Aprendizajes políticos básicos

La función de la educación pública básica es la de actuar como un igualador social que provea niveles básicos de entendimiento y análisis que permitan a cualquier ciudadano alcanzar la inteligencia que Maquiavelo denominaba “entender al menos lo que otros disciernen”. Virtud de la que carece la propaganda política moderna, que nacida a comienzos del siglo XX, no busca educar sino influir y dirigir la opinión pública con mensajes masivos que priorizan lo emocional antes que lo racional. Cuando el mensaje se sectoriza, se ingresa a las tareas de campo, como convencer a empresarios en un congreso, o a pobres del conurbano con la acción de punteros. Por ello es interesante decodificar la propaganda que se dirige a la sociedad en su conjunto, para lo cual hay que formar creativamente a los sectores sociales más postergados a fin de posibilitarles que formulen sus propios interrogantes, y detecten el sentido oculto y las contradicciones de los mensajes políticos, rompiendo con el preconcepto de que la adhesión de los pobres al kirchnerismo/peronismo es producto de su irracionalidad y/o bajo nivel cultural, cuando similar adhesión tienen vastos sectores corporativos, que a diferencia de los pobres, son muy ricos. Así como la escuela primaria nos igualaba para aprender a leer y escribir, similar criterio se debe aplicar para diseñar pautas analíticas que, comprensibles para todas las franjas socio/culturales, a modo de un entretenido juego plantee interrogantes personales trascendentes para la sociedad.

La palabra clave del juego para evitar preconceptos que impidan una visión general es equidad. En consecuencia, la problemática del delito común se debe tratar junto con la de la corrupción política; la de los planes mal llamados sociales con la de los planes de cargos políticos, y así sucesivamente. Superar esta crisis es y será duro, pero será imposible lograrlo sin desarmar privilegios y evitar saqueos a los recursos públicos. Menos aún gobernando a la manera de Don Corleone, negociando favores individuales y/o sectoriales con empresarios (léase dar dólares), o con grupos de presión piquetera (léase dar subsidios intermediados), para que la “familia” política mantenga el poder.

El primer ejercicio analítico básico consta de un listado de 100 políticos, economistas, sindicalistas y empresarios, relacionados con recursos, negocios y/o beneficios estatales, que tuvieron incidencia política relevante directa y/o indirecta durante los últimos 25 años, y muchos de los cuales desempeñan simultáneamente los roles de políticos, empresarios o sindicalistas. Como el ejercicio parte de un mismo valor de fichas, o sea de apellidos, no se incluyen valoraciones personales morales, éticas o intelectuales. El listado (se pueden armar otros similares), está conformado por los siguientes apellidos reconocibles:

A nivel político, Duhalde; Cristina Kirchner y familia; Macri; Alberto Fernández, Massa y familia Galmarini; Manzur; Zannini, Parrilli, Pichetto; Negri; Sanz; Naidenoff; Rossi; Rodríguez Larreta; Quintela y familia;Insaurralde, Katopopdis, Espinoza, Berni, Aníbal Fernández, Moreau y familia, Mussi y familia, Secco, hermanos Rodríguez Saa, hermanos Gioja; hermanos Capitanich, hermanos Urtubey, Gerardo Zamora y esposa, Soria y familia; Schiaretti y esposa, Ricardo Alfonsín, Felipe Solá, Scioli, Ritondo, Patricia Bullrich, Carrió; Gerardo Morales, Insfrán, Santilli, Donda, Carlos Alvarez, Raimundi, Basteiro, Eduardo Valdés, Vaca Narvaja y familia, Pérsico y esposa, Granados y familia y Descalzo. Como economistas Lavagna, Prat Gay, Loustau, Redrado, Batakis, Melconian, Kicillof y Nielsen. En cuanto a sindicalistas, Genta, Daer, Barrionuevo, Cavalieri, Lingeri, Moyano y familia, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez, Piumato, Santa María, Maturano, Baradel, Yaski, Biró, Palazzo y “Cachorro” Godoy. En el campo empresario De Mendiguren, Bulgheroni; Elsztain; Funes de Rioja; Eurnekian; Weiss, Werthein, Filiberti, Depresbiteris, Hugo Sigman; Eskenazzi y familia; Chernakoski, Caputo, Manzano, Vila, Cristóbal López, Gerardo Ferreyra, Coto, De Narváez, Braun, Roemmers, Belocopit, Marcelo Figueiras, Elsztain, Acevedo, Rocca, Pérez Companc, Midlin y Madanes.

Todos ellos, con independencia del resultado electoral mantendrán su presencia y/o influencia a partir de diciembre del 2023, por lo que el primer interrogante a plantear es el siguiente: ante este listado, cómo imagina el ciudadano que se puede producir un cambio profundo que derive en un sostenido desarrollo nacional, sin privilegios ni corrupciones?

Buenos Aires, 07 de diciembre 2022