Juego infantil con 30 políticos

Para analizar el actual desenvolvimiento político centrado en el tratamiento legislativo de la llamada Ley Ómnibus, es oportuno mantener el principio de la propaganda política, cuyos mensajes breves y de dudosa veracidad buscan ser masivamente entendibles, pero apelando a lo emocional en busca de subyugar. Principio que puede ser útil de ser aplicarlo a lo racional y formativo como sucede cuando se aprende a leer y escribir, para lo cual la palabra O-S-O debe coincidir con la imagen del oso, y P-A-T-O con la del pato. Para tal objetivo se puede plantear un juego compuesto de fichas divididas en tres cajas:

La caja “Políticos”, incluye 30 fichas con el nombre de legisladores en ejercicio que tienen actuación política desde hace décadas, muchos de ellos ex gobernadores: Corpacci, Juez, Alicia Kirchner, Ledesma de Zamora, Loustau, Manzur, Mayans, Parrilli, Recalde, Sapag, Suárez y Unac en el Senado. Barletta, Bordet, Casas, Cobos, Máximo Kirchner, López Murphy, Monzó, Moreau, Palazzo, Pichetto, Ritondo, Santilli, Snopek, Stolbizer, Soria, Valdés, Vidal y Yasky en Diputados.

La caja “Ideologías” posee 10 fichas con las supuestas variantes ideológicas que pululan en los análisis y discursos: radicalismo, peronismo, kirchnerismo, radicalismo K, peronismo federal, socialismo, desarrollismo, marxismo, populismo y neoliberalismo. Quien tenga dificultades para definir diferencias, puede usar como comodines la izquierda, el centro y la derecha.

La caja “Partidos, Coaliciones y Bloques legislativos”, se integra con 10 fichas con los Bloques actuales más representativos: Unión por la Patria, Juntos por el Cambio, La Libertad Avanza, Frente de Todos, PRO, UCR, Coalición Cívica, Hacemos Coalición Federal, Hacemos por Nuestro País e Innovación Federal. (nótese que a estos tres últimos bloques nadie los votó).

Puestas todas las fichas sobre una mesa y acorde a los antecedentes de los últimos veinticinco años, se verificará que es casi imposible encontrar una asociación coherente entre político, ideología y partido/bloque, situación que se transparenta cada dos años en el armado de las listas electorales. En el ejercicio de detectar las causales, un punto de partida razonable es el resultado electoral nacional del 22 de octubre pasado, que incluía una renovación legislativa parcial. La campaña, como mostraron los debates y como ya es habitual, careció de programas de gobierno con propuestas concretas, omisión que como ahora, se intentó disimular a través de intercambio de agresiones, amenazas y grandilocuencias farandulescas, incluido místicas. Massa exhibió un fuerte apoyo de las corporaciones relacionadas a prebendas y recursos públicos; Bullrich una hibridez interna que nunca terminó de explicitar los cambios (Larreta como precandidato, en un reportaje en Clarín el 26/02/23 expresó “Necesitamos en 100 horas, tomar 1.000 medidas”), y Milei formuló transformaciones con complejas resonancias académicas en lo programático, como la dolarización, pero potenció su identidad con un eslogan que interpretó el hartazgo social, al plantear terminar con las viejas castas de dirigentes. El resultado electoral ubicó primero a Unión por la Patria con el 36,58% de los votos, alcanzando el total de 138 legisladores; Libertad Avanza con el 30,04% y 46 legisladores, y fuera del balotaje, Juntos por el Cambio con el 23,85% y 116 legisladores. Datos duros que permiten tres deducciones: 1) ya desde octubre se conocía la debilidad legislativa de Milei; 2) el sistema electoral vigente impide al votante que tradicionales “castas” se mantengan en el poder legislativo; 3) el trípode conformado por las tres coaliciones que sumadas alcanzaron el 90,47% de los votos, hoy no existe. La segunda vuelta electoral el 19 de noviembre careció de sofisticaciones analíticas: el 55,69% de Milei respondió a un deseo de cambio y hartazgo social, y el 44,30% de Massa albergó continuidades corporativas para los negocios y subsidios como contención social. Cabe suponer que nadie pensaba que se votaba a coaliciones coherentes o a estadistas.

Paradójicamente esta liquidez abre un sendero difícil pero esperanzador si la información basada en datos estructurales veraces predomina por sobre los cruces de opiniones volcadas más al escándalo recreativo. La publicación en el diario La Nación del jueves 08 de febrero,que mostró en sus páginas 12 y 13 como votaron 55 legisladores los primeros 13 puntos de la Ley Ómnibus, por su claridad didáctica y visual, se asimila a la metáfora del juego infantil para analizar hechos políticos de modo comprensible, constatar que no todos los diputados están en un pie de igualdad en cuanto a sus votaciones, y saber que el término “traición” se aplica en acuerdos claves incumplidos entre líderes, pero en política legislativa lo correcto es hablar de “juego de intereses no explicitados públicamente”, incluidos los personales. Lo relevante, es que el actual debate y polémicas entre ejecutivo, gobernadores y legislativo, confirma que la atención ciudadana debe concentrarse en los 355 políticos que a nivel nacional tienen las responsabilidades institucionales y capacidad de decidir las imprescindibles transformaciones, siendo Milei la cabeza.

