Complicidad o incapacidad?

6 de junio.- Tras una escala de espera en Córdoba por neblina en Buenos Aires, aterrizó en Ezeiza un Boeing 747 con 5 tripulantes iraníes y 14 venezolanos. Los organismos AFI, ANAC, PSA, PFA y Migraciones no denunciaron irregularidades.

7 de junio.- Las petroleras, incluida YPF, rechazaron cargar combustible ante información proveniente de Estados Unidos, que calificó como operación sospechosa a la nave y su tripulación. 

8 de junio.- Se autorizó el despegue de la aeronave a Uruguay para cargar combustible, pero el gobierno de ese país le negó autorización de aterrizaje, por lo que retornó a Ezeiza. Recién entonces Migraciones retuvo pasaportes de los 19 pasajeros, y PSA y Aduana  revisaron al avión.

9 de junio.- Con el caso instalado en los medios de comunicación, el diputado Massa señaló que en mayo el Boeing transportó cigarrillos de contrabando de la tabacalera perteneciente al ex presidente de Paraguay Cartés, “amigo de Macri”.

11 de junio.- Como resultado de una denuncia de la DAIA, intervino el Juzgado de Lomas de Zamora, con el juez Villena y la fiscal Incardona. Se investiga entre otros aspectos, alertas no atendidas provenientes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Israel y Paraguay.

15 de junio.- A falta de información oficial, comienzan las declaraciones. El ministro de Seguridad Aníbal Fernández expresó que el piloto estaba relacionado a las fuerzas iraníes Quds, y horas más tarde aclaró que se trataba un homónimo. Agustín Rossi, designado una semana antes a cargo del Sistema de Inteligencia Nacional en reemplazo de la fiscal Caamaño, señaló que su “presunción” era que los venezolanos estaban recibiendo instrucción para volar el Boeing, y lo fundamentó: 5 iraníes + 14 venezolanos = 19 personas, que divididas por 3 dan 3 tripulaciones de 6 personas, y un comodín.

Llegados a este punto y con una investigación en desarrollo, cabe detenerse en el funcionamiento de los servicios de inteligencia locales, tema ya tratado en la newsletter del pasado 03 de marzo bajo el título “La AFI no existe”. Su ineficacia se refleja en dos aspectos: 1) operativo, con la secuencia de impunidades en los atentados a la embajada de Israel y AMIA, muerte de Nisman, memorándum que el país suscribió con Irán, asistencia no detectada de un iraní con circular roja en la asunción presidencial del nicaragüense Daniel Ortega con la presencia del embajador argentino Capitanich, y crecimiento de los carteles internacionales de droga en nuestro territorio. 2) profesional, refiere a la rotación permanente en la conducción de la AFI de personajes políticos carentes de profesionalidad en la actividad específica, más interesados en manipular causas de corrupción que en investigar riesgos para el país. Cabe citar a Parrilli, Pocino, Mena, Tailhade, Arribas, Magdalani, Caamaño y ahora Rossi, más las decenas de cargos jerárquicos políticos rotativos que los acompañan, solo por ser de “confianza”. No es casual entonces que contrariando lo que supone una agencia de inteligencia en cuanto a secreto, la AFI esté involucrada en diez causas judiciales simultáneas tramitadas en siete juzgados federales distintos, para tratar burdos espionajes internos o afectar causas de corrupción. Incluso en el intercambio de documentación entre la AFI y la Justicia, se filtró a la luz pública un listado confidencial de agentes, algunos de los cuales estaba en el exterior y debieron ser repatriados. Tampoco es casual que mientras se expone a la AFI a escándalos judiciales, se anuncie recurrentemente el “saneamiento” del organismo en términos genéricos e incomprobables, mientras se mantienen las rotaciones políticas burocráticas en sus niveles de conducción y de personal. Ello explica que por los estrados judiciales desfilen “ex agentes” en lugar de los que se encuentran en actividad. Contexto que trasluce la ausencia de una relación virtuosa entre estructura, personal idóneo, eficacia y confidencialidad.

Una alternativa de transformación concreta, es la de trasladar y concentrar la tarea de inteligencia y contrainteligencia al ámbito de la Policía Federal Argentina, que cuenta con una capacitación profesionalizada, equipamiento y grupos idóneos  especializados contra el terrorismo. Además posee una organización jerárquica estable que evita que la inserción de burócratas de turno afecten a su capacidad operativa y cumplimiento de objetivos, permitiendo que la tarea de campo del espionaje se complemente con la más trascendental de la inteligencia para procesar la información de base. La anécdota del sospechoso avión iraní-venezolano detenido en Ezeiza, brinda una oportunidad para ello, sea por parte del oficialismo o propuesta de la oposición.

Buenos Aires, 29 de junio 2023