Operativo despegue, pero juntos

La actual crisis política presenta una estrategia aparentemente contradictoria pero repetida: “despegarse” de las responsabilidades por los fracasos, pero “juntarse” electoralmente para mantener poder y privilegios. Es lo que sucedió en las crisis de 1975, 1989 y 2001, que una vez superadas a costa de la ciudadanía, no solo se mantuvieron las dirigencias culpables, sino apelando a la ironía de Perón, se reprodujeron. Este fenómeno intenta replicarse a través de discursos banales, mentiras y peleas, que disimulen la carencia de un programa de gobierno explícito y coherente, y sostengan privilegios políticos, económicos y judiciales. La actual situación política recuerda a Maquiavelo cuando hace más de 500 años, señaló que “los males que nacen en el Estado, cuando se los descubre a tiempo, lo que solo es dado al hombre sagaz, se los cura pronto; pero ya no tienen remedio cuando por no haberlos advertido, se los deja crecer hasta el punto de que todo el mundo los ve”. Para paliar los presentes y futuros daños es necesario clarificar tres conceptos básicos.

1.- Tríada gobernante. Quienes conforman y conducen una coalición creada tras un peculiar acuerdo personal entre Kirchner, Fernández y Massa con el objetivo único de triunfar tras los errores económicos del gobierno anterior, comparten las responsabilidades de gestión pese a intentar la operación “despegue”. Pero también la comparten el Partido Justicialista, gobernadores y gremios, quienes aceptaron el acuerdo y su método sin objeciones. Por lo que el gobierno no puede ser identificado exclusivamente como “kirchnerista”. Del mismo modo que no puede identificarse como “macrista” a la coalición del gobierno anterior constituida por el PRO, la UCR y la Coalición Cívica. De este modo se complicará el operativo “despegue” de mediocres y oportunistas que ya sea tras Cristina, Macri o quién convenga, buscan mantenerse en las denominadas “castas políticas”, para usufructuar sus privilegios en forma permanente. También en el campo propagandístico y discursivo el gobierno brinda enseñanzas. Apenas asumido instaló el eslogan de “tierra arrasada”, pese a lo cual el transcurrir de los meses demostró que carecía (y carece) de un plan de gobierno para afrontar la supuesta catástrofe.

2.- Peronismo.- El 1° de julio se conmemoró el 49° aniversario de la muerte del general Perón, período que equivale a dos generaciones. En su homenaje se realizaron dos actos peronistas con asistentes y aplaudidores variados, encabezados por el presidente uno, y la vicepresidenta el otro. En ambos de Perón se habló poco y nada; por el contrario, se cruzaron mensajes de actualidad política de tono acusatorio, y se insistió con las virtudes mágicas de “la lapicera”. Por lo que ya es harto evidente que la memoria de Perón es utilizada solo para encubrir corrupciones, malas praxis y privilegios, y que en un mismo gobierno puedan coexistir Rodríguez Saa, los Kirchner, Fernández, Massa, Boudou, Moyano, Mussi, Zamora, Moreau, Bonafini, Quintela, Baradel, Scioli, Carlotto, Mendiguren, Kicillof y Grabois, entre otros.

3.- Corporaciones. Cabe recordar que en su estadía en la Italia de los años 1939-40, Perón observó el funcionamiento del corporativismo, que fuera oficializado en ese país por ley en 1934, con el fin de representar intereses sectoriales de empresarios y trabajadores de los sectores industrial, agrícola, comercial y servicios, organizar la economía y relaciones entre clases, y superar los conflictos en nombre de los “altos intereses de la Nación”, frase que suele pronunciarse recurrentemente en casos de crisis. Trasladado a nuestro país como uno de los pilares del peronismo, las actuales identidades no pueden enmascararse bajo términos anodinos como “círculo rojo” o “grupos de poder”.  Con las subdivisiones internas y especificidades del caso, se observan cuatro corporaciones predominantes: Política; Empresaria; Gremial y Eclesiástica. Esta clarificación permite observar que más allá de lo declamatorio y supuestos ideologismos, los nombres que las representan y conducen desde hace décadas, exhiben estructuras e intereses profundamente conservadores, en los que predomina los términos “mantener” y “subsidiar”, por sobre “desarrollar” y “crecer”. Ello explica la repetición de políticas, mensajes, simbologías y corrupción, y que el costo de las salidas de las crisis económicas del 1975, 1989 y 2001, hayan sido afrontadas casi exclusivamente por ciudadanos comunes exentos de privilegios.

Buenos Aires, 06 de julio 2022