Buenos Aires, 14 de febrero 2024

Imágenes falsas y verdaderas

De los 355 elegidos por el voto popular (algunos en forma directa y otros a través de listas sábanas), que para evitar polémicas inútiles metafóricamente recibieran un perdón general por sus responsabilidades pasadas excepto las penales, 283 de ellos (pues se excluye a los 72 senadores), continúan debatiendo la llamada ley ómnibus, y por vías judiciales el decreto de necesidad y urgencia. Con el objetivo de que las aprobaciones y rechazos estructurales finales se transmitan a la sociedad de modo que sean masivamente comprendidas y sin intermediarios políticos interesados, vale continuar marcando aspectos de la comunicación política y sus técnicas propagandísticas, que suelen conspirar contra este deseo. Jean-Marie Domenach, en su reconocido libro “La propaganda política” del año 1950 (posguerra), señalaba que “sin actos que la apoyen, una propaganda no pasa de ser un mero verbalismo que crea ilusiones peligrosas”.  

Mencionados los principios del “eslogan”, cabe hacer referencia a un aspecto que preocupa a quienes  ejercen los vértices del poder o pretenden ejercerlo: la “imagen”. Concepto que aparece banalizado por las recurrentes mediciones fluctuantes de imagen, utilizadas cual elixir medieval para opinar que oposiciones destituyentes están a la espera de la baja de imagen de un gobierno y/o su presidente para endurecer sus acciones. Esta insustancialidad queda reflejada en la precisa definición de Maquiavelo, cuando refiriéndose al príncipe dijo que “los hombres en general juzgan más por los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, más pocos saben lo que eres”. Con el desarrollo de los medios de comunicación visual (es usual la referencia al primer debate presidencial  televisado entre Kennedy y Nixon en 1960), se potenció la preocupación por la imagen en los equipos de consultoría política, con un rol que bien describiera el especialista Hugo Haime en su libro “La imagen del poder”, del año 1997: “La habilidad del consultor no está en pensar cómo convierto a mi cliente o candidato en algo que la gente está dispuesta a comprar, sino en potenciar aquellos puntos fuertes que le permitan ser positivamente percibido por el electorado, tratando de neutralizar los aspectos negativos”. Aplicada esta definición a nuestro contexto político, la predominancia de aspectos negativos explica la dificultad de los consultores para armar una imagen consistente de quienes desde hace tres décadas son responsables de los fracasos económicos-sociales y fluctúan entre diversos espacios de poder.  Posiblemente este haya sido el desbalance que en cuanto a imagen, se produjo entre Larreta, Bullrich, Massa, muchos de sus asociados, y Milei.

Pero minimizada su influencia en cuanto a instrumento de valoración individual de dirigencias vastamente conocidas, la imagen adquiere un fuerte impacto ante la opinión pública cuando exhibe hechos políticos que tampoco se pueden “tocar”, como diría Maquiavelo, pero salvo que sean trucadas, otorgan un grado de veracidad que no poseen los discursos y los eslogans. Cabe citar dos ejemplos. En el campo de la corrupción, la icónica imagen del ex subsecretario de Obras Públicas José López intentando ocultar a medianoche y acompañado de una ametralladora, un bolso con nueve millones de dólares en un supuesto convento, transparentó en pequeña escala el volumen económico de la corrupción estatal-privada. En cuanto a lo gremial, fotografías y filmaciones mostrando a añejos dirigentes participando y aplaudiendo de pie el 29 de octubre pasado al candidato Massa en un acto de campaña, para tan solo 88 días más tarde, un 24 de enero, los mismos dirigentes denostar desde un palco al gobierno asumido el 10 de diciembre, confirmó la enorme resistencia que ejercerán los sectores corporativos privilegiados ante cualquier cambio que los afecte, con un detalle desde lo .discursivo: dichos sectores privilegiados no atacan solo los artículos que los afectan, lo que los expondría a un debate específico y público, sino plantean rechazar la ley y el decreto en su totalidad.

Para encubrir esta estrategia, los intereses corporativos con acciones callejeras de apoyo, mutaron en sagaces constitucionalistas y simulan haber leído todos los artículos de la ley y del decreto, para concluir que atentan contra los intereses del pueblo. 

Buenos Aires, 07 de febrero 2024

Letras y números dispersos

En la etapa infantil en la que se aprende a leer y escribir, que iguala a todos los sectores sociales, se enseña que el lenguaje se conforma con letras que deben ordenarse adecuadamente para formar palabras, oraciones y conceptos, y que para realizar operaciones matemáticas los números se relacionan a través de signos tales como suma, resta y otros; en ambos casos los procesos responden a reglas predeterminadas. Para diseñar mensajes, las propagandas políticas intentan mantener esta uniformidad de origen, pero no recurriendo a lo racional (pensar/aprender), sino a lo emocional (adherir/creer), como sucede con el eslogan. Pero cuando el mensaje en lugar de responder a un planificado diseño político se transforma en expresión de un hartazgo social generado por crisis económicas sistémicas bajo las mismas clases políticas y con una alta corrupción, las consecuencias son inmanejables. Ello explica que Milei no fuera elegido por el 56% de los votantes por ser anarco-capitalista o adherir a la llamada escuela austríaca cuyo mayor exponente es el economista, jurista, filósofo y premio nobel Friedrich Hayek, sino por haber caracterizado en su prédica a las viejas dirigencias como castas enriquecidas y ladronas.

Pero terminada la etapa electoral, y para continuar con el espíritu de que las opiniones y mensajes sean masivamente comprensibles, a las actuales palabras y números les falta sustentarse en una clara explicitación de la organización institucional que los interrelaciona y ordena en base a datos “duros” fehacientes, sea en lo estructural-burocrático (ministerios, organismos, agencias, institutos, empresas públicas, sociedades de derecho privado), y en lo operativo-numérico (funciones, personal, erogaciones, relación costos-beneficios sociales, resultados), imprescindibles para formular y explicar políticas consistentes y adoptar decisiones. Esta información la posibilita el desarrollo digital y la “Big Data”, que permite acceder a un gran volumen de datos con rapidez, por lo que esta falencia que se transparenta en los cambios de gobierno de distinto signo y abarca a todo el arco político, es producto de un secretismo que necesariamente deriva en corrupción, porque se practica para ocultar datos o asuntos que debieran ser de acceso público. La magnitud del problema la marca que a nivel nacional y considerando los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, se estima, pues no hay información oficial, que existen unos 8.000 cargos políticos.

