Savonarola y el cerebro de Manes
Para analizar los acontecimientos hasta las próximas elecciones, la atención deberá centrarse en tan solo 355 políticos: el presidente, su vice, 23 gobernadores, jefe de la Ciudad y 329 legisladores, responsables de definir políticas relacionadas con el buen o mal uso de los recursos públicos. Asimismo no cabe distraerse con grietas existentes o nuevas, cuando la preocupación política predominante es como sobrevivir en la elección del 2025. Por ello lo más importante para los ciudadanos será observar si quienes tienen la responsabilidad institucional, ejecutan y legislan para promover cambios estructurales socialmente virtuosos, o para mantener inequidades y privilegios. En este tránsito se deberá afrontar una práctica habitual en lo discursivo y propagandístico, en la que los reales objetivos políticos sectoriales y personales suelen enmascararse tras simbologías virtuosas, como Patria, Pueblo, Educación pública y similares, omitiendo, parcializando o distorsionando datos oficiales claros e inequívocos.
Considerando que todo análisis relacionado con el poder inevitablemente incluye preconceptos, sea en apoyos oportunistas para quien lo ejerce o críticas desaforadas de quienes intentan retomarlo o alcanzarlo, valecomentar los perfiles oportunamente analizados pero con mayor vigencia hoy, de dos actores que en roles de oficialista y opositor, comparten una buena formación intelectual, similares edades e involucramiento en actividades político-partidarias recientes: Javier Milei y Facundo Manes.
A Milei metafóricamente se lo puede comparar con el fanático e histriónico monje Savonarola, surgido en 1493 en la Florencia de una Italia dividida en ciudades-estado que incluía a la Iglesia con sede en Roma, conducidas por príncipes hereditarios nepotistas en permanentes enfrentamientos militares, en los que se solía apelar a tropas mercenarias. En dicha ciudad gobernaba desde hacía décadas la familia de banqueros Médicis cual círculo rojo actual, que en condición de mecenas produjeron un reverdecer artístico inédito, que en nuestro caso no pasó del lenguaje inclusivo. En este contexto, con gran impacto inicial e invocando las fuerzas del cielo, irrumpió en solitario el dominico Savonarola para predicar contra el lujo, depravación y vanidades de las élites gobernantes, cual Milei contra las castas criollas. Ante las crisis económicas su discurso fue perdiendo fuerza, lo que fue aprovechado por la Iglesia para excomulgarlo y condenarlo a la hoguera en 1498, hecho que, esperemos, los golpistas no repliquen con Milei hasta el fin de su mandato. En ese mismo año Maquiavelo asumía sus primeros cargos diplomáticos, con posturas alejadas del idealismo aristotélico basado en el bien común, pues juzgaba los comportamientos humanos en las luchas por el poder, perspectiva más adecuada para juzgar la actuación de nuestros políticos.
Situado Milei en un símil de Savonarola, cabe analizar como contraparte opositora, a un supuesto adalid de la racionalidad: el neurólogo Facundo Manes, autor del libro “Usar el cerebro”. La primera curiosidad es que ingresó a la política con el “hibris” (soberbia) incorporado. En un reportaje del 01 de agosto de 2021 en Clarín, expresó: “Como médico me formé para curar, y vengo a sanar la política”. De inmediato expresó su intención de postularse como candidato a presidente, y ante la falta de apoyo, a gobernador de la provincia de Buenos Aires, para terminar como diputado. En condición de tal no se le conocen proyectos concretos de su autoría, o transformaciones que esté dispuesto a avalar. Por ejemplo, en el debate por la Ley Bases en febrero pasado votó por su rechazo total. Sus manifestaciones públicas son del tipo motivador, usuales en presentaciones académicas y empresariales. Recientemente, quedó involucrado en el intento de fraude en la elección interna de la UCR en provincia de Buenos Aires, asociado a Lousteau y Jacobitti.
Como se observará, el gran desafío para detectar incongruencias y falacias exigirá presuponer que encierran los principales cerebros políticos. Facilita la tarea que sus mensajes, cual eslogans propagandísticos y menospreciando a la ciudadanía, son de una simpleza alarmante. Por ello un aporte formativo lo brindan las cartas de lectores en distintos medios, enviadas por ciudadanos con opiniones fundadas o partícipes en los hechos descriptos. Tal es el caso de la carta de una lectora publicada en La Nación el 10 de octubre pasado, titulada “Auditorías internas”, que indica que hay problemas estructurales no provocados por Savonarola (perdón, por Milei), sino que se mantienen inamovibles por décadas: “Las almas bellas que defienden las auditorías internas de la UBA borran la memoria de Oscar Shuberoff, rector durante 16 años ininterrumpidos, que sobrevivió a 7 presidentes y 13 ministros de Educación. Fue denunciado por enriquecimiento ilícito y ocultamiento de bienes (9 propiedades en Virginia, EE.UU) y clientelismo, entre otras causas. ¡Ah! Era militante radical”
Buenos Aires, 16 de octubre 2024