Milei, Fernández, Lousteau y Lijo

El sorpresivo triunfo electoral de Milei generó tal confusión en las fluctuantes y caducas estructuras políticas tradicionales, que brindó un aporte a la ciudadanía quizás no previsto: exponer a la luz pública viejos vicios de las llamadas “castas”, que incluye a la naciente estructura de Milei en cuanto al amateurismo que muestran muchos de sus funcionarios y legisladores. Considerando que las contradicciones se potenciarán en el armado de las listas sábanas para las elecciones legislativas 2025, y que las verdaderas transformaciones del modelo empobrecedor basado en privilegios solo se lograrán bajo una sana presión de la opinión pública, la sociedad deberá enriquecer su percepción racional por sobre la emocional. Para ello, hechos cercanos protagonizados por el propio Milei, Fernández, Lousteau y Lijo, brindan valiosos aportes didácticos.

Inicialmente cabe poner en tela de juicio una recurrencia analítica, que le adjudica a Milei como votos propios o “duros” el 29,99% obtenido en la primera vuelta electoral, origen de su debilidad legislativa. Pero lo relevante es el resultado del balotaje, en el que Milei obtuvo el 55,65%, contra el 44,35% de Massa. Triunfo no solo atribuible a Milei, sino a una derrota de quienes encarnaban continuidades políticas generadoras de la decadencia y habitualmente corruptas que incluyó a figuras de Juntos por el Cambio, cuando previo al balotaje quienes encabezaban el radicalismo, Morales y Lousteau, impulsaron públicamente una abstención, para días más tarde Morales declarar que si ganaba Milei no se podrían pagar sueldos, y Lousteau siempre sinuoso, afirmó que no votaría a Milei. Otro detalle no menor es que a las elecciones se llegó con Fernández presidente del PJ y Lousteau de la UCR, siendo importante recordar cómo fueron elegidos. Fernández, por un simple tuit de Cristina Kirchner, sin objeciones partidarias internas. Lousteau, promovido por el perdurable Nosiglia, Morales (veinte familiares en cargos públicos); Angelici (negocio del juego), y Jacobitti (negocio de crear universidades en un contexto de 58% de pobreza infantil). Si se replicara el espiritismo que mediocres utilizan para interpretar que pensarían líderes fallecidos, podría suponerse que Perón y Balbín tomarían a esta realidad como confirmatoria de la pérdida de identidad de sus partidos. En resumen, previo a la votación final ya se observaban coincidencias entre Fernández, Cristina, Massa, Morales, Lousteau, Angelici y Jacobbiti, tras el objetivo conservador de que nada cambie.

Ya como presidente, sea por su personalidad y/o producto de su debilidad legislativa, Milei exhibe histrionismos y léxicos exacerbados, que en lo inmediato es de esperar utilice para desactivar privilegios y no enredarse con privilegiados. Como contrapartida, Maquiavelo alertaba cuidarse de los “buenos modales” de los entonces mercenarios, a los que definía como “ambiciosos, desleales, valientes entre los amigos, pero cobardes cuando se encuentran ante los enemigos, porque no tienen disciplina”. En cuanto al ex presidente Fernández ya en el llano, aportó en desnudar hipocresías de los integrantes de su gobierno, quienes adujeron no formar parte del mismo pese a que manejaron importantes organismos, que desconocían sus posibles corrupciones, y menos aún sus atributos eróticos insaciables. En las legislaturas también se corrieron velos: para desactivar sistemas corruptos sin control (fideicomisos) no se consiguen apoyos mayoritarios; muchos legisladores aprueban incrementos de dietas sin oposiciones y gastos sin financiamiento, en detrimento de la inflación “que sufren los más pobres”; la supervisión de los servicios mal llamados de inteligencia se pone en cabeza de Lousteau (con la novedad de que la mayoría de los radicales no lo votaron), Moreau y Parrilli; se modifican índices jubilatorios para muchos siempre insuficientes, pero no se desactivan jubilaciones de privilegio para pocos. Queda claro entonces que los discursos políticos deberán juzgarse según se ejecuten y voten cambios socialmente virtuosos y factibles, o se mantengan privilegios conservadores para pocos. ¿Quiénes predominarán?