Esta desinformación, que se replica en los gobiernos provinciales y municipales, permite que ante intentos de desactivar privilegios, los saqueadores de recursos públicos griten el eslogan “la Patria está en peligro”, o simulando indignación, declaren “con los viejitos jubilados no”, mientras mantienen vigentes los regímenes jubilatorios especiales. Mucho más relevante y formativo para la sociedad sería que por vía internet cada organismo oficial publique su estructura jerárquica, personal con sus funciones e ingresos, y como corolario, acciones de interés público concretadas y en gestión, para que cualquier ciudadano pueda juzgar por si mismo cuando “la Patria está en peligro”, y cuando lo están las corruptelas y privilegios.  Esta crucial tarea informativa solo la realizan parcialmente y con dificultades organizaciones privadas y periodísticas.

En cuanto  a la “debilidad” de Milei pese a haber obtenido el 56% de los votos, cabe considerar que existieron señales de cambio precedentes como las derrotas electorales provinciales de expresiones caudillescas, como en San Luis, Chaco y Santa Cruz entre las más representativas, que dejaron crisis económico- sociales extremas como las recibidas por Milei a nivel nacional. Otro aspecto no menor, es que las dos expresiones electorales predominantes desde hace dos décadas, como Unión por la Patria y Juntos por el Cambio según sus últimas etiquetas aún vigentes, terminaron licuándose para mutar en variopintos y fluctuantes bloques legislativos con creativos nombres pero conocidos personajes. Esta situación cabe considerársela como una oportunidad, siempre y cuando se asuma que la responsabilidad para definir un futuro de país recaerá en los 355 elegidos a nivel nacional para ejercer un poder institucional, por lo que lo relevante será evaluar las decisiones concretas que adopten, por sobre sus escarceos verbales que poco esclarecen y nada solucionan.

Buenos Aires, 31 de enero 2024

Fuerzas del cielo y del infierno

Para acompañar como simples ciudadanos los cambios estructurales imprescindibles, en la última reflexión del 2023 se planteó la necesidad de que los análisis y argumentaciones políticas, con independencia de la complejidad de los temas a tratar, sean comprensibles por todos los sectores socio-culturales por igual. Este objetivo se aplica en los eslogans, que son instrumentos de la propaganda y discurso político que se diseñan con frases breves y contundentes que buscan convencer masivamente, sin que sus veracidades sean verificables. Pero dicha masividad permite explicar más sencillamente sus contradicciones, falacias y plantear interrogantes. En la tarea también pueden servir las metáforas adecuadas, como el recuerdo del famoso libro UPA de la década del 40, con el cual aprendieron a leer y escribir varias generaciones asociando palabras con imágenes (la palabra O-S-O se acompañaba con la imagen de un oso), que sirve para entender que en el discurso político la correlación entre palabra y realidad, al igual que en los eslogans es poco habitual.  

Ya instalados en el 2024, cabe comenzar por la recurrente invocación del presidente Milei a la ayuda de “las Fuerzas del Cielo” para el desempeño de su gestión, lo que como contrapartida supone la existencia de “las Fuerzas del Infierno”, posibilidad planteada por el propio Papa Francisco, al reconocer la presencia del diablo en la tierra, que en vista de la pobreza y degradación de vastos sectores sociales en contraposición con el enriquecimiento de funcionarios, sindicalistas, empresarios e intermediarios defendiendo “al pueblo y a los pobres”, cabe pensar que en nuestro país los diablos abundan. Las reflexiones al respecto evitarán las abstracciones, identificando con nombres a quienes integran las fuerzas en pugna. Dado que la Biblia habla de varias bestias del Apocalipsis que bajo el número 666 se asocian al diablo, para nuestro contexto político se puede establecer el número 355 para identificar a quienes protagonizarán la lucha entre el bien (interés general), y el mal (corrupción y privilegios), al estar conformado por el presidente, vice, 23 gobernadores, jefe de la ciudad y 329 legisladores nacionales, quienes poseen la cuota de poder necesaria para concretar las transformaciones virtuosas, imprescindibles y sostenibles para nuestro país. Obviamente, alrededor de ellos se moverán intereses y personajes secundarios que aconsejan, influyen, presionan, amenazan o pervierten, pero no deciden.

Por ser ampliamente conocidos la mayoría de los nombres, antecedentes y entornos político-familiares de los 355 elegidos, la gravedad de la situación económico-social del país aconseja ejercer inicialmente la virtud del perdón respecto a los pecados pasados de todos ellos, excepto los penales, por dos razones: evitar caer en el oscurantismo inicial de “las grietas”, y la imposibilidad de catalogarlos ideológica y partidariamente, considerando sus permanentes fluctuaciones y realineamientos. Es más razonable juzgarlos de ahora en más. También se deberá tener presente que tanto los querubines celestiales como los demonios malignos suelen subyugar con sus discursos, y apelar a actuaciones y declaraciones públicas farandulescas para distraer y ocupar titulares marketineros que no solucionan las urgencias del país. Tal los casos del gobernador Quintela amenazando renunciar si triunfaba Milei, y del gremialista Pablo Moyano manifestando su preocupación “por el avance de la derecha”. La única defensa ante estos sortilegios dialécticos es evaluar cómo argumentan, actúan y votan (o se ausentan para no votar), según corresponda, los 355 elegidos. En principio atravesamos un halo místico inédito: jamás desde 1983 se registró en enero tan arduo trabajo de legisladores, y de tantos jueces habilitando sus juzgados para recibir amparos. ¿Serán las fuerzas del Cielo o picardías del Infierno?

