Riñas entre castas

Los debates y mensajes cruzados entre las castas políticas se asemejan a riñas familiares, producto de la liquidez institucional y programática causada por expresiones partidarias carentes de identidad sostenible en el tiempo y de líderes excluyentes, que son reemplazadas por coaliciones híbridas con rasgos nepotistas y candidaturas oportunistas, cuyos objetivos son los de obtener y conservar poder. Las adhesiones políticas circunstanciales se obtienen negociando cargos y privilegios, provocando un crecimiento desmesurado de estructuras estatales ineficientes y gravosas.  

Los debates, que a diferencia de la propaganda masiva unidireccional (del emisor a las masas receptoras), son multidireccionales con réplicas y contraréplicas, en lugar de basarse en argumentar en favor de proyectos nacionales superadores, nos sumergen en un patético espectáculo público de frivolidades, acusaciones y escasas verdades. De allí la necesidad de que los ciudadanos desarrollen sus propios análisis críticos, porque en el futuro inmediato los cambios surgirán de las presiones sociales (corrupción, educación, salud), y no de viejos actores políticos. Para ello el objetivo será detectar engaños u omisiones de campaña con efectos nocivos a futuro, obviando los antecedentes de contradicciones y falacias de muchos políticos, ampliamente conocidos por la didáctica tarea cumplida por los medios de comunicación. Asumiendo que lo peculiar de las castas políticas no reside en sus “grietas”, sino en sus similares estrategias discursivas, muchas veces sustentadas en el cinismo (mentir para defender acciones condenables u ocultar intereses sin sentir culpabilidad). En este juego dialéctico, el que gobierna deberá ser juzgado por su gestión, y la oposición por su responsabilidad de presentar alternativas superadoras unívocas, factibles y veraces.

Cabe comenzar con los mensajes del presidente Alberto Fernández, por ser la máxima autoridad institucional y comunicacional. Sus publicitadas y replicadas declaraciones y conductas contradictorias pasadas y presentes, si bien no difieren de las de Cristina Kirchner, Massa o Solá, entre muchos otros tradicionales políticos, sorprenden por su escasa capacidad argumentativa, considerando su actuación como docente en derecho y tradicional declarante en medios públicos. En cuanto a mencionarlo peyorativamente respecto al manejo del poder, se está obviando una novedad institucional inédita: por primera vez la gestión de gobierno no se asociará a una individualidad (Menem, Kirchner o Macri), sino al binomio Alberto Fernández-Cristina Kirchner, dado el innegable rol de la vicepresidenta en la toma de decisiones. Hecho que además desactiva el mito de la poderosa y mágica lapicera presidencial.

Respecto a la oposición, se destaca el neurólogo Facundo Manes, primer candidato a diputado en la interna de “Juntos” en la provincia de Buenos Aires. La intención marketinera de asociarlo con renovación por no provenir de la política, presenta una contradicción que se replica en el “Frente de Todos”: ocupar el primer lugar en una lista legislativa, es por decisión de viejos patriarcas políticos. Decisión que presenta dos riesgos: que la nueva figura actúe según objetivos no renovadores de dichos patriarcas (engaño al votante), o que en base a su fama lo haga según su criterio (riesgo de incoherencia grupal). En sus primeras declaraciones, paradójicamente Manes impactó en el cerebro de veteranos jefes de su coalición, generando un descontrol emocional en cadena. Tras confesar que quiere ser presidente en el 2023, reclamó “que no se usen los impuestos porteños en la campaña electoral” (mensaje dirigido a Rodríguez Larreta, que también quiere ser presidente), y comentó que Elisa Carrió años atrás le había ofrecido acompañarla como vicepresidente, lo que fuera desmentido por Carrió, tildándolo de mentiroso. Si algo faltaba, desde Jujuy el gobernador radical, lavagnista, massista y albertista Gerardo Morales, que también quiere ser presidente bajo el eslogan usado por Alberto Fernández contra Cambiemos “no haría un gobierno de Ceos”, acusó a Larreta de atacar a Manes.

Estas frases y hechos permiten que ciudadanos ajenos a castas políticas inicien el ejercicio reflexivo, en este caso para detectar si Manes se lanzó al debate solo, o está cumpliendo con un libreto que le entregaron viejos patriarcas.     

Buenos Aires, 04 de agosto 2021