En el caso de la postulación del juez federal Lijo a la Corte Suprema, si se creyera en finas sutilezas se lo podría interpretar como un hábil recurso de Milei para seguir exponiendo hipocresías. Para futuras reflexiones vale citar algunos mojones: 1) su postulación tuvo un rechazo mayoritario de diversas representaciones sociales y profesionales, pero el apoyo de la corporación judicial y el manoseo de las negociaciones políticas; 2) las objeciones refieren a su postulación a la Corte, pero no a continuar como juez federal. 3) en su defensa Lijo expresó: “En 20 años no recibí ninguna sanción del Consejo de la Magistratura”, lo que es verdad. Pero considerando que el organismo está integrado por legisladores, jueces, matrícula de abogados, un representante del Poder Ejecutivo y de ámbitos científicos y académicos, las objeciones éticas y de idoneidad moral deberían aplicarse a todo el sistema político-institucional por igual. Hasta que ello no suceda, de la categoría que nace con Aristóteles y considera a la política como arte de negociación para perseguir el bien común, y la de Maquiavelo que la centra en la lucha por el poder alejada de consideraciones éticas, para análisis consistentes se deberá continuar con la aplicación de esta última, que además predominará para el armado de las próximas listas sábana legislativas.

Buenos Aires, 28 de agosto 2024

¿Existen servicios de inteligencia?

Hay preguntas que tienen distinta valoración según quien las formule. Si proviene de un niño en su etapa de aprendizaje, responde a una saludable curiosidad, y exige una respuesta ilustrativa; pero si la misma pregunta la plantea un adulto, se la puede considerar estúpida. En este caso clarificar si la SIDE (o AFI) realiza tareas de inteligencia necesita de una argumentación basada en dos aspectos: 1) antecedentes del organismo; 2) participación de los legisladores. Tratar el tema es oportuno dado el apasionado debate legislativo que no prioriza la reestructuración propuesta por el gobierno, sino la integración de la Comisión Bicameral de control de los servicios de inteligencia de 14 miembros (cargos), y los fondos reservados (dinero), pese que históricamente la apetecible Comisión Bicameral tuvo escasas reuniones plenarias, nunca brindó informes a la sociedad sin afectar el secreto y confidencialidad, y muchas veces filtró a la prensa información reservada. Recordando además que la ley impide que se asocien las operaciones con el nombre de los agentes intervinientes y detalles de los montos pagados. Lo que hace sospechar que el objetivo es continuar usufructuando los beneficios de la confidencialidad sin que nada cambie.

Respecto a los antecedentes, la Ley de Inteligencia Nacional promulgada en el 2001 indica que la actividad de los organismos está orientada a obtener información específica referida a hechos que afecten la seguridad exterior e interior de la Nación, para lo cual se realiza espionaje (tarea de campo), e inteligencia (procesar la información obtenida). Visto que abunda el espionaje interior con objetivos políticos, pero no se detectaron los atentados a la embajada de Israel, a la Amia, la muerte del fiscal Nisman y la actividad de carteles del narcotráfico en vías marítimas, fluviales y fronteras, la conclusión es que se carece de inteligencia. Un requisito esencial en todo organismo de inteligencia es que sus conductores, personal, funcionarios, autoridades judiciales, legisladores y personas que accedan a datos y documentación de seguridad, “deberán guardar el más estricto secreto y confidencialidad”, que como muestran las innumerables causas judiciales vigentes, no se cumple. En cuanto a sus conducciones, desde diciembre de 1989 a la fecha, la SIDE estuvo conducida por Yofre, Anzorregui, Santibañez, Becerra, Soria, Toma, Acevedo, Izcazuriaga, Parrilli, Arribas, Cristina Caamaño, Rossi, Ana Alberdi, Sívori, y actualmente Neifert. No existen antecedentes que organismos de inteligencia profesionales hayan sido conducidos por 15 directores en 35 años. A ellos se suman funcionarios todo terreno que ocuparon circunstancialmente cargos claves sin formación específica, como Majdalani, Taihade y Mena, entre otros.