Para concluir, cabe referirse al recurrente eslogan “luna de miel del presidente que asume”, repetido por conocidos analistas de distintas ideologías en relación a Milei, resaltando en simultáneo su debilidad política pese a haber triunfado en 20 provincias sin estructura partidaria, y por más de 11 puntos sobre la opción Massa, quien aglutinara a derechas, izquierdas, empresarios, intelectuales, gremialistas y dirigencia de la AFA. Ante lo cual convendría incursionar en la hipótesis de que en realidad la sociedad terminó su extensa luna de miel con vetustas dirigencias aferradas a privilegios empobrecedores, siendo el fenómeno Milei una mera resultante. Los 355 elegidos tienen la palabra.

Buenos Aires, 24 de enero 2024

Adornos navideños políticos

En un cierre de año coexisten balances de lo transitado y expectativas sobre el futuro. Para las reflexiones políticas, la brevedad y simplicidad de los eslogans y frases hechas grandilocuentes servirán como punto de partida para formular análisis más profundos, pero igualmente entendibles por todos los niveles socio-culturales en simultáneo. Para lograrlo se deberá individualizar a los responsables políticos de diseñarlos y propagarlos, en lugar de detenerse en segundas líneas que solo los repiten. El valor de esta personificación se basa en la regla propagandística llamada “del enemigo único”, basada en que los humanos prefieren enfrentar a personas visibles antes que a oscuras abstracciones. Lo señalado explica porque para críticas, en lugar de referirse a Juntos por el Cambio o al PRO es más contundente decir “macrismo”, o que para entender el devenir electoral del Frente para la Victoria, Frente de Todos y Unión por la Patria entre el 2003 y el 2023, sea necesario decir “kirchnerismo”. Esta anomia es producto de la pérdida de la condición de partidos estables y coherentes de la UCR y el PJ, reemplazados por etiquetas electorales de coyuntura que devienen en análisis políticos confusos, como mezclar peronismo, menemismo y kirchnerismo sin definir si son o no sinónimos, por lo que cabe pensar que no es lo mismo decir “peronismo”, que involucra a la memoria de Perón en las malas praxis actuales, que decir “peronista”, en la que la adhesión individual a Perón se justifica. De allí la necesidad de acoplar a la abstracción grandilocuente de los eslogans la personificación de quienes los elaboran y promueven.

Definir la “personificación” de quienes tienen las máximas responsabilidades políticas exige un ordenamiento jerárquico y cuantitativo, que se puede expresar con la metáfora de un árbol navideño llamado Argentina, decorado con 355 esferas divididas en dos colores: las azules identifican a 26 cargos ejecutivos (presidente, vice, 23 gobernadores y jefe de gobierno de la Ciudad), y las rojas a los 329 cargos legislativos (257 diputados y 72 senadores). Sobre estos 355 políticos recaerá el compromiso de generar los cambios estructurales virtuosos necesarios para afrontar las urgencias presentes, y trazar una institucionalidad consistente a futuro. La diferenciación por color responde a que nuestra manipulada legislación electoral personifica y cuantifica en votos a los elegidos para cargos ejecutivos (la excepción es la ley de lemas), mientras que los legisladores acceden a través de listas sábanas que quitan al ciudadano la capacidad de elegir, por lo que en la práctica muchos de ellos responden a quienes los ubicaron en las listas, o conforman mini bloques que nadie votó, o pasan de una coalición a otra, o se convierten en libres negociadores. Esta liquidez ideológico-partidaria es la que, más allá de los saludables debates públicos, exige concentrar la atención pública en las 355 esferas navideñas políticamente decisorias, poniendo en suspenso en lo inmediato debates estériles sobre los antecedentes individuales de cada legislador, para concentrarse en sus desempeños actuales.

El mega decreto desregulatorio anunciado por Milei el 20 de diciembre, con independencia de sus diversas y discutibles facetas brinda un ejemplo de la usual disociación entre eslogan y objetivo encubierto, al desnudar inicialmente un rasgo de las resistencias corporativas a los cambios que las afecten: el uso de la hipocresía.  A horas de emitido, sectores políticos, corporativos y hasta vecinos caceroleros mutaron en eminentes constitucionalistas, pese a convivir con un sistema político que promulgó desde la reforma constitucional de 1994 más de 780 DNU sin que fueran verificados por el Congreso, y que no cumple los fallos de la Corte Suprema, sometiéndola inclusive a un trámite de juicio político. Esta hipocresía presenta el desafío de recuperar la institucionalidad a futuro rompiendo con la trampa de repetir lo malo que “antes se hizo”, pero sin facilitar por ello los intereses de beneficiarios de prebendas y corrupciones a costa del erario público, que impedidos de promover el eslogan “nuestras prebendas y privilegios están en peligro”, están hoy unidos bajo el grito “¡Viva la Constitución, carajo!!”.

Aún quienes no profesen la costumbre del árbol navideño o sea muy pequeño para replicar las 355 esferas políticas colgadas en el árbol Argentina, al momento del brindis deberían tenerlas presente pues definirán nuestro futuro.

