Entre mafias y psicosis

Al presente gobierno cabe reconocerle el mérito de haber explicitado las causas de la decadencia argentina desde hace décadas, que alcanzan a las oposiciones hasta que estas no demuestren lo contrario. Esta acción didáctica se inicia en junio del 2019, cuando Cristina Kirchner designó mediante un tuit a Alberto Fernández como candidato a presidente y  a ella como vicepresidenta, sumándose días más tarde Sergio Massa, configurando un remedo de los Triunviratos criollos de principios del siglo XIX. Pero nadie imaginó lo que vendría. Cabe destacar dos hitos: el reconocimiento oficial de la existencia de mafias estatales, y haber puesto en escena las reacciones esquizofrénicas de quienes pretenden usufructuar poder pese a sus incapacidades para conducir el país, defecto que se suele disimular invocando a líderes (Irigoyen, Perón), símbolos (Patria), o ideologías (izquierdas y derechas).

Respecto a las mafias, aparte de la Comisión en la que dieciséis legisladores intentan,  cual duros interrogadores fascistas,  juzgar, apretar y desprestigiar a miembros de la Corte, jueces y fiscales que osan investigar, juzgar y sancionar actos de corrupción estatal-privada, las gestiones en el campo económico recuerdan a la icónica escena inicial de la película “El Padrino”, en la que un inmigrante besándole la mano, le pide a Don Corleone lo que no consiguió a través de la justicia: que castigue a quienes desfiguraron a su hija intentando violarla. El padrino accede, recordándole que le deberá un favor a ser retribuido cuando se lo pida. En la versión criolla, y en el contexto de un sistema económico anárquico y cambiante, un padrino apodado “ventajita” negocia con empresarios la entrega de dólares a valores mayores al oficial para exportar, y con financistas e inversores acuerda tasas de interés privilegiadas para que continúen comprando bonos y títulos públicos. El rol de Clemenza, guardaespaldas del padrino en la película, lo desempeña un funcionario con poder para decidir a quién le libera dólares para importar a valor oficial, designando “ad honorem” para colaborar en la tarea a su mujer. Como el término “ad honorem” genera desconfianza en los ámbitos sombríos de los negociados, el funcionario aclara por tuit que se diseñó un sistema de acceso público que supuestamente,  transparenta  las gestiones del marido y su mujer.   

En cuanto al trastorno de perder contacto con la realidad conocido como psicosis, afectó simultáneamente a altos funcionarios en uno de sus síntomas: presentar una conducta confusa y desorganizada. Los casos a mencionar a modo de ejemplo son de veracidad indubitable, pues provienen de los propios afectados, al ser obtenidos de sus reportajes o manifestaciones en redes sociales. El contagio se manifestó a comienzos de abril (dólar a $ 392), y tuvo un pico psicótico-emocional el 25 de abril cuando el dólar blue, (es el malo), alcanzó los $ 495.  El 17 de abril fue clave: mientras el ministro de Economía presentaba el mundial de fútbol Sub 20, la portavoz presidencial Cerruti explicaba en un video las causas de la inflación, y el presidente Fernández en un reportaje grabado en una vivienda particular dijo que le gustaría que Robert de Niro lo interpretara en la historia de su vida. El 18 de abril renunció el empresario y asesor presidencial Aracre, acusado de conspirar contra Massa, tras lo cual la esposa del ministro retuiteó que “es mi marido o el final”. Al día siguiente, posiblemente medicados,  se distribuyó una foto con Fernández y Massa sonrientes en el jardín de Olivos. El diputado Yaski, también afectado, públicamente le aconsejaba al presidente lo que debía hacer en el congreso del Partido Justicialista el día del 21 de abril. El ministro del Interior Wado de Pedro, pese a ser el único ministro que permanece en el cargo de los originalmente designados, expresó que aún hay funcionarios que no funcionan, y confesó que recién ahora se leyó la letra chica del acuerdo con el FMI. El 20 de abril en un acto en Ensenada, Fernández reclamó luchar para que “la maldita derecha” no llegue al poder, mientras el representante de esa maldición ideológica en el gobierno, Sergio Massa, continuaba gestionando ante el FMI un adelanto de miles de millones de dólares. En simultáneo, el 27 de abril la conductora política del Frente, Cristina Kirchner, daba en La Plata una “charla magistral”  titulada “»El FMI y su histórica receta de inflación y recesión». Días más tarde en otro acto en la misma ciudad y a 40 meses de gobierno, el diputado Máximo Kirchner pidió acordar un plan de gobierno con 10 o 15 puntos básicos. Y ante el desmadre de inflación y dólar, el piquetero/funcionario Pérsico declaró que hubo un pedido de Massa a la CGT y movimientos sociales para apretar a empresarios a fin de que bajen los precios. Hasta el momento, los brotes psicóticos masivos no han podido ser neutralizados.

La oposición, por no tener las urgencias de gobernar, sus psicosis son más controladas y menos dañinas. Los más afectados son Larreta, Bullrich, Carrió, Morales, Picheto y Manes, que presentan la peligrosa patología de querer ser presidente.  En cuanto a Milei, es una patología en sí mismo.

Buenos Aires, 10 de mayo 2023