La escasa profesionalidad y malas praxis resaltan en las relaciones entre funcionarios, conducciones de la SIDE y poder judicial, como indican las más de trece causas judiciales originadas en denuncias de la SIDE, en las que supuestos expertos en inteligencia vulnerando requisitos de confidencialidad, piden a la justicia que investiguen actividades internas que nada sirven al interés nacional. Las causas obviamente, duermen en el refrigerador de los juzgados pertinentes. Cabe citar casos icónicos.

Apenas asumido el gobierno de Fernández en el 2019, la fiscal Cristina Caamaño como interventora de la AFI, denunció ante un juzgado federal de Lomas de Zamora una red de espionaje durante el gobierno macrista, (en el juzgado de Martínez de Giorgi hizo otra denuncia por la aparición de un disco rígido durante una limpieza), y envió 3.850 resoluciones del organismo con datos personales, designaciones, renuncias, jubilaciones y transferencias de espías y ex agentes que se hicieron públicas, al punto que dos de los escasos espías reales debieron ser urgentemente repatriados desde el exterior. En la causa por la muerte de Nisman, el fiscal Taiano solicitó a la entonces interventora Caamaño cuál era la situación de revista de los 89 agentes de la SIDE cuyas llamadas cruzadas los mostraron activos en la zona ese día. La insólita respuesta fue que 64 de aquellos agentes renunciaron al organismo en los meses siguientes a la muerte del fiscal, quedando activos solo 23, más dos desconocidos sin datos, desnudando la escasa profesionalidad y/o complicidad del organismo. Finalmente se recuerda el caso del espía cuentapropista D`alessio tramitado en el juzgado de Ramos Padilla en Dolores en el 2018, destinado a hacer caer la causa Cuadernos en una operación que el diputado Valdez llamara “Operativo Puff”. A cuatro años de cerrada la investigación, la causa no se elevó a juicio oral.

Ante estos ejemplos que hacen suponer objetivos de impunidad, falsedades, coacción y sobornos ajenos a la seguridad exterior e interior, debiera preocupar la entusiasta puja entre legisladores vigentes desde hace décadas para integrar la Comisión Bicameral. Por lo que cabe concluir con otra pregunta estúpida: ¿quién o quiénes conocen y aprueban las operaciones, agentes intervinientes y distribución de los fondos reservados? Es para seguir reflexionando

Buenos Aires, miércoles 21 de agosto 2023

Imagen, escándalo y aprendizaje

El ex presidente Alberto Fernández es centro de dos casos de resonancia política: uno de supuesta corrupción por la contratación direccionada de seguros en organismos del Estado, y otro de carácter privado por supuesta violencia ejercida contra su pareja. Ambos son mediáticamente categorizados como escándalos, pero para interpretarlos en el contexto de prácticas políticas que no se agotan en la persona de Fernández o en la fugacidad de hechos de impacto mediático, al concepto Escándalos políticos se lo debe interrelacionar con los de Imagen y Aprendizaje. El ejercicio será útil para interpretar el armado de las listas sábanas legislativas en la elección del 2025,

La secuencia comienza con la Imagen, que si bien es parte esencial de la propaganda política moderna que se potencia con las nuevas tecnologías de comunicación, su esencia la definió con precisión hace más de 500 años Maquiavelo, cuando expresó que “los hombres juzgan más por los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que eres”. Acorde a este precepto, los asesores de imagen de políticos y candidatos determinan sus gestos, mensajes y eslogans. Pero cuando en función de gobernar, legislar o juzgar repiten fracasos y corrupciones, pese a que continúa vigente el “ver pero no tocar”, recuperar sus imágenes se hace imposible. Este es el problema que afrontan las dirigencias argentinas, en especial políticas.