Buenos Aires, 27 de diciembre 2023

Próxima newsletter miércoles 24 de enero 2024

El eslogan en la política

El uso del eslogan no se agota en las campañas electorales, sino que es un instrumento habitual en la comunicación de un gobierno y en los debates políticos, por su condición de ser una frase breve fácil de recordar dirigida a lo emocional de los individuos, que llega a todos los niveles socio-culturales en simultáneo dando por sentado su comprensión y veracidad. Esta simplicidad se reflejó en el último debate entre los candidatos Milei y Massa, que pese a ser convocado para confrontar temas complejos de interés general ante una masiva audiencia televisiva, expertos asesores de campañas políticas aconsejaron a Massa lanzar a Milei una andanada de preguntas al estilo eslogan, exigiéndole que respondiera “por sí o por no”, sin mayores aclaraciones. Esta simplicidad lo convierte en una buena base analítica para desarrollar posteriores explicaciones o interrogantes.

El eslogan suele complementarse con una regla básica de la propaganda llamada “unanimidad y contagio”, fundada en la evidencia de la presión del grupo en la opinión individual. Jean-Marie Domenach, que en 1950 publicara “La propaganda política”, la ejemplificaba con tres sastres de Londres que en el siglo XIX dirigieron un petitorio al Rey, firmándolo “nosotros, el pueblo inglés”. Comprendida esta mecánica, vale citar la frase globalizadora “la gente”, que por su repetición por parte de políticos y analistas se asemeja a un eslogan, pero que carente de una cuantificación determinada, no sirve para definir situaciones o políticas en épocas de crisis, en las que es necesario definir acciones sectorizadas según las necesidades básicas no satisfechas o privilegios. En este caso “la gente” es un híbrido que actúa como pantalla para encubrir las responsabilidades de las dirigencias que provocaron esas situaciones extremas, sean políticas, sindicalistas o empresarias, que en las últimas décadas han actuado concomitantemente cuando de usufructuar recursos estatales se trata. Otras frases recurrentes que por su brevedad y repetición actúan como eslogans, es plantear si queremos “Estado o mercado”, o bien “achicar o agrandar el Estado”, como si estuviéramos ante un sastre al que pedimos nos adapte los pantalones según hayamos aumentado o reducido nuestro peso.

En primer lugar, dado que el concepto Estado refiere a una forma de organización política, social y económica, corresponde hablar de Gobierno, que es la parte encargada de llevar a cabo las funciones del Estado, que está conformado por instituciones y organismos burocráticos con responsabilidades indelegables (educación, salud y seguridad públicas), además de poseer el monopolio fiscal, legal (legislar, ejecutar y juzgar), y de la fuerza (instituciones armadas). Estas funciones básicas son de aplicación en cualquier país con independencia de su sistema político, por lo que la opción “Estado o mercado” es falaz, y hace sospechar que intenta encubrirlos los fracasos o complicidades de quienes ejercen funciones políticas públicas, en muchos casos producto de la patología que en cabeza de los gobiernos, encadena mafias, fascismos y corrupción. Contexto en el que a los funcionarios públicos y privados asociados los une el dinero, no ideologías de derecha, centro o izquierda.

Muchos dirigentes que declaman defender al Estado y/o Gobierno, mimetizándolos con la Patria, no explican sus fracasos de décadas en el desarrollo del país, o bien intentan evitar toda posibilidad de racionalizar y modernizar la estructura estatal afirmando que “no mueve el amperímetro” desde lo económico, lo que no es verdad si se realiza atendiendo los siguientes frentes administrativos en simultáneo: 1) ejemplaridad (en cuanto a idoneidad, capacidad y honestidad de funcionarios); 2) equidad (igualdad de oportunidades para el ingreso a la administración pública y destierro de los nepotismos); 3) organicidad (en cuanto a armados de organizaciones estatales racionales sin superposición de tareas, y con velocidad de respuesta ante los desafíos); 4) racionalidad presupuestaria (en cuanto a interrelaciones jerárquicas y optimización de recursos). De cumplimentarse estos requisitos a nivel del gobierno nacional, provincias e intendencias, más de un economista se sorprendería ante el enorme beneficio económico-social resultante.

Buenos Aires, 20 de diciembre 2023

Brevedades engañosas

La formulación de mensajes simples y breves, para que sean masivamente entendibles apelan a palabras que presuponen maldad (mafioso, fascista), virtud (igualdad, soberanía), o combinan opuestos, poniéndose el emisor del lado positivo (democracia o mafia). Esta regla llamada “de simplificación” se potenció con la brevedad que exigen las redes sociales, donde se opina sin profundizar. Por ello cuatro palabras de uso habitual en los debates políticos merecen una definición inicial que supere la brevedad del eslogan, porque identifican a sectores que intentarán mantener privilegios e impedir los cambios virtuosos que demanda la sociedad: mafia, fascismo, espionaje y corrupción.

Mafia.- Originada en Sicilia, el sociólogo italiano Gaetano Mosca la definía como una estructura de poder paralela, surgida por incapacidad o complicidad del Estado. Sus negocios privados (prostitución, juego, contrabando), requerían de coberturas estatales (funcionarios, policías, jueces), logradas mediante sobornos o amenazas. Tras la Segunda Guerra surgieron mafias en cabeza del Estado para saquear dineros públicos, que son los más desprotegidos y fácilmente obtenibles. En este caso los privados (contratistas, proveedores, concesionarios), pasaban a ser cómplices externos de funcionarios públicos. Para poder decir ante un escándalo de corrupción“el presidente, el vice o el ministro no podían saberlo”, se diseñan confusos circuitos burocráticos. Sean los corruptos privados o estatales, utilizan información privilegiada, sobornos, tráfico de influencias, evasión fiscal, lavado de dinero, extorsiones, fraudes, malversaciones y prevaricación. Los empleados o funcionarios honestos que se rebelen, carecerán de toda apoyatura gremial en su defensa.

