en más deberá sustituirse por “corporaciones”, muchas de las cuales encabezarán la resistencia a perder privilegios,

Espionaje.- En primer lugar debe asumirse que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) como tal no existe, por incumplir el artículo 2do. de la ley 25.520, que le adjudica la misión de obtener, sistematizar y analizar información específica de “hechos, amenazas, riesgos y conflictos que afecten la seguridad exterior e interior de la Nación”. Por el contrario, el organismo se dedica solo a espionajes políticos domésticos, carentes de inteligencia o contrainteligencia, por lo que no es casual que en su conducción roten políticos, legisladores, fiscales y empresarios sin idoneidad y formación específica, situación inédita a nivel internacional. Una alternativa sería pasar el organismo al ámbito de la Policía Federal, que posee extensión territorial, contacto con todas las esferas sociales, y personal de carrera mucho más profesionalizado.

Corrupción.- La etimología de la palabra es “arrebatar, alterar la forma de algo, quitar alguna cosa con fuerza”, lo que engloba tanto a las variantes delictivas (robar), como a deformaciones institucionales no penalmente punibles, pero diseñadas para generar un “estado de corrupción”, cuyos actos corruptos son planificados, sistemáticos, ejecutados y/o avalados desde el Estado, y cuyos corruptos activos necesitan del silencio o complacencia de cómplices pasivos, penalmente inocentes. Entender esta interrelación entre corrupciones delictivas e institucionales lo ejemplifica un reciente escándalo. Meses atrás, el titular de un periódico expresaba: La Legislatura de la provincia de Buenos Aires sesionó solo una vez en seis meses y tiene a los diputados y senadores más costosos del país. Cuenta con un presupuesto de $62.100 millones y en lo que va de 2023 la actividad en el recinto fue casi nula. Por año, cada senador requiere de un gasto de $557,6 millones y  un diputado, de $397 millones”. Esta corrupción institucional fue el caldo de cultivo precedente para que surgiera el caso delictivo del empleado apodado “Chocolate”, y explicara el silencio de todos los sectores opositores, que “nada sabían”.

Un aspecto común a mafias, espionaje y corrupción refiere a que las denuncias o carpetazos se usan para degradar, presionar, negociar, especular, pero jamás pretenden llegar a un juicio oral y público que desnude tramas. Ejemplo, las resistencias y dilaciones para iniciar el juicio por coimas en la obra pública.

Buenos Aires, 06 de diciembre 2023