En cuanto a los Escándalos, implica incursionar en un ámbito en donde la racionalidad y la verdad deben competir con hipocresías, oportunismos, indignaciones sobreactuadas e ignorancias falaces, que concluyen en que se debe esperar a lo que decida la justicia si el sospechado es del mismo espacio político (o sea años), o dar al hecho por cierto omitiendo que “toda persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario” si el sospechado es opositor (o sea años) En paralelo, los involucrados y sus entornos, aunque sean denunciadores seriales, armadores de carpetazos o autoproclamados honestos, apelan a los conocidos operativos despegue, con declaraciones tales como “nunca lo imaginé”, o “este no fue mi gobierno”, mientras los sospechados inician en el campo judicial sus estrategias de impunidad, que incluyen impugnaciones, dilaciones, malas praxis y operadores todo servicio. El mejor ejemplo es la causa de corrupción en la obra pública conocida como Cuadernos, que a cinco años de designado, el tribunal no comenzó el juicio oral.

Debidamente procesados los conceptos de Imagen y Escándalo, cabe detenerse en el concepto Aprendizaje, que permita llegar a conclusiones inmediatas sustentadas en hechos y acciones verificables, sin esperar futuros fallos judiciales que determinen culpabilidades e inocencias. En el conflicto del ex presidente con su pareja se destacan dos aspectos no novedosos, pero ilustrativos: que la grandilocuencia discursiva (primer trabajador, primer feminista, defensor/a de los pobres), en boca de quienes desde hace décadas usufructúan privilegios estatales, denotan hipocresía y carecen de poder persuasivo. De igual modo, cuando el conflicto en el más alto nivel político no fue detectado o bien ocultado por el gran número de funcionarias que integraban el círculo áulico presidencial, indica el cinismo en justificar la creación de organismos burocráticos tras fines virtuosos para responder a acuerdos políticos, como con el Ministerio de las Mujeres.

En cuanto a la contratación direccionada de seguros en organismos públicos, es interesante la secuencia, que se inicia con un decreto presidencial del 2021, que invocando la defensa del interés del Estado obliga a concentrarlos en el Banco Nación Seguros; su presidente Pagliaro, amigo de Fernández, descubre que no tiene personal idóneo y acude a intermediarios privados para la tarea, surgiendo el también amigo presidencial Martínez Sosa, cuya esposa es la secretaria privada de Fernández, y junto a otros brokers privilegiados, usufructuar un beneficio en concepto de comisiones que supera los 3.400 millones de pesos. El Aprendizaje en este caso, sin esperar una eventual decisión judicial que establezca si existió o no delito, es constatar una vez más la enorme facilidad con la que un grupo de funcionarios y asociados privados pueden enriquecerse a costa del erario público. Para evitar análisis sectarios y oportunistas, se aclara que tamaños negocios necesitan de la inutilidad, complacencia o participación de vastos sectores de la oposición.

Buenos Aires, 14 de agosto 2024

Fascista yo?

El fraude electoral sufrido por el pueblo venezolano, al permitir comparar entre lo visualmente percibido con lo expresado en los discursos políticos, exhibe hipocresías que también alcanzan a políticos, instituciones internacionales y analistas que critican al régimen. La más destacable y supuestamente contradictoria, es ver como un perfecto prototipo de fascista como Maduro, acusa de fascistas a opositores y críticos.