Fascismo.- “Fascio” es un término italiano que describe a un conjunto de varillas consideradas frágiles individualmente, pero fuertes si se unían, principio simbólico aplicado a organizaciones políticas. En 1919 Mussolini fundó los “fascios” de combate, que eran “escuadras” de acción directa (camisas negras), que derivaron en un partido político que intentaba organizar la economía y las relaciones entre clases en nombre de “los intereses superiores” de la nación. En febrero de 1934 se crearon las corporaciones, que inspiradas en la idea de “representación de intereses”, reunían por cada sector productivo a sus empresarios y trabajadores, De sentido nacionalista, ideológicamente promovía la uniformidad cultural, autarquía económica y autocracia política. Tras la derrota militar en 1945, el fascismo dio lugar al populismo, que puede ser de derecha o izquierda. Por lo que el término “casta” empleado exitosamente por Milei en su campaña, de ahora en más deberá sustituirse por “corporaciones”, muchas de las cuales encabezarán la resistencia a perder privilegios,

Espionaje.- En primer lugar debe asumirse que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) como tal no existe, por incumplir el artículo 2do. de la ley 25.520, que le adjudica la misión de obtener, sistematizar y analizar información específica de “hechos, amenazas, riesgos y conflictos que afecten la seguridad exterior e interior de la Nación”. Por el contrario, el organismo se dedica solo a espionajes políticos domésticos, carentes de inteligencia o contrainteligencia, por lo que no es casual que en su conducción roten políticos, legisladores, fiscales y empresarios sin idoneidad y formación específica, situación inédita a nivel internacional. Una alternativa sería pasar el organismo al ámbito de la Policía Federal, que posee extensión territorial, contacto con todas las esferas sociales, y personal de carrera mucho más profesionalizado.

Corrupción.- La etimología de la palabra es “arrebatar, alterar la forma de algo, quitar alguna cosa con fuerza”, lo que engloba tanto a las variantes delictivas (robar), como a deformaciones institucionales no penalmente punibles, pero diseñadas para generar un “estado de corrupción”, cuyos actos corruptos son planificados, sistemáticos, ejecutados y/o avalados desde el Estado, y cuyos corruptos activos necesitan del silencio o complacencia de cómplices pasivos, penalmente inocentes. Entender esta interrelación entre corrupciones delictivas e institucionales lo ejemplifica un reciente escándalo. Meses atrás, el titular de un periódico expresaba: La Legislatura de la provincia de Buenos Aires sesionó solo una vez en seis meses y tiene a los diputados y senadores más costosos del país. Cuenta con un presupuesto de $62.100 millones y en lo que va de 2023 la actividad en el recinto fue casi nula. Por año, cada senador requiere de un gasto de $557,6 millones y  un diputado, de $397 millones”. Esta corrupción institucional fue el caldo de cultivo precedente para que surgiera el caso delictivo del empleado apodado “Chocolate”, y explicara el silencio de todos los sectores opositores, que “nada sabían”.

Un aspecto común a mafias, espionaje y corrupción refiere a que las denuncias o carpetazos se usan para degradar, presionar, negociar, especular, pero jamás pretenden llegar a un juicio oral y público que desnude tramas. Ejemplo, las resistencias y dilaciones para iniciar el juicio por coimas en la obra pública.

Buenos Aires, 06 de diciembre 2023

El UPA político

El extenso desarrollo de la reciente campaña electoral transparentó vicios que merecen analizarse con los mismos principios propagandísticos de los mensajes, que por ser dirigidos masivamente a todos los niveles socio-culturales, deben ser simples, breves, fácilmente recordables y adaptados al menos inteligente de los individuos, complementados con acciones acordes, estrategia que de algún modo recuerda la etapa infantil en la que aprendemos a leer y escribir. En la década del 40, con una educación pública casi excluyente y ejemplar, el educador y periodista Constancio C. Vigil creó el libro UPA, palabra que remite a la acción de un adulto levantando a un niño del suelo, con el que millones de argentinos de todas las clases sociales aprendieron a leer, asociando palabras con imágenes. Las diferencias estriban en que el UPA apelaba a lo racional para educar, mientras que la propaganda política apela a lo emocional para convencer, o inclusive engañar. Por ello las palabras a desentrañar de los mensajes políticos no serán “mamá, papá, oso” como en el UPA, sino “Estado, gobierno, derechos, privilegios”, entre muchas otras. También se deberá tener presente que mientras en el UPA infantil la palabra “oso” coincide con la imagen de “oso”, en política “privilegios” puede ser disfrazada de “derechos”, o el tangible “gobierno” mimetizarlo con el abstracto “Estado”, o el más ampuloso “Argentina”.

