Políticos desnudos

Para lograr cambios estructurales que afecten privilegios, inequidades y corrupciones consolidadas, los hechos políticos deberán analizarse como partes de una trama. Lo facilita el hecho de que las longevas dirigencias o castas a modo de eslogan, recuerdan a una famosa fábula en la que un rey preocupado por su vestimenta (léase imagen/discurso), fue convencido por dos sastres pícaros de haber confeccionado un traje que solo no podían verlo los estúpidos o funcionarios incapaces, condición que inhibió al rey y a sus cortesanos de admitir que no podían verlo. Al exhibirlo en un desfile, los pobladores, conocedores del hechizo, lo alabaron entusiastamente hasta que un niño gritó: ¡¡el rey está desnudo!!

Transportada esta fábula a nuestra realidad, la desnudez de los políticos ante la sociedad deriva de sus ruinosas actuaciones en las últimas décadas, que en el 2024 quedaron expuestas también en un desfile, pero electoral. El triunfo de Milei le sumó a lo mágico de las fábulas un componente místico con su invocación a las fuerzas del cielo, que irónicamente clarifica el debate, porque en lugar de plantear grietas basadas en líquidos partidismos o ideologías que fluctúan electoralmente cada dos años, nos presenta una grieta universal histórica, como es la lucha entre el bien y el mal. Estas referencias místicas parecieran justificarse con la llegada al poder de un personaje carente de aparato partidario nacional, que es descripto como afectado de hibris (soberbia), trastornos emergentes del poder (Calígula); fundamentalista, rudimentario, y con un peinado que lo relaciona con otros líderes populistas (Johnson, Trump), entre otras consideraciones psicofísicas, lo que haría suponer que el cielo envió a un ángel castigador de las viejas castas. Pero ya en el campo de lo racional y terrenal, es más razonable pensar que Milei triunfó con el enorme aparato electoral virtual que le aportaron las dirigencias oportunistas y responsables de la decadencia del país, citando entre otros a Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Sergio Massa, Kicillof, Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Carrió, Pichetto, Lousteau, Jacobitti, Bregman, Del Caño, Espinosa, los Moyano, Daer, Palazzo, Baradel, Yasky, los gerenciadores de pobres y los empresarios prebendarios, quienes conscientes de su desnudez política ante la sociedad, mantienen sus discursos engañosos en reportajes y redes sociales, pero se mimetizan con las multitudes asistentes a las convocatorias masivas que tienen objetivos loables compartidos, como sucediera entre muchos otros, con el vicerrector de la UBA Jacobbitti y el gremialista Baradel en defensa de las universidades públicas.

Pero ya producido el “milagro” Milei, las fuerzas del cielo son válidas solo como apoyo espiritual individual. Su obvia y proclamada debilidad legislativa (¿otra imagen mística?) puede convertirla en una oportunidad al involucrar a 355 políticos con roles y atribuciones para generar cambios virtuosos y transformadores (presidente, vice, gobernadores y legisladores), quienes deberán ser juzgados por cómo ejecutan y votan para legislar. El presidente, otrora ángel castigador, asume en exclusividad la responsabilidad de armar equipos de gobierno consistentes, con funcionarios no solo honestos y formados, sino que sepan afrontar las presiones de quienes pretenden mantener privilegios, complicidades e impunidades. Para la tarea no hacen falta enigmáticos asesores vernáculos o extranjeros, perdidosos en la última elección, sino funcionarios que apliquen lo que se enseñaba hace décadas en la materia del secundario llamada Lógica.

Respecto a las convocatorias masivas, en este caso en apoyo de las universidades públicas, escenográficamente cuentan con un palco en donde se ubican los organizadores, con los asistentes, cuya cantidad determina el éxito del acto (en este caso alrededor de 400.000), ubicados en el llano. En el palco había dirigencias poco conocidas, con algún rector funcionario en el gobierno anterior, gremialistas, dos figuras setentistas que expresaron “haber pedido juicio político para Milei”, y “perdimos las elecciones, pero lucharemos”. No debiera sorprender que el discurso más pertinente, conciso y firme provino de una estudiante presidente de la Federación Universitaria, directamente involucrada en la problemática. Por el contrario, decenas de conocidos políticos disimularon su desnudez mimetizados entre la multitud, temerosos de que un niño los individualizara a los gritos como privilegiados y empobrecedores.

El gobierno por su parte, tentado por las fuerzas del infierno, cometió dos serios errores. Subestimó el reclamo social masivo y justificado, intentando mezclarlo con supuestas y obvias manipulaciones políticas de quienes están desnudos ante la sociedad. Y de igual modo, trató en simultáneo la histórica falta de rendición anual de cuentas por parte del Consejo Superior Universitario, con una readecuación presupuestaria razonable de corto plazo, acorde al ajuste económico que afronta la sociedad en su conjunto.

Buenos Aires, 30 de abril 2024