Castas como forma de conducción

Los sistemas de gobierno determinan los estilos de conducción política. Lo que pareciera una obviedad deja de serla si se observan las diferencias institucionales, económicas y sociales existentes entre países donde las reglas democráticas predominan sobre las personas, y el poder es ejercido por representantes de los ciudadanos en forma rotativa, o por el contrario, son las instituciones las que se someten a grupos políticos estables que priorizan intereses sectoriales. En el primer caso los que ejercen el poder se identifican como clase política; en el segundo caso, como casta política. Lejos de ser un juego de palabras, esta diferenciación que también se manifiesta en lo discursivo y operativo, permite clarificar las causas del atraso de décadas de nuestro país.

Nuestras castas políticas, instaladas en el marco de una democracia imperfecta y autoritaria, presentan las siguientes características: 1) Permanencia por décadas en cargos públicos privilegiados; 2) Usufructo de recursos públicos, con excesiva carga impositiva; 3) Anomia ideológica, con predominio del interés de la casta; 4) Excepciones legales destinadas a beneficiar a las castas (fueros, sistema electoral); 5) Nepotismo, con elección arbitraria de familiares para ocupar cargos, lo que recuerda una característica histórica de las castas, que es el linaje o herencia familiar; 6) Disolución del principio de división de poderes (ejecutar, legislar y juzgar); 7) Alta corrupción, como consecuencia inevitable al conformarse en el tiempo sólidas cadenas de complicidad. Dado que nuestro sistema no es una dictadura, cabe preguntarse en que instrumentos se apoyan nuestras castas para lograr tamaña perdurabilidad. Inicialmente cabe mencionar tres: a) ausencia de un régimen de coparticipación federal de impuestos, obligación que fue incumplida en la reforma constitucional de1994, lo que genera fuertes dependencias de las provincias con el gobierno central; b) excepcionalidades otorgadas por el legislativo al ejecutivo en base a emergencias económicas, que facilitan arbitrariedades y restricciones democráticas; c) sistema electoral limitativo del derecho ciudadano a elegir a sus representantes, acomodándolo a necesidades de coyuntura (listas cerradas o sábanas; ley de lemas, modificación de calendarios electorales).   

Para subsistir, las castas generan estructuras conservadoras de poder y privilegios, repiten políticas anacrónicas y fracasadas, obtienen adhesiones a través de recursos estatales y practican estrategias discursivas oportunistas, ofensivas y carentes de solidez intelectual. No en vano sus integrantes, con independencia de los niveles de pobreza y subdesarrollo de sus gobernados, gozan de sólidas posiciones económicas, sea en forma legal o a través de la corrupción. Esbozado lo conceptual, es interesante detenernos en lo discursivo, que trasluce que temas priorizan y como argumentan ante la opinión pública las castas. Tres ejemplos, entre tantos que las castas plantean en redes sociales y declaraciones públicas, señala que los intereses que los ocupa son ajenos a las necesidades de una ciudadanía empobrecida y angustiada por la pandemia.  

1) Ante la polémica surgida por la renovación e integración de autoridades del PJ en la provincia de Buenos Aires, Grabois, dirigente piquetero y aspirante a integrar alguna casta, twiteó a quien pretende se respeten los mandatos vigentes: “Estimado Fernando Gray, que yo sepa Máximo es peronista desde que nació y vos militabas en la UCEDE con Alsogaray. La confrontación de ideas siempre suma pero largá el peronómetro y mejorá tu argumento”

2) Horas después que Alberto Fernández confirmara públicamente la salida de Marcela Losardo del Ministerio de Justicia, aclaró que uno de los posibles sucesores, el diputado Martín Soria (PJ-Río Negro), no tenía raíces kirchneristas porque su hermana María Emilia votó como diputada en el 2017 el desafuero de Julio De Vido, el ex ministro de Planificación expresó en las redes sociales: “Pareciera que haber votado el desafuero a un compañero perseguido sin haber siquiera sido indagado sería un mérito para designar al hermano como sucesor de la ministra Losardo. Esto define la miserabilidad inconmensurable de Alberto Fernández”

3) En la reciente interna en la provincia de Córdoba para elegir la nueva conducción provincial del radicalismo, se asociaron el senador Negri y el ex intendente Mestre, que protagonizaran una destructiva interna en el 2019 que les hizo perder la intendencia de la capital cordobesa, para derrotar al postulante Laredo, apoyado por el senador Lousteau. Para las castas es más importante una conducción partidaria que un municipio.

Vale aclarar que todos los partícipes de pujas entre castas no pierden el beneficio de usufructuar privilegiados recursos públicos. Si un ministro renuncia o es echado, pasa a ocupar un destino diplomático u otros cargos.

Buenos Aires, 17 de marzo 2021