Existe coincidencia que en la campaña electoral se concatenaron tres hechos inéditos: 1)  que un gobierno con altos índices de inflación, pobreza y malas praxis, tuviese serias posibilidades de triunfo; 2) que una oposición conformada por UCR, PRO y Coalición Cívica consolidada desde al menos ocho años, no pudiera acceder siquiera a un balotaje; 3) que un candidato autoproclamado liberal, con nula estructura política, mínimos soportes económicos y anunciando políticas económicamente restrictivas, triunfara por once puntos sobre un supuesto “peronismo unido”, sostenido en una campaña multimillonaria. Pero se omite el hecho más importante para lo que se avecina: la exteriorización explícita del significado de la palabra “casta”, utilizada por Milei como eficaz eslogan para englobar a dirigencias responsables de la degradación del país, como consecuencia de la adhesión pública, simultánea y sostenida al candidato Massa, por parte de altos funcionarios públicos, gobernadores, dirigencias sindicales, empresarias, universitarias, científicas, artísticas, piqueteras, de la AFA, e inclusive de supuestos opositores como Morales, Lousteau y Jacobitti, que invocaron neutralidad para disimular adhesión. Esta confluencia planificada se basa en la aplicación de la regla propagandística llamada de “unanimidad y contagio”, basada en la presión del grupo por sobre la opinión individual, para lo cual dichos actores invocan la representación excluyente de abstractas mayorías corporativas, o simbologías como Patria y Libertad. Soslayando que en un sistema democrático, quien puede ostentar la representación del interés común por sobre los sectoriales es el ungido presidente como resultado de una compulsa electoral. No casualmente algunos de los representantes corporativos como Daer, Catalano, Biró, Weiss entre otros, en un contexto de pobreza nacional inadmisible, han iniciado la estrategia de reclamar y/o amenazar para que nada cambie. El perfil de los reclamantes recuerda una situación vivida por el entonces presidente Raúl Alfonsín en un discurso pronunciado en agosto de 1987 en Chos Malal, provincia de Neuquén, en un contexto de serias dificultades económicas. Interrumpido con silbidos y gritos encabezados por un morrudo militante que reclamaba por el hambre de la población, Alfonsín, cansado de sus quejas y mirándolo a los ojos, le dijo: “A vos no te va tan mal gordito,¿no?”.

Sirva la anécdota para diferenciar entre los reclamos de los “gorditos” que intentarán mantener sus privilegios a costa de recursos y prebendas estatales, y las necesidades de ciudadanos enflaquecidos y empobrecidos. Vale concluir con un acertado comentario del politólogo Andrés Malamud formulado en un reportaje: “Si el modelo estatista y corrupto hubiera llevado al crecimiento económico, hubieran ganado los estatistas y corruptos. El problema es que fueron estatistas, corruptos e incompetentes”. La combinación de reglas del libro infantil UPA y de la propaganda política, se utilizará en la próxima reflexión para asociar las palabras mafia-fascismo-espionaje-corrupción, que los políticos usan solo como recurso para agraviarse, pero que para la ciudadanía representan una cruel realidad.

Buenos Aires, 29 de noviembre 2023

¿Quién ganó la elección?

Ganó Massa. Ganó Milei. La presente reflexión se elaboró sin conocer al triunfador, por lo que el encabezado refería a las dos opciones posibles. Conocido el resultado que cierra el ciclo electoral con Milei presidente, se puede incursionar en una etapa analítica no sospechada de favoritismos, para profundizar en aspectos que condicionarán la política aún desconocida del próximo gobierno. El más importante, es que las estrategias de campaña ratificaron la existencia de un sustrato político-institucional en el que coexisten mafia, fascismo, espionaje y corrupción, palabras usadas para agraviar o impactar, pero que son realidades que explican el atraso del país. No en vano la campaña se inició con funcionarios y gremialistas asociados al usufructo de recursos públicos, planteando “sangre en las calles” ante eventuales triunfos de Juntos por el Cambio o la Libertad Avanza. De igual modo, el llamado a la “unidad nacional” es una estrategia de cúpulas corporativas consolidadas para avalar medidas que descargan los costos de las malas praxis, privilegios y corrupciones solo en los ciudadanos comunes, como quedó demostrado en las crisis 1989-90 y 2001-02, pues de ser las medidasequitativas y virtuosas para el bienestar general, tal convocatoria ofreciendo cargos a recientes adversarios carecería de sentido.

La reciente campaña tuvo la virtud de que el eslogan “la casta” instalado por Milei para sintetizar el hartazgo social con las consolidadas continuidades de las clases políticas y corporativas ruinosas, su significado conceptual pasara a corporizarse cuando altos funcionarios, dirigencias sindicales, en especial estatales, empresarias, universitarias, científicas, artísticas, y de supuestos opositores como Morales, Urtubey o la izquierdista Myriam Bergman, entre otros, apoyaran de modo coordinado y simultáneo a Massa, pues ante el temor de que Milei provocara “un salto al vacío” que afectara a sus privilegios en una sociedad empobrecida, era preferible el malo conocido para que nada cambie. Teniendo como fondo una millonaria campaña propagandística a una escala de saturación inédita en la historia electoral argentina, con utilización de niños inclusive, que se expandió por todos los ámbitos públicos y privados posibles, con promotores directa o indirectamente relacionados con recursos del Estado, situación que transparentó dos de los vicios estructurales existentes: Mafia en cuanto a tipo de mensajes y aportes económicos, y Fascismo como técnica de propagación sustentada en bienes y personal del Estado. Quienes se dedican a la docencia en ciencias políticas, propaganda y manejo de campañas, debieran recopilar toda la información disponible para usarla como base de estudio, por ser inédita. Queda un interrogante: ¿aceptarán éstos sectores políticos y corporativos participar de los costos de las duras medidas económico-sociales que se aproximan?