Como la mediocridad de muchos políticos hace dudar si el mal uso del término fascista responde a la ignorancia o a la mala fe, vale un sintético comentario respecto a su origen. Tras la Primera Guerra Mundial, el Estado liberal italiano entró en crisis, derivando en una etapa de fuerte intervencionismo estatal, surgimiento de partidos de masas, y perfeccionamiento de la propaganda política moderna, que había comenzado con el bolcheviquismo. En marzo de 1919 surgió un movimiento que utilizó como emblema el “fasces”, símbolo de la antigua Roma consistente en un haz de varillas atadas a un hacha, que representa el poder sobre la vida y la muerte, y cuyo referente político era Mussolini, considerado una eficaz respuesta al peligro comunista de entonces. Tras la marcha sobre Roma en 1922, Mussolini tomó el poder revolucionario, apoyado por grupos violentos llamados escuadristas, identificados por sus camisas negras. En 1934 plasmó la imagen de los “fasces” en una creación que se expandió: el corporativismo. Sin incursionar en aspectos geopolíticos o en simplismos que pueden llamar fascista tanto a Trump como a Putín, en las dictaduras de derecha o izquierda se destacan vigentes aspectos comunes. En lo dialéctico parten de una invocación recurrente, que es la de encarnar en exclusividad “los supremos intereses de la nación”. En el ejerciciodel poder; organizan a las sociedades integrando Partido Único y Estado, apoyándose en militares y grupos de choque privados, aniquilamiento de la oposición, prohibición de huelgas, silenciamiento de la prensa libre, y en muchos casos líderes mesiánicos con discursos y acompañamientos extravagantes.

Pero en el reciente proceso electoral venezolano, las reacciones de políticos e instituciones diplomáticas supuestamente opositoras desnudan nuevas hipocresías. Supongamos que un simple estudiante de nivel secundario perspicaz observa por televisión la secuencia de los siguientes acontecimientos concentrados en no más de seis horas: 1) Previo al cierre de la votación, cae la página web del Consejo Nacional Electoral (CNN); 2) Tras el cierre y pese al sistema de votación electrónica provisto por la empresa argentina ExClé SA, pasan más de cuatro horas sin información oficial; 3) Con menos del 40% de las actas de escrutinio con los resultados de cada mesa y copia a los testigos de los partidos políticos entregadas, se interrumpió su distribución; 4) Ya en la madrugada del lunes el presidente del CNE Elvis Amoroso, denuncia un ataque “terrorista” que demoró la transmisión de datos, pese a lo cual y sin más detalles, comunicó el triunfo de Maduro con el 51,20%, contra el 44,2% del opositor González Urrutia.

Llegados a este punto, nuestro estudiante virtual afirmaría sin dudar que hubo fraude. Sin embargo, gobiernos democráticos y organismos internacionales con actitudes hipócritas o timoratas, a varios días de cerrada la votación y mientras se reprimía a la población, continuaban reclamando la presentación oficial de las actas, que en alto porcentaje se encuentran en manos de la oposición, cuando era una obviedad de que nunca serían presentadas, o bien que las demoras se deberían a la falsificación de las mismas.

Pero el caso deja enseñanzas más profundas. Regímenes como el de Maduro pueden causar indignación internacional por las sangrientas represiones, y en paralelo burlas por las actitudes extravagantes de sus líderes. Pero el objetivo de éstos no es el de convencer a nivel internacional (pueden romper relaciones con otros países con facilidad), sino coaccionar a la población a nivel interno, pues no hay objetivos ideológicos o patrióticos, sino exclusivamente de poder. Por ello se vulneran reglas de la propaganda moderna, cuyos principios creados por Lenin y Trotsky, incluían sensibilizar a las masas infundiéndoles dinamismo mediante la agitación y eslógans adecuados, todo lo contrario de lo pretendido por Maduro. Solo se mantienen las reglas sostenedoras del poder, como fuertes presencias militares, simbologías patrióticas y organización de mitines de apoyo. Pero en el mundo de posguerra aparece un nuevo factor para establecer interrelaciones: los negocios y prebendas, sea entre países, instituciones o políticos. Así se entiende la relación inicial entre Néstor Kirchner y Hugo Chaves, o que Néstor Kirchner haya tenido un reconocimiento de las cúpulas de derechos humanos que no tuvo Raúl Alfonsín, quien corrió con todos los riesgos como abogado de presos políticos durante la dictadura, y como presidente con el juicio a las Juntas Militares.

Buenos Aires, 07 de agosto 2024