El debate entre candidatos aportó enseñanzas en lo comunicacional, que de ahora en más estará dirigido a justificar las medidas de gobierno que se adopten. Dado que lo político suele priorizar lo gestual y discursivo por sobre la veracidad y claridad, será importante desentrañar las consecuencias de los anuncios, detectando falacias y omisiones. Por ejemplo, en el debate no era importante polemizar sobre quién lo ganó, sino destacar que perdió la sociedad ante la ausencia de propuestas concretas. En cuanto a la experiencia política de los contendientes, puede ser un factor aceptable pero no concluyente, como muestra la perdurabilidad que presentan muchos responsables del atraso del país, y menos aún relacionarla con la credibilidad. En el debate, la declamada experiencia de Massa no se apartó de un rígido libreto elaborado por consultores catalanes y brasileños, que incluyó el detalle de toser, y un “zanchettazzo” al exigirle a Milei que explicara porque no le habían renovado una pasantía estudiantil en el Banco Central. También fue engañoso plantear “no hablemos de Macri y Cristina. Esto se decide entre vos y yo”, cuando ambos están necesariamente insertos en estructuras y contextos preexistentes, y nuestras dirigencias políticas consolidadas nunca pierden elecciones; solo se reacomodan. Finalmente, el triste ejemplo de la volubilidad de algunos dirigentes de Juntos por el Cambio al invocar neutralidad para ocultar adhesión, indica que a las oposiciones deberán evaluárselas por sus acciones concretas y no por sus declaraciones públicas.  

Buenos Aires, 20 de noviembre 2023

Del miedo virtual al real

El hecho de que el miedo haya sido inoculado a la sociedad por políticos contra políticos, indica que tras definirse la presidencia el próximo 19 de noviembre, el miedo imaginario (campaña electoral), continuará en su versión real (acciones de gobierno). Así triunfen Massa o Milei, los argentinos despertarán el lunes intentando seguir sobreviviendo en el mar, mientras los botes salvavidas estarán ocupados por oficialistas y opositores en busca de seguir manteniendo privilegios, lo que augura que por voluntad propia no harán las reformas institucionales y operativas virtuosas necesarias. Promoverlas será el desafío de organizaciones y ciudadanos alejados de los círculos de poder responsables del atraso y la pobreza. En tal sentido, el gobierno integrado por la tríada Fernández-Kirchner-Massa brinda valiosas enseñanzas.

Nuestra relación gobierno-círculos de poder la explicita Maquiavelo, cuando al referirse a los principados civiles, señala que “un príncipe hábil debe hallar una manera por la cual sus ciudadanos siempre tengan necesidad del Estado y de él. Y así le serán siempre fieles”. En cuanto a los ámbitos de poder, expresa que “el príncipe cuyo gobierno descansa en soldados mercenarios no estará nunca seguro ni tranquilo, porque están desunidos, son ambiciosos y desleales”. Vale aclarar que esta precisión refería a la política florentina del siglo XVI.

Partiendo de que el voto y el nivel de representación de los elegidos para cumplir con sus votantes marca la esencia de una democracia, el actual proceso electoral brindó un muestrario de tergiversaciones. En las internas de las PASO, con posibilidades de triunfar en la elección presidencial quedaron Massa por el oficialismo, con Bullrich y Milei como opositores. El primer análisis numérico de las PASO, según discurso opositor, indicaba que el 65% de la ciudadanía reclamaba un cambio, y terminar con doce años de kirchnerismo. Pero tras la primera vuelta electoral, que dejó a la candidata Bullrich fuera del balotaje, las dirigencias de Juntos por el Cambio mutaron de diagnóstico e ingresaron en un marco de inconsistencias e hipocresías. Mientras Bullrich y Macri acordaron el apoyo a Milei para el balotaje, los radicales Morales y Lousteau anunciaron en conferencia de prensa una curiosa neutralidad, pues de inmediato aclararon que no querían el triunfo de Milei, postura a la que se acopló Larreta. Y en cuestión de horas, Morales terminó militando por Massa. Posteriormente otros sectores políticos fueron más claros en favor de Massa, al plantear que no querían dar “un salto al vacío”, frase que hace suponer que para mantener sus consolidados privilegios conviene continuar con los pies sobre la tierra, y apoyar al Fullero entes que al Loco, según los apodos cruzados entre políticos, aunque ello implicara prolongar el gobierno de los hasta pocos días antes denostados dieciséis años de kirchnerismo (Cristina, perdona a los conversos) Moraleja, quienes darán el temido “salto al vacío”, triunfe quien triunfe el próximo domingo, serán nuevamente la postergada sociedad argentina. Estas ambigüedades y oportunismos arrojan enseñanzas e interrogantes: 1) el problema no es como votan los humildes o sojuzgados, sino como votan las clases dirigentes beneficiarias que nunca pierden elecciones, solo se reubican. Por ejemplo, cuatro gobernadores que perdieron en sus provincias, ingresaron en el Senado. 2) en una campaña en la que abundaron grandilocuencias y espiritismos para suponer que pasaría si ganara “el otro”, cabe un ejercicio místico: ¿qué cambios hubieran hecho realmente la voluble fórmula Larreta-Morales en caso de haber alcanzado la presidencia?

A partir del lunes se ingresará en los conocidos “sacrificios patrióticos”, para que nada cambie respecto a quienes legal o ilegalmente usufructúan y/o saquean recursos del Estado. Para detectar los nuevos engaños, los hechos políticos y judiciales resonantes no deberán analizarse en forma aislada, sino insertos en una trama delictiva consolidada, que permitirá observar por ejemplo, que los casos Nisman, política exterior, Insaurralde, estafas en la legislatura bonaerense, juicio político a la Corte, espionajes de la AFI, un sistema electoral amañado, entre otros asuntos, son secuencias de una trama que repite personajes, estrategias operativas, recursos propagandísticos e impunidades. Para el ejercicio de entender las tramas, y aprovechando que las dirigencias estarán abocadas a la estresante tarea de distribuir y crear cargos públicos, es importante clarificar conceptualmente los términos mafia, fascista, espionaje y corrupción, que suelen presentarse más como insultos aislados o recurso discursivo de ocasión, que como crudas realidades existentes.

Buenos Aires, 13 de noviembre 2023